El puerto pesquero ya no es lo que era. Ésa lonja, ése olor
y sabor a mar, la concurridísima cafetería... Todo ello ha
quedado atrás. Ahora sólo quedan vestigios de lo que fue un
verdadero foco de riqueza, que daba de comer a tantas
familias.
La poca actividad que hay se inicia a primeras horas de la
mañana, por parte de los escasísimos barcos pesqueros que
aún faenan en Ceuta, como el Hermanos Toledo o el Esperanza.
Ellos inician sus faenas en torno a las 06.00 horas, para
regresar al puerto pesquero en torno a las 11.00 horas. Para
bien o para mal, porque hay días que todo el esfuerzo no ha
valido la pena.
Mientras se espera que regresen los barcos que han salido a
faenar, nada mejor que poder hablar con Manuel Pérez, un
veterano de la mar. Hombre curtido que ha trabajado en tan
durísimo negocio durante medio siglo. Desde los 18 años
hasta los 68. Ahora, aunque retirado, no puede ni quiere
dejar de volver a estar cerca de las aguas y se nota que
todos los que andan por alrededor le tienen un respeto
máximo.
“Es el gran capitán”, afirman algunos jóvenes pescadores que
se encuentran junto a él. “No sé... Es que se habla y la
Guardia Civil se lía a multar”, indica en tono humorístico
Manuel, para quien los agentes de la autoridad son personas
también de la mar y de respeto.
Actualmente operan entre ocho y diez barcos desde Ceuta. La
mitad de ellos faenan en la Bahía Sur y el resto en la
norte.
Están enfadados, los que aún se dedican a esta faena, por la
actividad de pesqueros marroquíes. A los españoles les ponen
toda clase de trabas y procedimientos burocráticos, pero
“los de Marruecos hacen lo que quieren, sin permisos, y
están en nuestras aguas. Somos el vater de todos los
países”, asegura. Se trabaja habitualmente con la traíña, la
almadraba, el voraz, el palangre...
Manuel Pérez ha trabajado en barcos como el Punta Tarifa, el
Cereto, el Tiburón, el Manuel Juan, que era de su padre, y
conoce muy bien lo que es la mar.
Quiere que las autoridades locales ayuden al sector y no
tiene pelos en la lengua a la hora de señalar que la pesca
está “descuidada” por las administraciones.
Con sarcasmo, indica que “ya no tiene más sitio donde meter
dinero la Cofradía de Pescadores”, en referencia a la falta
de ayudas al sector.
¿Hay salida? “Como está la cosa no”, afirma tajante Manuel
Pérez.
Para enrolarse o para trabajar en un barco pesquero se
necesitan muchos requisitos, como son las titulaciones,
cursos de salvamento y socorrismo... Sin contar con la
propia equipación técnica de los barcos: “tienen de todo”,
señala, en referencia a sistemas de localización por
posicionamiento, radares, radio...
El hecho de que sólo quede faenando una decena de barcos en
Ceuta contrasta con los buenos tiempos, en los que la flota
pesquera alcanzaba los cien.
Mientras se habla, llegan hasta los puntos de amarre dos
agentes de la Policía Portuaria, los números 033 y 043,
señal de que está a punto de producirse la llegada de alguno
de los pesqueros. En efecto, arriba a puerto el ‘Hermanos
Toledo’, cuyo capitán es Luciano Julia. Junto a él está
Manuel Vara y Francisco José Foncubierta, además de algunos
de sus pescadores. Salieron a las 07.30 horas y han tenido
que dar por terminada la jornada para no incurrir en más
gastos y pérdida de tiempo. Traen melva, bonito y albacora.
“Poco, porque la cosa está mala. Ésto no es rentable. Cada
vez se pesca menos y parece que la cosa no está por
arrancar. Hay poco pescado, muchos gastos, hay que pagar a
la gente...”, explican.
Entienden que se meta en Ceuta cierto tipo de pescado desde
Marruecos, ya que no se dedican a algunas especies que se
capturan en el vecino país, pero lo cierto es que lo poco
que traen ni se subasta en lonja. Se vende directamente a
ciertas personas que tienen sus puestos en el Mercado
Central de Abastos.
La Policía Portuaria fiscaliza lo que traen los pescadores.
Ya se conocen todos pero lo cierto es que efectúan un
control del pescado y la apertura de la pequeña lonja que
aún queda en Ceuta. Están ahí siempre que se realiza una
descarga de pesca.
“La actividad ha caído bastante, pero siempre es una alegría
ver cómo llega a puerto un barco. Ojalá se activara el
sector y hubiera más movimiento pesquero”, explican los
policías. La mayoría de los barcos que antes faenaban en
Ceuta, explican, se han desplazado a Algeciras. Además, se
da la circunstancia de que hay más trabajo en verano, porque
en invierno hay que sumar el mal tiempo, lo que resta
posibilidades a un sector que está más que tocado.
También arriba a puerto el ‘Esperanza’, que llega con
volaores y que había zarpado en torno a las 06.15 horas.
Es una empresa familiar en la que trabajan padre e hijo:
Diego León y José León. Una jornada más de dura faena.
José incluso está trabajando con un vendaje en la pierna,
pero aún así ha cumplido con el ritual diario de zarpar y
que sea lo que Dios quiera. Mientras tanto, va culminando la
faena en el puerto pesquero de Ceuta. En las proximidades
del muelle Alfau, las gaviotas y los gatos esperan que les
caiga algo de lo que han traído los hombres de la mar,
aquellos que trabajan duro en condiciones cada vez más
adversas.
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