El drama de la inmigración golpea
de nuevo a la costa ceutí, que se cobró ayer otra víctima
mortal. Un varón de origen subsahariano perdía la vida en
Ceuta este lunes en la zona litoral de Santa Catalina donde
naufragó su embarcación, pese a los intentos estériles por
reanimarlo de los miembros de Cruz Roja desplazados hasta el
lugar, que lo intentaron durante casi una hora. Y pudo ser
peor porque a bordo de la embarcación viajaban 12 personas
más. Solo la buena o mala fortuna hizo que uno de ellos
perdiera la vida.
La fotografía que publicamos hoy
en portada golpea nuestras conciencias como un martillazo.
El drama de la inmigración y el rastro de muerte que éste
deja, frente a la vida cotidiana. Por más que se pongan
medidas, es muy difícil poner puertas al campo, cerrar de un
plumazo el acceso al llamado primer mundo. Además, los
parches no son suficientes para solucionar una situación tan
dramática como ésta. Hay que ir al fondo. Y desde luego lo
que debe evitarse, y es ahí donde debe implicarse la
sociedad moderna, es el peligro que las acciones
desesperadas provocan para los propios inmigrantes.
Ante el drama de la
inmigración es necesario inventar un sistema donde todos los
pueblos puedan vivir en igualdad de derechos. Donde se
repartan y estén más equilibrados los bienes a los que todo
ser humano tiene derecho: salud, educación, trabajo, etc.
Donde el centro sea la persona, sea ésta africana, asiática,
latinoamericana o europea... Así no sería necesaria la
emigración porque habría igualdad de posibilidades en todos
sitios. Está claro que para eso algunos saldrían perdiendo,
pero una gran mayoría saldría beneficiada.
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