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OPINIÓN - MARTES, 11 DE AGOSTO DE 2015

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Los incendios del verano
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Es difícil encontrar un verano como el que estamos soportando, con más de 35 grados de temperatura a diario, desde hace meses, en la mayor parte de la geografía española, especialmente en el centro, en el sur y en la casi totalidad del este de España. Verano insoportable, donde los haya.

Tan insoportable que rara es la persona que, especialmente en torno al mediodía, no lleva su botellita de agua consigo, por lo que pueda ocurrir.

Y lo que ha ocurrido es que muchos campos, muchos montes y gran cantidad de sierras se han visto arrasadas, en cientos de hectáreas, bien por el impacto del simple calor, tan elevado, o por descuidos de algunas de las labores del campo, cuando no por las ganas de arrasar una determinada zona, por parte de los pirómanos que, aún en nuestros días, andan sueltos.

El último gran incendio vivido, muy cerca de donde me encuentro, a lo largo del verano, ha sido el de la Sierra de Gata. Un paisaje que era encantador y que ha quedado reducido a cenizas, con lo que ha convertido esos montes, tan poblados a lo largo de los siglos, en auténticas parvas de ceniza, que no se van a recuperar en docenas y docenas de décadas y que ninguno de los que los hemos conocido los volveremos a ver jamás con árboles verdes.

Afortunadamente y todo hay que valorarlo, en momentos en los que las desgracias llegan a ciertas zonas, se ve qué tipo de personas habitan esos lugares muy cerrados a todas las demás comunicaciones, y en este desagradable incendio, cuando han tenido que ser evacuados varios pueblos, en su totalidad, se ha visto que los vecinos, las poblaciones de al lado han sabido estar en su sitio, han sabido acoger a todas las gentes que, de momento, se habían quedado sin poder seguir cobijándose en sus casas. Luego, cuando el fuego ha sido controlado, que no apagado del todo, hay quien dejó, al salir, una casa montada y cuando ha regresado no le quedaba de ella ni los cimientos.

Una desgracia natural, no queremos pensar en algo intencionado o provocado, que nos ha aportado este verano, en el que la lluvia no hace asomo alguno de aparecer, por ninguna parte.

Naturalmente, y eso que nadie lo discuta, habrá que declarar como zona catastrófica toda la zona en torno a la Sierra de Gata, para la que las ayudas debieran ser inmediatas, pero aquí volveremos a lo de siempre, al mundo del papeleo, al mundo del señorito en la oficina que volverá más loco de lo que haya quedado tras el incendio al pobre hombre que vaya a reclamar la indemnización , una indemnización que llegará cuando llegue, que incluso algo es más que posible que se quede en el camino y que mientras tanto, el político de turno aparecerá en la foto, en la televisión o en la radio, contando las mil aventuras que tuvo que hacer para lograr la ayuda “total” a los que perdieron todo, en tanto que el agricultor o el ganadero, o ambos a la vez, cuando se dice que estamos saliendo de la crisis, ellos se habrán metido, sin buscarlo, y de por vida, en un infierno del que ya veremos si podrán salir algún día.

Se dice, en estos casos, que hay que saber arrimar el hombro y es cierto, pero en casos necesarios y la Sierra de Gata, estos días, necesita más que ninguna otra zona de nuestra geografía un fuerte empujón de las administraciones públicas.

Ahora es cuando se va a ver si esos que criticaban, hasta hace unos meses, desde la oposición extremeña, saben dar la talla en un caso como éste. Ardo en deseos de ver las gestiones del nuevo presidente de Extremadura.
 

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