E ppur si muove” (Y sin embargo,
se mueve), comenta le leyenda que murmuró Galileo
(1564-1642) en referencia al movimiento de la Tierra, tras
ser interrogado por la Inquisición en base a una lectura
fundamentalista de la Biblia.
“Chuia chuia” (chuite, chuite, en
rifeño), despacito y tanteando, aunque pudiera parecernos
que el vecino país del sur en el fondo no cambia, la
realidad es bien otra: claro que Marruecos está cambiando y
profundamente, tanto en lo estructural como en lo
sociológico, animado desde dentro por profundas corrientes
subterráneos internas y, desde fuera, por los vientos de
fronda que, desde 2011, sacuden violentamente el Magreb y
Oriente Medio.
En los capítulos siguientes, que
podrán seguir casi a diario durante unos doce capítulos
tanto en El Pueblo de Ceuta como en Melilla Hoy, intento
ofrecer a pie de campo un panorama de síntesis de lo que en
Marruecos se conoce como “Regionalización Avanzada”. Sin
duda algo más de lo que a simple vista pudiera parecer, pero
también bastante menos de lo que se vende. En cualquier caso
el proyecto, ya ultimado jurídicamente (el número de las
regiones y las provincias que las componen ya ha sido
cerrado, no sin polémica, pasando las primeras de 16 a 12),
tiene un notable calado político y mediático, con dos
grandes implicaciones:
- Por un lado, supone el último
modelo de macro ordenación del territorio.
- Por otro se pretende con el
mismo articular, fundamentalmente, el Proyecto de Autonomía
para las Provincias del Sur (Sáhara Occidental pendiente
internacionalmente de descolonización), dándole una
visibilidad mediática y posibilista cara al exterior.
En conclusión y tras las
elecciones comunales (municipales) y regionales del próximo
4 de septiembre, Marruecos hará efectivo el nuevo modelo
administrativo de regionalización avanzada, tipificado por
ley el pasado 20 de febrero y publicado en el Boletín
Oficial del Reino con fecha 5 de marzo de 2015.
No obstante y antes de proseguir,
parece oportuno acotar la notable evolución del espacio
administrativo marroquí, prestando especial atención al
espíritu y las formas del marco político actual.
I. El Reino de Marruecos
Se autodefine como un Estado
soberano, con un Jefe de Estado que es a la vez máxima
autoridad religiosa de la Nación (Amir Al Moumenim, Príncipe
o Emir de los Creyentes), tal y como establece la nueva
Constitución marroquí, plebiscitada de forma oficialmente
aplastante el 1 de julio de 2011 con un 97% de los votos,
entrando en vigor el 16 de julio del mismo año y que define
a Marruecos como una monarquía constitucional, democrática,
parlamentaria y social, fundada en la separación y el
equilibrio de los poderes.
Esto sobre el papel.
Marruecos queda pues
establecido como un Estado de raíz islámica, siendo por
tanto el Islam la religión oficial, si bien se reconoce la
libertad de cultos a la vez que el Estado se adhiere, en un
curioso equilibrio formal, a la Declaración Universal de
Derechos Humanos tal y como son universalmente reconocidos
(sic). El árabe y el tamazigh, teóricamente en pie de
igualdad, son las dos lenguas oficiales del país.
Políticamente se refuerzan las prerrogativas del presidente
como Jefe del Gobierno (algunas de las cuales el actual jefe
del Ejecutivo, el islamista parlamentario Abdelilah Benkirán,
no quiso asumir), dotándose de una legislatura bicameral y
(CONT).
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