Fue el 16 de octubre de 2012,
en el “marco incomparable” del Hotel Ulises, cuando la
‘Fundación Ceuta Crisol de Culturas 2015’ presentó el vídeo
‘El legado Portugués’, una cinta cuyo motivo, entre otros,
era recordar y promocionar el VI Centenario de la llegada (y
conquista) de los portugueses a la ciudad de Ceuta. La cinta
proyectada en aquel entonces se dijo que viajaría por
diversas ciudades españolas y europeas. El entonces
comisario de la Fundación, Jesús Fortes, destacó sobremanera
la importancia del “Legado Portugués”. Asimismo, Fortes
reconoció la fraternal unión de Ceuta con Portugal desde
aquel 21 de agosto de 1415. “Trabajamos para poner en valor
nuestra historia”, manifestó en aquella ocasión el comisario
de la Fundación. Es más, hasta declaró que existía la
posibilidad de que, en el futuro, Ceuta fuese sede del
Instituto Luis de Camoens, pues “ya contamos con el
beneplácito de la Embajada”, afirmó con satisfacción el
comisario Fortes, e hizo hincapié en el cariño con el que
Portugal trata a la Ciudad Autónoma. Incluso, Fortes anunció
que “tenemos un espejo en el que mirarnos, Cádiz”, debido a
la buena organización llevada a cabo para festejar el
aniversario de 1812, de cara a la elaboración de un programa
de las próximas actividades y eventos para la celebración
del VI Centenario. Este fue un acto en el que estaban
presentes, entre otros, el alcalde Juan Vivas, el anterior
delegado del gobierno, Francisco Antonio González y el
cónsul de Portugal en Ceuta, José Ríos. A lo largo de la
proyección de la cinta “El lagado portugués”, se pudo oír la
voz del cronista oficial de la ciudad, González Barceló,
manifestando que “Son seis siglos de Europa en África”.
Y en estas estábamos, tan felices
e ilusionados, cuando, sin encomendarse ni a dios ni al
diablo, va el alcalde Vivas, allá por diciembre de 2014, y
suprime, sin pudor alguno, la asignación de 70.000 euros con
la que venía contando la “Fundación Ceuta Crisol de Culturas
2015”. Ese fue el comienzo del fin de la citada Fundación.
¿Qué sucedió, pues, entre mayo y octubre de 2012, fechas de
la presentación en sociedad de la Fundación en Madrid (mayo,
en el Senado) y en Ceuta (octubre, hotel Ulises) y ese mes
de diciembre del año 2014? Sucedió que la izquierda ceutí
más reaccionaria, cerril, añeja, sectaria y cavernícola se
unió a los representantes más conspicuos y excluyentes de la
comunidad islámica y a ciertos elementos pertenecientes a la
prensa local para establecer un círculo de fuego alrededor
del alcalde Vivas y presionarle para que disolviera la
Fundación y se olvidara de la conquista de Ceuta por los
portugueses de Joao I.
Pero no todo iba a quedar solo en
retirarle la asignación anual de 70.000 euros a la
Fundación, no, de ninguna manera. En el mes de febrero de
este año 2015, se enterró definitivamente la “Fundación
Ceuta Crisol de Cultural 2015”, y nació lo que se dio en
llamar “Comisión Multicultural”, cuya finalidad era proponer
actos que fomenten la convivencia entre comunidades. Esa
Comisión Multicultural estaba formada por el alcalde como
presidente, representantes del PP y otros partidos, así como
de diferentes asociaciones y estamentos de la ciudad,
incluso representantes religiosos y de la Asociación Al
Idrissi y de Luna Blanca. El antiguo comisario, Jesús
Fortes, fue defenestrado sin miramientos por el alcalde
Vivas. Adiós Fundación, hola Comisión. Pero…, cómo no iba a
haber un ‘pero’. Pues sí, lo hubo, y fue ¡al día siguiente
del nacimiento de la llamada Comisión Multicultural! Ahí es
nada. El 17 de febrero de este año, Luna Blanca y la
Asociación Al Idrissi, integrantes desde el primer momento
de la citada Comisión, anunciaron en la prensa que, en la
primera cita de la Comisión Multicultural, han querido dejar
claro que “en ningún momento” durante el curso de la reunión
se contempló la posibilidad de organizar actividades
conmemorativas del VI Centenario de la llegada de los
portugueses, “efeméride que no consideramos oportuno
conmemorar”. Ambas entidades explicaron que la Comisión será
un consejo asesor de la Fundación Premio Convivencia, “hecho
que nos satisface, ya que incluirla bajo ese paraguas dota
de garantías su estructura y su duración en el tiempo”. Fin
de la historia.
De aquí en adelante no sabemos a
ciencia cierta si se va a conmemorar el VI Centenario, qué
actos se van a celebrar, en dónde, quiénes de los estamentos
oficiales del país y de la ciudad van a asistir, si se va
inaugurar algún monolito, en fin, nada sabemos. Todo esto ha
sido de vergüenza, de sonrojo y de pena. Lo que sí sabemos
es que el alcalde Vivas ha quedado a la altura del betún y
ha sido manejado, como si de un alfeñique se tratara, y ha
cedido ante la presión de la izquierda colaboracionista, de
los representantes islámicos duros, excluyente y
reaccionarios y de cierta prensa local.
En realidad, que la Fundación era
“un gasto superfluo e innecesario”, que estaba sirviendo
para “la exaltación de una efeméride de contenido bélico y
sangriento que podría ofender a una gran parte de la
ciudadanía ceutí”, ha sido tan solo una excusa para obviar
que los prebostes de la comunidad musulmana y sus seguidores
y la izquierda colaboracionista no están dispuestos de
ninguna manera ni siquiera a recordar que somos lo que somos
debido a la llegada o conquista de Portugal, caso contrario,
Ceuta sería una ciudad islamizada, arabizada (camino de ello
va) y que se gobernaría con la sharia encima de la mesa. Y
eso les duele. De ahí tanta confusión y tantas idas y
venidas. Lo cierto es que esos elementos de la comunidad
musulmana que se oponen radicalmente a la celebración del VI
Centenario respiran por la herida de su religión, de su
cultura y de su etnia. Están concernidos con los habitantes
de la Ceuta de la conquista portuguesa. Así de sencillo. Lo
demás son templar gaitas.
¿Debemos hacer memoria, tan solo,
de ciertos hechos históricos? Es obvio que siempre habrá
quienes se sientan, digamos, agraviados, por celebrar este o
aquel hecho histórico, entonces, ¿debemos enterrar nuestra
historia porque durante 780 años se luchó contra aquellos
cuyos iguales en religión, etnia y cultura viven ahora a
nuestro lado y, por tanto, se sienten concernidos con
aquellos que fueron nuestros antagonistas durante centenares
de años? ¿Debemos contemplar los hechos históricos con los
ojos del siglo XXI? No se trataría tanto de celebrar una
reafirmación identitaria de un grupo sobre otro u otros,
sino de conmemorar un hecho histórico que nos hizo ser lo
que somos, caso contario, bastaría con mirar a nuestro
alrededor para intuir lo que seríamos si no hubieran llegado
los portugueses. En tanto en cuanto el recuerdo de los
hechos históricos permanezcan en nuestra memoria, no se
habrán evaporado u olvidado, sino que permanecerán con
nosotros. ¿Se le podría pedir a la gente que renunciara a su
memoria histórica? Se trataría, en efecto, de conmemorar, no
de hacer presentismo con la Historia.
Para terminar, ¿dónde quedan ahora
todas las declaraciones hechas durante la presentación de la
“Fundación Ceuta Crisol de Culturas 2015”, en particular
aquella que dijo el defenestrado Jesús Fortes, que la
Fundación nació con vocación “europeísta y humanista”, y la
reflejada por el cronista de la ciudad en “El legado
portugués”: “Son seis siglos de Europa en África”? Me temo
que el futuro contemplará a Ceuta como una ciudad cada vez
más africana, más islamizada, menos europea.
(Recuerde: faltan tres
semanas para celebrar la conquista de Ceuta por los
portugueses: el 21 de agosto de 2015).
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