Desde hace treinta años,
aproximadamente, se encuentra en la Feria de Ceuta la caseta
La Chicotá, que está vinculada a la Cofradía de las Penas.
Es con mucho la caseta más antigua, como explica el hermano
mayor de la Cofradía, Alberto Díaz, vinculado
profesionalmente al Colegio San Agustín desde hace unos
cuarenta años.
“Nosotros tenemos la caseta
siempre llena. Para las comidas, está siempre a tope”,
explica mientras hace un breve alto en las tareas.
¿Qué se puede degustar en La
Chicotá? Ahí va: presa ibérica, pinchitos, croquetas
caseras, carrillada, tortilla de papatas, pimientos, pulpo…
“Lo típico de la Feria”, apunta Alberto Díaz.
Una cuestión es interesante: la
caseta tiene un transfondo benéfico y ninguno de los que
trabaja duramente durante la Feria cobra. Son ochenta
muchachos de la Hermandad, que hacen las funciones de
camareros, así como treinta miembros de la hermandad y de la
Junta de Gobierno, que se ocupan de la cocina, evidentemente
realizando turnos.
“Todo es altruista. Los beneficios
son para la Hermandad, excepto el 25% que se destina
directamente a obras de caridad”, explica el hermano mayor
de la Hermandad de las Penas.
Este año presentan importantes
novedades, ya que la decoración se ha remodelado por
completo, un decorado que ha sido diseñado y llevado a cabo
por Carmen Núñez. Por su parte, María José Lesmes, directora
de la academia de danza que lleva su nombre, también ha
tenido la gentileza de aportar dos fantásticas lámparas que
llaman la atención de propios y extraños, por su belleza.
En definitiva, un lugar de
la mayor solera en la Feria de Ceuta que acapara la atención
por su excelente oferta gastronómica y que a la par permite
que los momentos de asueto y disfrute de sus visitantes
reopercuta directamente en un buen fin, como es la caridad.
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