Ni es la primera vez que
incursióno por estos parajes, entre la historia y la
prospectiva, ni será la última. Si todavía el pasado 22 de
abril reflexionaba sobre el yihadismo actual y la
insurgencia bagauda, en la antigua Hispania romana y el sur
de la Galia durante el Bajo Imperio (finales del siglo III y
siglo IV EC), estos días ante los sucesos del tunel de
Calais (una invasión pacífica, pero invasión) con el Primer
ministro británico, D. Cameron, convocando el gabinete de
emergencia y pensando en utilizar progresivamente el
Ejército para encauzar la oleada migratoria (un adelanto de
lo que a Europa se le echa encima), un frío y sereno
análisis se impone.
Volviendo por donde empezamos, no
es solo un símil, al menos en lo que a Europa respecta
hablar de una decadencia global (demográfica, económica,
política y también militar, la UE carece de proyección
estratégica) es solo constatar la evidencia. Si el siglo XIX
fue europeo (auge del colonialismo), el XX fue el de su
decadencia y la asunción del rol imperial por una nueva y
joven potencia, los Estados Unidos, que al filo del pasado
siglo ganaba por la mano a su gran competidora, la Unión
Soviética. Pero los ciclos históricos son cada vez más
cortos y, cara al primer cuarto del siglo XXI, las nuevas
potencias emergentes (BRICS) bien podrían haberle segado la
hierba bajo los pies al coloso yanki.
En el ínterin, se perfilan a nivel
mundial formidables movimientos políticos y migratorios al
calor de la imparable (e implacable) globalización, con una
pérdida progresiva de soberanía de los estados clásicos.
Todo el entorno europeo está
virtualmente en guerra: en Oriente Medio se perfilan nuevas
fronteras (quizás más acorde con criterios
étnico-religiosos), el Magreb está a la espera de su
particular Revolución Francesa (con Argelia en proceso de
implosión y el Reino de Marruecos apurando sus reservas) y
en el “frente del Este”, una Europa vasalla está sirviendo a
los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos, no los
suyos.
El titular de esta columna se
inspira, obviamente, en el libro de referencia cuya portada
se reproduce: “La Nueva Edad Media”. Editado por primera vez
en Italia en 1973 (mi versión es la segunda edición
española, de 1984 bajo el sello de Alianza Editorial),
reproduce las hipótesis prospectivas sobre un eventual
retroceso de la civilización, tal y como la conocemos, a las
coordenadas de una “Nueva Edad Media”. La sugerente
hipótesis de trabajo, cada vez menos descabellada según
pasan los años, fue lanzada y articulada, ¡hace casi
cuarenta años!, por cuatro conocidos y cualificados
intelectuales italianos: Umberto Eco (La Edad Media ha
comenzado ya), Furio Colombo (Poder, grupos y conflicto en
la sociedad neofeudal), Franceso Alberoni (Escenario de
poder) y Giuseppe Sacco (Ciudad y sociedad hacia la Nueva
Edad Media).
Si pueden, lean y saboreen el
libro a la luz de los acontecimientos actuales. Merece la
pena.
Haya salud. Visto.
|