Los trastornos cutáneos son un problema frecuente en las
personas de edad avanzada, ya que el envejecimiento es un
proceso que conlleva varios cambios en el organismo y, por
consecuencia, afecta también a órganos como la piel. Pero,
además de la propia barrera cutánea debilitada por el paso
del tiempo y con menores defensas, los ancianos son un grupo
vulnerable ante diversos hongos e infecciones cutáneas
comunes en verano.
El calor ambiental favorece el
desarrollo de gérmenes patógenos en el medio ambiente, y
factores como los juegos al aire libre, la piel húmeda y
sudorosa, más superficie corporal descubierta, y a veces la
picaduras de insecto, pueden favorecen las infecciones
superficiales de la piel o el incremento de sus síntomas.
Las infecciones micóticas de la
piel están provocadas por hongos que infectan la piel, y son
enfermedades frecuentes, contagiosas y curables con un
tratamiento correcto. Los hongos son microorganismos que
crecen mejor en condiciones de humedad y calor, por ello,
muchas micosis suelen contraerse en lugares públicos como
piscinas o vestuarios.
David Curto, Jefe de Gestión
Asistencial de Sanitas Residencial, recomienda tomar una
serie de medidas preventivas, especialmente con respecto a
las infecciones de los pies. “Es fácil que el hongo crezca
si existen condiciones de humedad y calor, por lo que es
recomendable tomarse un tiempo después de la ducha para
secarse bien los pies, usar un calzado que facilite la
transpiración,.y no olvidar el uso de chanclas en lugares
públicos como duchas, piscinas, vestuarios”.
Según la zona de la piel afectada,
algunas de las micosis más frecuentes son la Tinea pedis o
pie de atleta; que ocurre cuando los hongos infectan los
pies y sus síntomas más habituales son picor, descamación y
aspecto de sequedad y descamación en toda la planta del pie;
o el impétigo contagioso, una infección cutánea superficial
por estafilococos y estreptococos, bacterias patógenas muy
frecuentes, que causan pequeñas erosiones de la piel y
desarrollan procesos como la foliculitis, la inflamación de
los folículos pilosos.
Es esencial llevar a cabo un
diagnóstico dermatológico completo de estas lesiones por un
especialista para identificar la patología causal y
prescribir su tratamiento, que en muchos casos puede ser
suficiente con un tratamiento local con cremas antifúngicas
y antibióticas, pero en casos concretos requiere tratamiento
por vía oral para alcanzar una curación definitiva.
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