Difícil lo tuvo el portavoz del Ejecutivo ceutí, Jacobo
Hachuel, cuando salió a justificar que no se hubiera
celebrado ningún acto institucional el pasado día 21 de
agosto, fecha en la que 600 años atrás los portugueses
conquistaron Ceuta. Hizo alusión en todo momento al mensaje
que el alcalde Vivas había expuesto en la reunión del
Consejo de Gobierno: “el orgullo” que supone “este hecho
histórico” y “la convivencia ejemplar y pacífica” que existe
en la ciudad. Pero en lo que, tal vez, pudiera haber dudado
el portavoz Hachuel en su exposición acaso fuera cuando
manifestó que “haber celebrado algo en concreto hubiera
pasado desapercibido”, y que la Ciudad fundamenta la
ausencia de actos oficiales en el hecho de que no se
“conmemora una fecha en concreto sino que la efeméride se
corresponde con todo un año”. ¿Habrá una excusa más burda
que la ofrecida por Jacobo Hachuel? ¿O, tal vez, nos quiso
tomar por tontos? ¿Cuántos actos se han celebrado durante
este año para conmemorar la llegada de los portugueses?
Además, ya a finales del pasado año se le retiró la
subvención de 70.000 euros a la Fundación Ceuta Crisol de
Culturas 2015. Y, a continuación, se cesó a su presidente,
Jesús Fortes, y, acto seguido, la Fundación se disolvió en
el mes de febrero de este año, y casi de inmediato nació la
Comisión Multicultural, de la que dos constituyentes, Luna
Blanca y la Asociación Al Idrissi, se descolgaron
inmediatamente de la citada Comisión Multicultural al tiempo
que anunciaban en la prensa que ambas no consideraban
oportuno conmemorar la llegada de los portugueses. Bien
sabía el portavoz, Jacobo Hachuel, y se le notó, que no era
cierto lo que estaba manifestando. Cuando se duda hay que
decir la verdad, y la verdad no es otra que el alcalde Vivas
se arrugó, no tuvo las suficientes agallas para celebrar un
acto institucional y conmemorar la llegada-conquista del rey
Joao I y sus huestes. La presión a la que le sometieron
relevantes políticos islámicos y sus seguidores, elementos
de la izquierda y desde cierta prensa ceutí desarmaron al
alcalde Vivas y acabó refugiado en su ya clásica y hueca
verborrea para echar mano de lugares comunes y manidos, como
“la convivencia ejemplar y pacífica que existe”. Pero acaso
se le pase por alto al alcalde Vivas que esa “convivencia
ejemplar y pacífica que existe” es debida, en su origen, a
la conquista de Ceuta por los portugueses, y, después, a que
Ceuta quedó en poder de España. Pues es obvio que si no
hubieran llegado los portugueses ahora no habría convivencia
ejemplar ni pacífica, puesto que no estarían aquí las
famosas cuatro culturas, Ceuta sería una ciudad islámica y
el corán y la sharia formarían parte de las leyes mediante
las cuales Ceuta sería gobernada. Asi que somos lo que somos
debido a la llegada-conquista de los portugueses, le duela a
quien le duela, se celebre o no. Miramos a Europa y no a
países islámicos anclados en la edad media.
Fue penoso, ese día 21, toparse
con grupos de portugueses vistiendo una camiseta blanca en
cuya parte posterior se podía leer “600 ANOS INVICTA ROTA DO
INFANTE”, alusión al infante don Enrique, nacido en Oporto.
Con los que hablé, lamentaron la falta de recibimiento
institucional por parte del ayuntamiento. Asistieron a un
par de conferencias, recorrieron las Murallas Reales y
asistieron al Festival Internacional del Salazón. Según creo
se toparon por casualidad con el alcalde en algún punto del
recorrido. Tal vez, el alcalde se hiciera el encontradizo
para, de ese modo, asegurar que estuvo con los portugueses a
los que dio la bienvenida y saludó. No, no era eso, alcalde,
lo que se merecían y, mucho menos, lo que esperaban los
portugueses.
Todo lo sucedido con la
conmemoración del VI Centenario ha sido un auténtico
disparate. Un disparate auspiciado por el alcalde Vivas que
ha hecho quedar en el más espantoso de los ridículos a
cuantos se implicaron en llevar a buen puerto la Fundación
Ceuta Crisol de Culturas 2015 y el VI Centenario.
Conferenciantes, políticos, asociaciones, todos ellos han
quedado colgados de la brocha porque al alcalde Vivas le
temblaron las canillas al pensar que se iba a ver solamente
con miembros de su partido en la celebración institucional
del VI Centenario. De entre todos los que colaboraron para
mayor gloria de la Fundación y la celebración del VI
Centenario, sería interesante conocer la opinión del
parlamentario ceutí Francisco Márquez, muy implicado en el
Centenario, y del cónsul honorario de Portugal en Ceuta,
José Ríos Claros, de cuya pared del consulado, en la Plaza
Ruiz, junto a la ventana, aún cuelga una gran enseña, un
gran estandarte, en el que se aprecia claramente “Ceuta
2015” y debajo “Fundación Crisol de Culturas”. Quizá no
merezca la pena que uno y otro se pongan a la tarea de
contarnos por qué no se celebró ningún acto institucional
para conmemorar el VI Centenario. Lo que pudieran decir tal
vez ya lo sabemos. Así que podrían ahorrarse el esfuerzo de
tratar de justificar lo que no tiene justificación.
Una “fecha histórica”, una ‘fecha
simbólica”, “la introducción de Ceuta en la modernidad”,
etcétera, pero no se ha conmemorado tal “fecha histórica”,
ha habido pudor para celebrar que “somos lo que somos”
debido a la conquista de Ceuta por los portugueses. “La
historia no celebra hechos ni fechas”, escribe Gómez
Barceló, de acuerdo, pero qué tiene eso que ver con que no
hayamos celebrado como se merecía el VI Centenario. No hay
disculpas que valgan para justificar el disparate cometido
con el VI Centenario. Pasear por nuestra ciudad ya nos
recuerda nuestro pasado portugués: nuestra bandera, nuestro
escudo, el aleo, el pendón, las Murallas Reales, los nombres
de calles y de algunos de nuestros vecinos, el IES Luis de
Camoens, la imagen de la Virgen del Valle, o la Portuguesiña,
(cuyo VI Centenario de su llegada a Ceuta de la mano de los
conquistadores se celebrará en pocos días, ¿asistirá el
alcalde?), etcétera. Sin embargo, ha sido tal el pudor que
el alcalde Vivas no se ha atrevido a celebrar el VI
Centenario. Esa es la verdad cruda y desnuda, pues la
celebración del VI Centenario podría ofender a quienes son
intransigentes e intolerantes, además de pertinaces en no
ceder para que otros se sientan a gusto y cómodos viviendo
en su propia ciudad.
“La más lamentable de las
faltas, la de carácter, está oculta y no se revela más que
con el uso”, dice uno de los personajes, Eduardo, en la
novela “Los monederos falsos” de André Gide. En efecto, el
alcalde Vivas no ha sabido oponerse, resistir, con firmeza a
las presiones de ciertos prebostes y sus adláteres de la
comunidad islámica, de la izquierda revanchista y
reaccionaria y del, llamémosle, periodismo lacayo, y ello ha
dado lugar a que aflorase su falta de arrojo.
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