¿Quién puede caminar, aunque solo sea unos minutos, con los
mocasines de sus vecinos?
“No juzgues a tu prójimo antes de
haber caminado varias leguas con sus mocasines”, dice un
proverbio amerindio.
“¿Ponerse en los zapatos del
otro?”
Al calzar los zapatos ajenos se
puede percibir lo que la otra persona siente o está
experimentando en su vida. A temprana edad nos inculcan una
escala de valores como el respeto, la solidaridad, la
paciencia, la honestidad.
La empatía se define como la
cualidad que permite establecer buenas relaciones
interpersonales y que nos da la capacidad de comprender las
necesidades y emociones de nuestros semejantes, además de
inferir sus pensamientos y sentimientos, generando simpatía,
comprensión y ternura. Muchas veces, el egoísmo o los
intereses propios no permiten el despertar de la empatía.
¿Cómo se puede desarrollar la
empatía?
Para lograr este valor interior
hay algunos puntos necesarios a tener en cuenta:
1º Aprender a escuchar.
2º Conocer y comprender al otro.
3º Crear un ambiente de confianza
y cordialidad.
4º Mantener la calma mental.
5º Tener buenos pensamientos hacia
los demás.
6º Dar importancia a los asuntos
ajenos y después a los propios.
7º Demostrar una actitud solidaria
por las personas.
¿Cuál es su influencia en la
salud?
En el ámbito de la salud, la
empatía ha sido reconocida como un elemento clave en la
atención y cuidado de los pacientes. Por eso, se considera
que un profesional es empático, cuando escucha con atención
el relato y observa cada gesto de su paciente, las
actitudes, los tonos de voz, los silencios, etc. Desde este
punto de vista, la empatía es claramente una actitud
afectiva, capaz de generar una verdadera catarsis entre
ambos.
“Ponerse en los zapatos del otro”
es, por lo tanto, entender el mundo de creencias, vivencias
e ideas del paciente.
El investigador del Centro de
Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) y licenciado en
Biología, Luis Vivanco Sierralta, sostiene que “la empatía
médica permite al profesional sanitario desarrollar un
equilibrio afectivo en su relación con el paciente y para
desarrollarla hay que combinar compasión, comunicación y
entendimiento en el trato con los enfermos”. El experto ha
indicado que la Universidad Thomas Jefferson, en Estados
Unidos, es el centro que tiene más experiencia en la
investigación de la empatía médica.
La cualidad de la empatía nos
enseña a tener mayor interés por los demás, y a favorecer
así nuestras relaciones en todos los ámbitos sociales en el
que vivimos.
Manifestar esta cualidad en
cualquier área está vinculada con cualidades espirituales
como el altruismo, la solidaridad, la compasión, la
tolerancia; cuánto más empática es una persona, más
solidaria y paciente es y además, se la puede relacionar
como un modo de ofrecer servicio espiritual, un servicio que
es algo tan natural como respirar o sonreír y que solo
podemos brindarlo a través de una actitud gozosa del
corazón.
No se trata de poner el peso de
las responsabilidades sobre uno mismo, sino en usar los
dones divinos — como inteligencia, gentileza e intuición —
que aportan claridad a la consciencia y enfocar a esa
persona rodeada de todo el bien: de la salud, la abundancia
y la alegría. A medida que crecemos en luz podemos reconocer
en nuestro prójimo su esencia espiritual, afirmando
silenciosamente su integridad como imagen del Amor. De esa
manera, nuestro corazón estará siempre abierto para ayudar.
La mirada que tengamos sobre nosotros mismos será idéntica a
la que tengamos sobre la otra persona.
Uno se puede preguntar: ¿Cuántas
veces al día reflejo empatía en mis relaciones con los
demás? ¿Cuántas veces me pongo en los zapatos del otro?
Tal vez estas reflexiones lleven a
cada uno a concientizar el valor de tener una actitud
empática en la vida para proporcionar paz y armonía a uno
mismo y a los demás.
María Damiani escribe acerca de la salud y el bienestar
desde una perspectiva espiritual y es Comité de Publicación
de la Ciencia Cristiana en España. Email: spain@compub.org
Twitter: @compubespana
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