Rabat y Casablanca lucen un día
fresco y soleado. La brutal canícula de julio y buena parte
de agosto ha dado paso a una agradable temperatura, que se
agradece por estos pagos africanos. Con todo, las
condiciones meteorológicas de la campaña agrícola 2014-2015
han propiciado una producción cerealista récord estimada en
115 millones de quintales (sic), un 5% más incluso que las
previsiones oficiales anunciadas en abril pasado, lo que sin
duda es una excelente noticia económica para el país pues
supondrá un considerable ahorro de divisas en importaciones
de trigo.
Como ayer les indicaba el dinero,
no solo en Marruecos, sigue moviendo votos y las acusaciones
se cruzan. Si el PAM (Partido de la Autenticidad y
Modernidad) o el Istiqlal (Independencia) buenos están para
ponerse gallitos, la realidad es que pese a todas las
críticas que quieran hacérsele al PJD en el gobierno, que
son ciertamente unas cuantas, no puede decirse que los
islamistas parlamentarios hayan metido la mano en la caja al
estilo de buena parte de sus antecesores, si bien el
istiqlalí Chabat en el transcurso de un gran mitin
organizado en Kenitra, feudo del PJD, en apoyo de su
candidato Mohamed Talmoust, además de cargar contra Benkirán,
“patrón de las promesas no cumplidas”, denunció la posesión
de importantes propiedades en el extranjero a nombre de
diputados del PJD. Supongo que Chabat tendrá pruebas, si
bien el aun alcalde de Fes podría estar, es una impresión,
lanzando avisos para cubrirse las espaldas de él y de sus
allegados. En Casablanca, la populosa capital económica del
Reino, personas afines al RNI (Encuentro Nacional de
Independientes) me comentan la condena el pasado 21 de julio
por el Tribunal de Primera Instancia de la ciudad, del
“islamista” (sic) Mustafa El Haya (PJD), vicepresidente del
consejo municipal, por haber acusado gratuitamente al
ministro de Economía y Finanzas, Mohamed Boussaid (RNI), de
prevaricación. O sea por tener la lengua demasiado larga,
pero no por poner las manos en la masa y llevarse un pizco.
Claro que no es solo cuestión de
dinero. En un “dejá vù” que me cosquillea el estómago, me
advierten desde Alhucemas que en la cercana Beni Bouayach
son un escándalo la inscripción de nuevos ciudadanos,
traídos expresamente para votar a una determinada formación
política recientemente cuestionada en la zona. No les digo
cual, pero entérense que conocido político es natural de la
villa rifeña y tirando del ovillo, ¡pim, pam, pum, ¡voilá!,
darán en el clavo. Por otro lado también me comentan la
forzada dimisión del wali de la región, Jaloul Samsam,
pudorosamente “suspendido de sus funciones por faltas
profesionales” al parecer por no haber ejecutado una
Directiva real en favor de un asunto relacionado con los
marroquíes de la emigración. Curioso asunto, pues tuve
ocasión de entrevistarme en alguna ocasión con el wali
Samsam y me dio una agradable impresión de hombre activo y
cabal.
Y si ayer les avanzaba el señalado
papel de las mujeres en la liza electoral el ministro del
Interior, el harakí Mohamed Hassad (Movimiento Popular),
recordaba el pasado lunes que con las disposiciones legales
vigentes “en los consejos comunales (municipios) y
regionales habrá un mínimo de 30% de mujeres, contra el 2%
en 1979”. Sin duda uno de los notables avances en los 16
años de reinado, nada fáciles por cierto, de Mohamed VI.
Veremos mañana desde donde cubro
estas elecciones, ya son unas cuantas en el haber. Como es
ya tradición pasaré buena parte del día en la sede rabatí
del PJD (Partido de la Justicia y el Desarrollo), en el
barrio de los Naranjos. ¿El resultado electoral? Desde luego
reñido y francamente incierto, no sé qué decirles. Si bien
Benkirán ya se ha apresurado a decir que el PJD volverá a
ganar “en cabeza” y que el diputado Abdelali Hamieddine
asegurara en una entrevista televisiva que “el PJD se
considera ya vencedor del escrutinio del 4 de septiembre”,
ésta vez yo no lo tengo tan claro. Hay varios imponderables.
Más que un eventual voto de castigo, el voto en blanco y la
abstención se perfilan como los grandes enemigos de las
urnas. Por otro lado si bien buena parte de la clase media,”
musulmana” sin duda pero no “islamista” (separen y digieran
el matiz, por favor) votó en 2011 al partido de la lámpara
en un contexto, nacional e internacional, particularmente
concreto, las condiciones no son ahora las mismas y el
desencanto es palpable. Particularmente, sé de varias
personas que en su momento votaron al PJD “por el cambio y
la estabilidad” y que mañana le retirarán la confianza.
También están los medios salafistas, movilizados masivamente
en las anteriores elecciones generales y que, vistos los
magros resultados para sus intereses (los indultos
concedidos a los jeques Kettani, Abou Hafs y Omar Hamdichi
fueron a título individual) podrían retirar mañana su voto
al PJD.
Otro dato llamativo ha sido el
descenso a la arena política de los ministros. Si de los
antiguos podemos citar a Yasmina Baddou, Mohamed Ouzzine,
Kharim Ghellab y Moncef Beljayat, entre el equipo del actual
gobierno son doce los que sin complejos se están ganando los
cuartos: cinco del PJD (Partido de la Justicia y el
Desarrollo), tres del RNI (Encuentro Nacional de
Independientes), tres del MP (Movimiento Popular) y uno del
PPS (Partido del Progreso y el Socialismo).
Esta tarde el PPS, liderado por el
secretario general del partido del libro y ministro, Nabil
Benabdellah, ha organizado una marcha multitudinaria en
Rabat mientras que en Casablanca, en la céntrica sede del
PSU (Partido Socialista Unificado) al lado de la residencia
Mariscal Mizzian, la actividad es intensa por parte de unos
militantes entregados a la causa mientras ultiman los
detalles para trasladarnos pateando a las 18.30 locales (una
hora menos en España) a la Plaza de las Naciones Unidas, en
una marcha batida por tambores organizada por la Federation
de la Gauche Démocratique como cierre de campaña. Durante la
misma y les escribo ya a uña de caballo, una enérgica y
convencida Nabila Mounib confiada en la alternativa de su
“Tercera Vía”, exhortaba al voto y recordaba el eslogan
escogido: “Actuemos todos juntos por el cambio”.
Haya salud.
Visto.
|