Cada día que pasa, estamos
comprobando, un poco más que eso de obedecer y respetar los
mandatos de las leyes se está convirtiendo en algo
obligatorio para unos, en tanto que los desvergonzados y
aventureros que se marcan una ruta diferente, no sólo no las
respetan, sino que se ríen de ellas y le hacen dos cortes de
manga a quien, en teoría, debieran respetar, sin importarles
un comino las leyes, los legisladores y mucho menos los que
ocupan los primeros puestos, en las altas legislaturas del
país.
Tal como se está presentando el
panorama, desde algunas zonas de la geografía española,
ahora mismo, nos encontramos con habitantes de primera
división, aquellos que van a su aire, en tanto que otros no
somos ni de regional preferente, al acatar todo aquello que
la ley, en singular o en plural, nos marca.
Y entre tanto, desde la
Presidencia del Gobierno y los correspondientes ministerios,
parece que están viéndolas venir, muy especialmente cuando
ahora el iluminado Mas se saca “un ministerio de Hacienda” a
su medida y todavía, que se sepa, no se le han aplicado las
sanciones oportunas, incluso la privación de libertad, si
fuera preciso.
¿A qué estamos jugando?. En la
enseñanza han hecho y siguen haciendo lo que han querido y
quieren, ahora en ciertos ayuntamientos se ríen de todos y
no respetan ni las más altas magistraturas, en el asunto
económico van a su aire. Esto no tiene explicación y menos
al estar aparentando no querer armar alborotos para que los
otros, los que sí los arman, caminen por la ruta que más les
convenga.
Y como el personal ve que aquí hay
o falta de autoridad o permisividad ante lo que se le ocurra
a cualquiera, junto a esas deserciones que quieren unos,
aparecen otros tratando de suprimir aquello que a ellos no
les gusta, como puede ser la fiesta de los toros, de la que
ya hemos hablado días pasados.
Más vale que todo esto que estamos
comentando hoy no sea más que un simple espejismo y que la
situación pueda volver a sus cauces normales, pero mucho me
temo que si el 27 de septiembre la pandilla esa de los
separatistas ganan las elecciones, a partir de ahí podemos
tener una parte del país desgajada, o si se mantiene unida
esa unidad será a capricho de los que se quieren separar.
Las encuestas, aunque con ese
asunto no se pueda tener demasiada confianza, parece que
tratan la situación muy favorable, y cada día más, a que el
separatismo no va a tener demasiado éxito, con una fuerza
que ahí en Cataluña se deja ver cada día más, Ciudadanos, y
que, a la postre va a ser la que marque la pauta y sirva de
auténtico freno y contrapeso en Cataluña, cuando se aborde
esa absurda cuestión de desgajarse del resto de España.
Para el Gobierno, que sigue sin
dar un puñetazo fuerte encima de la mesa, la problemática
catalana es un “sin vivir”, eso es cierto, porque nadie
quiere pasar a la historia como el que se dejó arrebatar una
parte del territorio nacional y eso que se podría solucionar
aplicando la ley, sin complicaciones, tampoco está en la
forma de actuar de Rajoy y sus miembros del Gobierno.
Querámoslo o no, es el tema
del verano, se va ocultando con la publicidad de la
disminución del paro, con la bajada de los carburantes, con
muchas otras mejoras, pero, en el fondo, el problema está
ahí y no son capaces de ponerle una solución que se presente
como definitiva.
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