Las obras de acondicionamiento de
las antiguas instalaciones de la Biblioteca Municipal y la
Casa de la Juventud para convertirlas en aulas nuevas para
el CEIP Mare Nostrum fueron visitadas ayer por la mañana por
el secretario general de la Dirección Provincial del MECD,
Carlos Ortega, y un técnico del Ministerio de Educación, que
se ha desplazado desde Madrid para comprobar el estado en el
que se encuentran estas obras y que tantas quejas han
levantado recientemente por los padres de los alumnos que
están matriculados en las aulas que están habilitadas.
Debido a estas obras, el inicio
del curso en estas aulas se retrasó unos días, dando
comienzo finalmente el pasado lunes día 14 de septiembre.
Ortega y el técnico del MECD
estuvieron visitando todas las dependencias que se
encuentran en obra, certificando que aunque las mismas se
están desarrollando a la vez que se están impartiendo clases
en las aulas del piso inferior, “ni los alumnos ni los
docentes corren ningún tipo de peligro”.
Precisamente ayer, se indicaba que
esta primera planta, donde se están llevando a cabo las
obras, cuentan con una serie de mallas y redes para evitar
que pueda desprenderse algún cascote al piso inferior.
Igualmente, fuentes de la
Dirección Provincial del MECD, tras visitar estas obras que
están siendo ejecutadas por la empresa ‘Tragsa’, han
asegurado que la misma, pese a que dieron comienzo hace
escasamente un mes, se encuentran bastante avanzadas,
mostrándose convencidos de que los plazos se cumplirán, por
lo que a primeros de 2016 estarán totalmente terminadas,
recordando precisamente sobre esta cuestión que esta obra
tiene un plazo de ejecución de cinco meses.
Pese a que desde el MECD se
insiste en que las obras no supone ningún riesgo ni para los
alumnos ni para el profesorado, y que las mismas se pueden
ir ejecutando de forma paralela a la impartición de las
clases, los padres siguen mostrando su malestar por esta
situación. Varios de ellos, comentaron ayer a EL PUEBLO, ya
no sólo es el riesgo de tener a sus hijos en un sitio en
obra, sino el molesto ruido que tienen que soportar durante
toda la jornada lectiva, haciendo por tanto referencia a la
contaminación acústica a la que se tienen que ver sometidos
los pequeños matriculados en estas aulas, y que deberán
soportar al menos, cuatro meses más.
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