Al sur del Monte Hacho, en la costa sureste de Ceuta, se
encuentra una conocida cala, denominada con frecuencia como
la “Playa de la Pota”, en recuerdo de la antigua
potabilizadora, que se encontraba por allí. Sin embargo,
tiene otro nombre, como es conocida oficialmente, que es el
de la Cala del Desnarigado, y por eso mismo, la pequeña
fortificación que se encuentra dominando la zona, recibe el
nombre del “Castillo del Desnarigado”. No han faltado
proyectos turísticos que han usado ese mismo nombre, por el
atractivo de la pequeña leyenda que guarda esa área.
Julio Contreras Gómez se encargó
de organizar la recuperación de aquella antigua
fortificación que a lo largo del tiempo tuvo un accidentado
recorrido en su uso y conservación. Es así como se convirtió
en el museo militar que es hoy día. Contreras publicó un
libro explicando la historia del castillo y la nueva
organización del nuevo museo, y es en sus páginas donde
encontramos la mayoría de las leyendas que circulan hoy
sobre un temible corsario que anduvo por las costas de
Ceuta. Cita a Mascarenhas y a la obra de Manuel Criado y
Manuel Ortega, que relatan el episodio de un pirata conocido
como “El Desnarigado”, por la ausencia de su nariz, que
realizó en mayo de 1417 una osada operación nocturna contra
los portugueses, capturando a numerosos guardias y vigías
alrededor de la cala y del Monte Hacho, escapando
posteriormente con numerosos prisioneros cuando, por fin,
los cristianos dieron la alarma y organizaron una
persecución por mar con un desigual resultado.
Julio Contreras informa que un
“experimentado” submanirista, cuyo nombre no recuerda
(¿quizás Juan Bravo o alguien de su entorno?), le transmitió
oralmente el relato que leyó en alguna ocasión, que tampoco
recuerda dónde. Ahí habla de los orígenes de aquel pirata,
un esclavo que supuestamente trabajó en las minas del Rif y
que por ello se le cortó la nariz, práctica habitual para
marcar a los esclavos de las minas en aquella época y ser
identificados en caso de fuga. Relata asimismo que, tras
huir junto a un grupo de seguidores, se echó a la piratería
con tres pequeños barcos y estableció su base de operaciones
en la mencionada cala de Ceuta, antes de la conquista
portuguesa de la ciudad norteafricana. Contreras se muestra
convencido que el Desnarigado vivió anteriormente por esta
cala, o al menos la surcó en numerosas ocasiones. Supone que
su ataque nocturno, de gran osadía, no se podía realizar
ante una costa tan escarpada y defendida por recientes
conquistadores, y menos aún, que se hubiera atrevido a tan
siquiera idear, pensar, proyectar y planear la operación,
salvo que supiera muy bien lo que estaba haciendo. Esta
lógica hace que se reivindique como una figura propia de
Ceuta, si bien las fuentes históricas conocidas solo entran
en el detalle de su aparición y ataque en 1417, sin
especular ni afirmar la posibilidad de que viviese en esta
zona antes de 1415, año de la conquista portuguesa de Ceuta.
Por ello, se trata tan solo de una especulación lógica que
necesitaría alguna confirmación documental, ya que la
motivación de aquel ataque corsario podría deberse a otros
factores, como por ejemplo la guía de antiguos habitantes,
la pericia de los corsarios y/o su desesperación ante la
necesidad de conseguir un botín rápido. Por el momento, no
hemos localizado el texto que leyó el submanirista, que
sería de extraordinaria importancia.
Otro conocido libro contemporáneo
es el mencionado trabajo de Manuel Criado y Manuel Ortega,
que presenta un relato semejante sobre este pirata basado en
una crónica que se ha ido convirtiendo, quizás, en el gran
clásico de la historia de Ceuta, escrita ya en la época del
Antiguo Régimen -siglo XVII-: Jerónimo Mascarenhas.
Contreras está convencido que estos autores del siglo XX
siguen prácticamente el relato de Mascarenhas, pero debemos
mostrar dudas, ya que comete dos contradicciones casi
insalvables con la versión del cronista hispano-luso. Una es
que Mascarenhas afirma que Fernando Barreto no pudo alcanzar
a los corsarios, mientras que en Criado-Ortega se afirma con
mucha firmeza que Barreto rescató a todos los prisioneros.
Asimismo, Criado-Ortega citan al adalid Alfonso Muñoz, que
en Mascarenhas no se menciona en ningún momento durante los
pasajes del Desnarigado. Finalmente existen en la actualidad
artículos en los periódicos locales de Ceuta sobre este
corsario, destacando los trabajos de Francisco Sánchez
Montoya. Otro de estos artículos es el escrito por Manuel
García de la Torre en los años ochenta y que fue bastante
primerizo; pero sin embargo, debemos indicar que el
articulista cita a Alejandro Correa de Franca como un
cronista que relata las andanzas del Desnarigado, lo cual
resulta extraño, pues Correa de Franca nunca menciona al
corsario, por lo que creemos que lo confundió con la crónica
de Mascarenhas, al ser los dos grandes cronistas de habla
castellana de la ciudad de Ceuta, si bien uno es del siglo
XVII y otro del XVIII. Señalamos que Correa de Franca solo
escribe unas referencias sobre la fortificación y batería
que recibió el nombre del Desnarigado, y no habla del origen
de tal denominación, como ocurre en otros autores. Tal es el
caso de Lucas Caro, que además de mencionar la existencia
del Castillo del Desnarigado, señala que antiguamente la
fortificación era denominada “Finisterre”.
Jerónimo de Mascarenhas es figura
clave en la historiografía de Ceuta, y curiosamente, también
para la historia del Desnarigado. Suele ser el autor más
citado, y, en general, se le atribuye ser la fuente más
antigua conocida sobre este episodio. Pero solo en las
crónicas de habla castellana, porque existen fuentes
portuguesas anteriores, que sin duda inspiraron a
Mascarenhas, de origen portugués, pero partidario de la
unificación hispánica, por lo que se decantó por el bando
español. El relato de Mascarenhas se resume en un ataque
corsario con la toma de numerosos prisioneros, distribuidos
en las tres embarcaciones piratas, escapando cuando se da la
alarma, por lo que sale una nave cristiana en su
persecución, pero no con el objetivo de capturar a los
piratas, sino de entretenerlos en el mar hasta la llegada de
refuerzos, maniobra que tiene éxito. Cuando llega todo el
apoyo, los corsarios quieren huir, pero entonces el
Desnarigado, en un gesto que le valió la admiración
cristiana, los alentó a la pelea, de tal manera que los
corsarios plantaron cara, con un resultado más bien adverso.
El Desnarigado y su nave consiguió escapar, pero no
consiguieron hacerlo las otras dos que le acompañaban,
resultando que en una de ellas se ejecutaron a todos los
prisioneros cristianos, y en la otra se salvaron todos. Pero
el relato de Mascarenhas no termina en este episodio, porque
continúa con otra operación marítima, en la que se armaron
“tres grandes fustas” con la mejor y más valiente gente
musulmana de la zona del Estrecho. Fueron los capitanes de
estas tres embarcaciones: primero, el Desnarigado; segundo,
Abenzagao; y por último, Bucar Candil. Pedro de Meneses, el
gobernador portugués de Ceuta, preparaba una propia
operación de pillaje contra embarcaciones localizadas en la
zona de Málaga con tres fustas propias, y durante la
navegación se encontraron por casualidad, en la punta de
Bullones (Beliones), con la flota berberisca, que entonces
tenían otras tres naves de refuerzo, entablandose así un
duro combate. A pesar de la desventaja cristiana, la
actuación agresiva de los cristianos consiguió desequilibrar
la lucha, arrollando a los musulmanes con la acción del
resto de la flota portuguesa. Tras vencer y acabar con
sesenta enemigos, cuatro de ellos muy famosos, según
Mascarenhas, pero no señala si el Desnarigado estaba entre
ellos. Este es el relato histórico más popular sobre el
Desnarigado que se recoge en las fuentes, pero resultaba
extraño que un autor como Mascarenhas, del siglo XVII,
conociera esta historia en una ciudad con muy pocas
familias, que no echaban raíces y que por ello debía limitar
las posibilidades de la transmisión oral que vemos en otras
localidades. Resultaba sospechoso que se conservara en el
tiempo, indicando la posibilidad de la existencia de una
fuente aún más antigua, probablemente de origen portugués o
árabe. Por lo que buscando, con alguna ayuda del actual
cronista oficial de la ciudad de Ceuta, señor d. José Luis
Gómez Barceló, que indicó el título más probable, resultó
que se pudo encontrar uno de esos relatos, que es casi de la
misma época de lo que aconteció en la costa ceutí.
La fuente localizada pertenece a
Gomes Eannes de Zurara, quien los actuales investigadores
dan por hecho que conoció directamente a muchos de los
participantes de la toma de Ceuta y de su posterior
gobierno, al ser un autor que vivió en el siglo XV en medio
de la corte real y la aristocracia, poco después de la
conquista de la ciudad africana. Aunque no fue testigo
personal de los hechos que relata, como le ocurre a la
inmensa mayoría de los historiadores, estamos seguros que
sus relatos se deben a los testimonios orales de primera
mano que debió escuchar. Es en su crónica, escrita
aproximadamente cuarenta años después de la toma, donde
aparece por primera vez, según lo que sabemos, el
Desnarigado, con la versión portuguesa de su apodo: O
Esnarigado. Pero no aparece en su famosa -entre los
historiadores ceutíes- “Crónica de la Toma de Ceuta”, sino
en la biografía que escribió sobre Pedro de Meneses, escrita
en 1463. En sus páginas lanza incluso datos sorprendentes
aún no conocidos hoy, tal como que el Desnarigado tenía un
hijo llamado Bemirgáo, al final del capítulo XXIII del
Primer Libro, y en el LXI, que menciona que en las luchas
tal hijo se asemejaba mucho a su padre. El relato principal,
sin embargo, aparece en el capítulo XLI, semejante al de
Mascarenhas, que sin duda se inspira en esta fuente. En el
capítulo X del Segundo Libro aparece una larga descripción
de la feroz batalla naval entre unas tres fustas portuguesas
con la misión dada por Pedro de Meneses de piratear por las
costas malagueñas, contra una flota fuertemente preparada
por los musulmanes para responder a los contínuos daños por
mar que estaban recibiendo durante aquellos tiempos,
llegando a armar seis fustas (tres de ellas posteriores y de
refuerzo, como indica también Mascarenhas), todas de Tánger,
excepto una, que era de Arcila, y que nombraron como
capitanes a sus tres hombres más famosos e importantes: los
ya mencionados Esnarigado, Abenzagaõ y Bocar Caudil. Una
dura lucha que se inició por un encuentro casual y fortuito,
por la noche, donde los musulmanes sufrieron una gran
mortandad, a pesar de estar en superioridad numérica,
muriendo entre ellos cuatro grandes hombres, como ya indicó
Mascarenhas. Después de este largo relato no hay ninguno más
del Desnarigado en las páginas de Eannes, lo que da pie a
especular que el Desnarigado estaba entre esos cuatro
grandes hombres, teniendo en cuenta, también, que Bocar
Caudil parece que sí sobrevivió, por lo que la lista se va
cerrando.
Finalmente, existen estudios
contemporáneos en la historiografía portuguesa que tratan el
tema de los cronistas o de la piratería berberisca, donde
mencionan las actividades del “Esnarigado”, sobre todo
usando como fuente principal a Eannes de Zurara. Tal es el
caso de Abel dos Santos Cruz o de Daniel Augusto Arpelau
Orta, o los artículos de difusión de Frederico Mendes Paula
en su más que interesante y aportador blog. En el caso
español, cuya fuente principal es Mascarenhas, además de los
ya mencionados García de la Torre y Francisco Sánchez
Montoya, hay otro artículo de Julio Contreras Gómez que
escribió para Cuadernos del Revellín, en su número 14, sobre
la fortificación que ahora es Museo Militar, aparte del
libro que mencionamos anteriormente. Fortificación y cala
cuyo nombre ha ayudado a muchos ceutíes a tener presente
esta memoria pequeñita y desconocida de nuestras costas que,
sin embargo, puede ofrecernos nuevos datos sobre nuestra
historia, tales como el problema de la piratería berberisca,
la importancia del control del Estrecho para hacer frente a
la actividad corsaria, la organización de flotas corsarias
por los portugueses y cristianos (otro tema aún poco
estudiado), la importancia de las características físicas de
nuestras costas para el desarrollo histórico, el carácter y
naturaleza de las encaramuzas y enfrentamientos navales, el
modo y las estrategias de ataque y defensa en Ceuta, la
transmisión oral y su problemática en la historia, y otros
muchos temas de nuestro pasado, que tanto nos puede decir
sobre nuestro presente y actualidad.
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