El 21 de agosto de 1415, Ceuta fue conquistada por 20.000
soldados portugueses enviados por Juan I, monarca lusitano
de la época. En principio, los habitantes no ofrecieron una
excesiva resistencia, principalmente debido a que creían que
se trataría de un saqueo sin más. Nada más lejos de la
realidad: las verdaderas intenciones del rey portugués era
establecer una base permanente con la que buscar una ruta
alternativa a las Indias. La misma intención, por cierto,
con la que Cristóbal Colón inició 67 años después su viaje a
América. De aquella fecha se cumplieron 600 años el pasado
viernes con una desangelada celebración: sólo el festival
internacional de salazones organizado por Salzone Ceuta y
alguna misa en la Iglesia del Valle conmemoran la entrada en
Ceuta de los portugueses. Pese a que se había creado una
fundación “ex profeso” –disuelta el pasado año-, no ha
habido ninguna conmemoración institucional de una jornada
que cambió la historia de la Ciudad para los restos. El
portavoz del Gobierno, Jacob Hachuel, señala a los
periodistas que la conmemoración se está desarrollando
durante todo el año con diversos eventos y que nunca fue
intención del Ejecutivo concentrar todos los eventos en un
solo día. En ‘Ceuta en la Onda’, el cronista oficial de la
Ciudad, José Luis Gómez Barceló, repasa la llegada de los
portugueses, en una operación rápida desde el punto de vista
militar –apenas un día de duración-pero que lega a Ceuta
bandera, escudo, aleo, Murallas Reales, imagen de Santa
María de Africa, ceitiles y un sinfín de restos del pasado
complicados de enumerar en su totalidad.
El caso es que desde el punto de
vista de la actualidad, la semana comenzaba movida. Con una
doble sesión plenaria que en principio iba a ser poco menos
que de trámite para corregir un apartado del reglamento y
conceder la Medalla de Oro de la Ciudad a los hermanos
Francisco y Manuel Olivencia. Nada más lejos de la realidad:
la tensión latente entre Fátima Hamed y sus ex compañeros de
Caballas salta a la luz en el segundo pleno y ni ella ni
Juan Luis Aróstegui ahorran en descalificativos a la hora de
votar un acuerdo que permitirá dividir en dos medias
jornadas el contrato de secretario de la vicepresidenta 2ª
de la Asamblea, MaydaDaoud. Será una persona contratada a
media jornada por Caballas y otra por el PSOE. El
acercamiento entre la coalición y los socialistas no gusta a
todo el mundo en Daoiz. Más bien, al contrario: en sólo dos
días la corriente Socialismo Compartido reúne 63 firmas para
pedir una Asamblea en la que Manuel Hernández de
explicaciones a los militantes sobre los términos del
acuerdo. Según Sandra López Cantero, no es un pacto que
guste a la militancia. La representante ceutí en el Comité
Ejecutivo Federal afirma estar dispuesta a implicar en
contra del acuerdo al propio Pedro Sánchez y recuerda
algunas desavenencias con Caballas en días pasados.
Esas son las consecuencias del
segundo pleno. El primero también deja coletazos
informativos, al señalar Hamed que no se podía conceder la
Medalla de Oro de la Ciudad a Manuel Olivencia al estar este
imputado en la causa de los ERE. Tras demostrarse que esta
afirmación es un error, la diputada rectifica, pero su
marcha atrás no convence mucho al otro condecorado,
Francisco Olivencia, que exige que Fátima Hamed rectifique
con un comunicado y no a golpe de respuesta periodística.
Otro de los grandes asuntos de la
semana ha sido la reforma constitucional. Para Francisco
Sosa Wagner, ex eurodiputado de UPyD y catedrático de
Derecho Constitucional, se plantea como una forma de
contentar a nacionalistas vascos y catalanes “algo que no se
va a conseguir”. Joaquín Rodríguez Arana, profesor de la
misma materia en la Universidad de Santiago subraya que el
término “Ciudad Autónoma” no es exclusivo de España. A eso,
a incluir tal denominación en la reformada Carta Magna se
refiere el diputado por Ceuta, Francisco Márquez, cuando es
preguntado por este asunto. Ciudadanos apuesta, por otra
parte, por aprovechar la coyuntura para que Ceuta tenga un
segundo representante en el Congreso.
Seguimos, como cada
miércoles de agosto, acercándonos a algunos grandes
misterios de la historia. En esta ocasión, el asunto
abordado con el vaticanista José Manuel Vidal es el
misterioso fallecimiento de Albino Luciani, Juan Pablo I, al
mes de ser elegido como Sumo Pontífice. Vidal da por buena
la teoría del crimen de Estado con la especial participación
de la Logia P-2.
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