La Ciudad, y más concretamente las
áreas de Asuntos Sociales y Educación, han sabido aprender
de lo que podría llamarse errores, en relación a lo sucedido
el año pasado con los comedores escolares. Este año, gracias
a una mejor planificación y previsión, parece que esta
actuación para evitar que los jóvenes de Ceuta se quedaran
sin las tres comidas diarias durante la época estival, se
puede catalogar como todo un éxito, ya que de los
ochocientos alumnos que aproximadamente podrían ser
atendidos a través de este programa, finalmente tan sólo han
sido quinientos y además han podido disfrutar, no sólo de
esa comida diaria, sino de una gran variedad de actividades
enfocadas a reforzar los conocimientos adquiridos durante
todo el año escolar, así como actividades enfocadas a la
diversión.
Es reseñable esta buena
labor y a su vez exigible que, siguiendo esta tónica, la
Ciudad continúe trabajando en mejorar este programa y en
perfilar y limar esas pequeñas cuestiones que todavía pueden
ser mejorables. El Gobierno, quizás presionado por la
oposición y la sociedad, ha encontrado el camino correcto
para dar respuesta a estas familias, y especialmente a estos
pequeños, y ahora es cuando debe de seguir avanzando, una
vez encontrada la senda correcta, en lograr un programa
acorde con las necesidades de la sociedad y las
posibilidades de la administración. Se ha dado un primer
paso muy importante, pero el camino es largo ya que mucho
tienen que cambiar las cosas en esta ciudad para que
desciendan los niveles de pobreza que hoy por hoy ahogan a
una sociedad ceutí sumida también en el desempleo.
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