Recientemente el término buen gobierno se están utilizando
de forma creciente. El mal gobierno se considera cada vez
más como una de las razones principales de los males en
nuestras sociedad, en especial lo podemos comprobar en
nuestra ciudad, como cada día el mal gobierno se incrusta
lentamente entre los políticos del Gobierno de Ceuta, viendo
como las viejas políticas de beneficiar a los de siempre con
un afán de enriquecerlos por el simple capricho del político
de turno, hace de nuestra ciudad una de las más injustas y
donde la igualdad de oportunidades brilla por su ausencia.
El concepto buen gobierno no es
nuevo. Es tan antiguo como la civilización humana. El buen
gobierno como concepto aislado significa: el proceso de toma
de decisiones y el proceso por el que las decisiones son
acertadas, o no. Estamos viviendo un tiempo, donde las
decisiones del Gobierno de nuestra ciudad son erróneas en la
mayoría de las ocasiones, comprobando la ciudadanía como
esas actuaciones que se toman por parte de los políticos
esta noble ciudad, benefician a unos pocos en perjuicio de
la gran mayoría de los ciudadanos, vemos como el dinero
publico, que es de todos, es despilfarrado alegremente en
una serie de actuaciones equivocadas, que lo único que
consiguen es enriquecer a unos pocos, endeudar el futuro de
Ceuta para las generaciones venideras.
El buen gobierno tiene 8
características principales: Participación, Legalidad,
Transparencia , Responsabilidad, Consenso, Equidad,
Sensibilidad, Eficacia y Eficiencia. Como se puede
comprobar, ninguno de estos adjetivos identifica al Gobierno
de nuestra ciudad, casi se podría decir que habría que
buscar los antónimos de estos adjetivos para identificar el
trabajo realizado por el Gobierno de Ceuta hasta el día de
hoy.
La participación tanto de hombres
como de mujeres es el punto clave de un buen gobierno. La
participación puede ser directa o bien a través de
intermediarios, instituciones o representantes legítimos.
El buen gobierno necesita que su
marco legal sea justo y que se imponga de forma imparcial.
También requiere una protección total de los derechos de los
ciudadanos. Sin que el gobierno retuerza las leyes para
hacer legal lo inmoral, buscando beneficiar a sus acólitos
sea como sea.
Transparencia, se refiere a que
las decisiones que se llevan a cabo se realicen de forma tal
que sigan las leyes establecidas y las normas. También
significa que la información estará disponible para
cualquier persona afectada por esas decisiones y su
implementación. Se refiere también a que se facilite la
suficiente información y que esta sea fácilmente
comprensible. El incumplimiento de esta norma es unos de los
grandes pecados del Gobierno de nuestra ciudad.
La responsabilidad del buen
gobierno, requiere que las instituciones y los sistemas
sirvan a todos los grupos de interés dentro de un marco de
tiempo razonable. Buscando el beneficio común de todos los
ciudadanos, consiguiendo los servicios a los mejores precios
con una excelente calidad de los mismos, utilizando los
recursos económicos de todos con un total honradez.
El consenso en el buen gobierno
requiere mediación entre los diferentes intereses de la
sociedad, para alcanzar un amplio consenso en lo que
concierne a los mayores intereses del conjunto de la
sociedad, y establecer cómo se puede llegar a realizaros.
La equidad en la sociedad del
bienestar, depende de si asegura que todos sus miembros
sienten que forman parte de la misma, y no se sienten
excluidos de la inercia mayoritaria de su sociedad. Para
ello se necesita que todos los grupos, pero especialmente
los más vulnerables, tengan las mismas oportunidades para
mejorar o mantener su situación de bienestar.
La sensibilidad es una de las
claves para el buen gobierno. Las instituciones deben ser
sensibles a las demandas del los ciudadanos. Quién es
sensible a quién varía dependiendo en si las decisiones o
las acciones tomadas son internas o externas a la
institución. En general una institución tiene la obligación
de ser sensible con aquellos que están afectados por sus
decisiones y acciones. La sensibilidad no se puede imponer
sin transparencia y sin seguir la ley.
La eficacia y eficiencia de un
buen gobierno, significa que los procedimientos y las
instituciones llegan a resultados que necesitan los
ciudadanos, al tiempo que lo hacen utilizando de la mejor
forma posible los recursos de los que disponen.
Tras los argumentos
expuestos debería quedar más o menos claro que el buen
gobierno es una ideal difícil de llevar a cabo en su
totalidad. Muy pocas sociedades han llegado a conseguir un
buen gobierno en su totalidad. Lo que también es obvio, que
en nuestra ciudad el concepto de buen gobierno brilla por su
total ausencia hasta el día de hoy, esperemos que ese
concepto de buen gobierno, algún día llegue a nuestra ciudad
para la sorpresa de los ciudadanos, y que los políticos del
Gobierno comiencen a ejecutar sus políticas con este
concepto.
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