En la década de los 70 del pasado
siglo, incluso años antes, desde finales de julio, hasta el
comienzo de la competición liguera, raro era el día que no
había un torneo futbolístico de verano.
De ahí, incluso de años antes,
salieron el Ramón de Carranza, el Teresa Herrera, el
Colombino y otra serie de torneos que daban prestigio y
nombre a las ciudades organizadoras y con dichos torneos los
equipos grandes españoles y otros venidos de la parte de
allá del Atlántico recorrían ciudades que no tenían equipo
en primera división, con lo que había unas fiestas
especiales, en torno al fútbol, en esas localidades.
Poco a poco, esos torneos fueron
decayendo y en estos momentos algunos han desaparecido y
otros quedan para disputarse con equipos de segunda división
o de segunda B, mientras en aquellos años los Madrid, Barça,
Valencia, Peñarol de Montevideo o Vasco de Gama aparecían en
los carteles anunciadores.
Y no es que ahora no se jueguen
encuentros de pretemporada, no es eso, es que ahora se han
descubierto otros lugares más atractivos, económicamente
hablando, y en vez de hacer la pretemporada aquí para luego
jugar esos torneos, se van a hacer la pretemporada a
E.E.U.U., a China, a Australia o a Japón, juegan allí una
serie de encuentros, reciben unas buenas cantidades de
dinero, se hacen una buena publicidad y abren el mercado
para la venta de camisetas y de todo lo que representa la
imagen del club, en unas cantidades astronómicas.
Hoy, un torneo como el Ramón de
Carranza, si el chirigotero no lo elimina de un plumazo,
posiblemente el más atractivo en los años 60 y 70, no
significa nada en el ambiente futbolístico internacional, y
no digamos el Torneo de La Línea de la Concepción que hubo
años que trajo a un par de equipos americanos de primera
fila, como el Penarlo de Montevideo y otro brasileño, además
del propio Real Madrid. Hoy eso es un simple recuerdo,
bonito recuerdo para los que lo vivieron de cerca, es un
recuerdo de lo que fue ese torneo en el verano de 1986, por
ejemplo, con Guruceta Muro, que en paz descanse, pitando la
final y con el triunfo del Madrid. Ese torneo se disputaba
por estas fechas, con lo que el campo de Gibraltar estaba en
la cima futbolística un par de días.
Ahora manda, sobre todos, la
publicidad. Ahora las televisiones marcan unas pautas, las
casas patrocinadoras de los grandes equipos ven que es más
rentable vender la imagen de ese equipo en Australia, que en
el Campo de Gibraltar o en Cádiz, simplemente eso.
Todo crece y todo se globaliza,
cada año un poco más, lo malo de ello es que esa
globalización se da para que los más grandes crezcan más,
mientras que los de segunda división o de segunda B, no
tengan atractivo casi ni en su propia localidad.
Hace 40 años, cada pueblo, grande
o pequeño miraba con optimismo por su equipo del pueblo,
aunque estuviera, simplemente, en regional preferente, hoy a
esas categorías asisten menos de cien personas, a veces para
armar alborotos, porque a la misma hora que juegan esos
equipos, también, en España o en Inglaterra están jugando
dos de los grandes y desde casa se puede ver ese encuentra
que se muestra más interesante, que un tercera división o un
regional.
Aquí en Ceuta, donde en los
años 79 y 80 Alfonso Murube se llenaba cada domingo, ahora
son escasamente cinco docenas los espectadores que arropan
al equipo local. Esto ha cambiado.
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