En las autonomías, aunque ha
entrado algo, no se ha notado tanto como en las
corporaciones municipales donde se encuentra uno con casi
todo lo desagradable, como si en muchas de esas
corporaciones se hubiera hecho un hueco para que tuvieran su
sitio “los sobrinos del tío Guindilla”, o algo parecido. Y
si no, basta con echar una mirada a los ayuntamientos de
Madrid, donde la señora alcaldesa parece que lleva el bolso
de ir a la compra, antes de llegar a su despacho del
Ayuntamiento. Echamos la vista al Ayuntamiento de Barcelona
y no sabemos si la corporación, o parte de ella
pertenecieron a uno de esos circos que al no tener clientela
ya por los pueblos se han buscado un lugar para “ganarse las
habichuelas” viviendo de la política y por último, para no
dar más rodeos, de lo que era el Ayuntamiento de Cádiz con
su alcaldesa Teo a lo que puede llegar a ser ese mismo
Ayuntamiento con el “chirigotero” que está al frente del
mismo, uno no puede imaginarse a donde puede llegar en estos
próximos cuatro años.
Tomando como punto de referencia
esto, sin más, puede que ahora sí tuviera razón alguno que
dijera:”en cuatro años vamos a dejar esto que no lo va a
conocer ni la madre que lo parió”. Frase atribuida a Alfonso
Guerra, antes de ganar las elecciones de 1982, y que cuando
llegaron al poder, con errores y con aciertos, trasformaron
el país, lo empezaron a modernizar, de verdad, aumentaron
las autovías, comenzaron con las líneas de alta velocidad en
el ferrocarril y el cambio fue grande, pero para bien.
Estos otros, los de ahora, esos
que pueden ser “los sobrinos del tío Guindilla” y los que
les acompañan van a la destrucción por la destrucción, se
ponen a quitar o modificar si un cuadro o un busto les gusta
o no, pero no están haciendo nada útil y que mejore lo
anterior.
Veo en la portada del País de
fecha 31 de julio un apartado que dice así:” Algunos
Ayuntamientos nuevos pondrán en marcha medidas contra los
festejos. Un verano con menos toros”.
Y la realidad es esa,
especialmente cuando vemos que el mapa taurino está
sufriendo unos cambios que nadie podría imaginar con
corporaciones serias y no con advenedizos de medio pelo que
han entrado en algunos ayuntamientos como el caballo de
Atila, y que al no saber por donde abordar los asuntos de
verdad serios y útiles para la corporación, han empezado a
quitar lo que a ellos no les gusta o aquello que ni
comprenden, ni podrían entender jamás.
Veamos: en La Coruña han
suspendido la feria de agosto, con lo que están “ayudando al
turismo”. En la Comunidad Valenciana se han retirado las
subvenciones a la tauromaquia, primer paso antes de oponerse
a ella. Palma de Mallorca ha sido declarada anti taurina y
ciudad amiga de los animales.
Lo de Palma de Mallorca es
incomprensible, al haber sido una ciudad con plaza de
temporada, donde las grandes figuras repetían año tras año,
desde el Viti, Paco Camino, Antonio Ordóñez... con lo que
era una de las plazas de toros emblemática. Es más, también
en ella hubo alguno de esos percances duros y trágicos, cosa
que ya deja para siempre el recuerdo de lugar a respetar por
todos.
Llegados a este punto no creo que
nadie en Linares, por ejemplo, se atreviera a cerrar su
plaza de toros, por el recuerdo, especialmente, de aquella
famosa muerte o con tantas tardes de gloria como hubo allí.
Las cosas hay que verlas
como son, culpables de todo este desaguisado que se ha
empezado a dar con la fiesta de los toros lo son tanto PP
como PSOE que en sus años de gobierno no han sido capaces de
ponerse de acuerdo para declarar la fiesta de los toros,
como fiesta de interés turístico, con lo que sería
intocable.
|