No hay fiesta, o simple reunión
festiva, en la que no vaya acompañando, si es que no siendo
protagonista el mismísimo alcohol.
Esto hace que, de la misma forma
que, en determinados estable cimientos se anuncian
calcetines o camisas a unos precios atractivos, también, en
otro tipo de establecimientos se anuncian, con todo tipo de
alardes, situaciones como esta:” 3 copas + 1 gratis por 12
euros”.
Sencillamente alucinante, como
alucinante es que cualquiera de las plazas más importantes
de un pueblo o de alguna ciudad sirvan de cobijo a todos
aquellos jóvenes y menos jóvenes que se dedican a montar el
botellón, en cualquiera de los fines de semana.
Será libertad de acción, no lo
discuto, pero lo que nadie nos va a discutir es que hemos
entrado en toda la vorágine, en la que intencionadamente, y
con la anuencia, incluso, de ciertas autoridades, se está
haciendo un uso y un abuso tan tremendo del alcohol que casi
parece que estamos en “la educación para la bebida”.
Los bebedores empedernidos, de
ordinario, no acuden a este tipo de “festejos”, esos van por
otro camino, mientras que el camino escogido por una gran
cantidad de jóvenes y otros no tan jóvenes les puede levar,
precisamente a donde se encuentran esos que he llamado
bebedores empedernidos, para los que la vida no tiene
sentido sin el alcohol.
Y que a nadie le quepa la menor
duda de que esa “manía” por la bebida lo primero que logra
es hacerle vivir a uno una vida diferente a la suya propia,
le hace vivir una vida muy artificial y, especialmente,
alejada de la problemática de hoy, sin que tengamos que
afirmar que es la forma de vida actual la que le lleva a uno
a tirar del alcohol, por encima de lo demás.
Los tiempos traen modos y modas de
comportamiento, sin que podamos afirmar que nuestros días
son más idóneos para beber de lo que eran aquellos días en
los que eran jóvenes nuestos abuelos.
Sí es cierto que todo lo
artificial se impone con más fuerza y esa artificialidad que
le da a la vida la droga, cualquier tipo de estimulantes o
el alcohol, parece que está más de moda hoy de lo que estaba
hace 52 años, pongamos por caso.
Las fechas que estamos viviendo,
estos días, con el verano ya demediado hace días y con la
celebración de múltiples fiestas, especialmente, en las
tierra de tradición agrícola, hacen que hoy aquí y pasado
mañana, en la población de al lado, se celebre la fiesta de
la vendimia o la de la recolección de la mies y eso que
antes se celebraba con mucho jolgorio, a tono con la época,
ahora, aunque en algunas partes no haya recogida de mies, se
clebra con el aumento de chiringuitos en los que corre el
alcohol, especialmente, durante estos días para animar mucho
más el ambiente de la mayor part de la población.
Estoy escribiendo, al mediodía del
25 d agosto, son ferias en mi pueblo, y no sé como se dará
el festejo taurino de esta tarde, pero lo que tiene
asegurado un verdadero éxito es el botellón de por la noche,
incluso aunque como hace un par de noches cayera un buen
chaparrón, que haga cambiar el tiempo tan calurosos que
hemos tenido a lo largo de todo el verano.
Lo que decía al principio digo
ahora, es la etapa de la consumición de alcohol.
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