El Obispado de Cádiz y Ceuta
manifestó este martes que “no supone ninguna discriminación”
el impedimento a un transexual para ser padrino en el
bautismo de su sobrino en una parroquia de San Fernando
(Cádiz), señalando que “sucede con frecuencia” con aquellas
personas que no son consideradas “idóneas” por “su estilo de
vida, criterios o incongruencia con la vida cristiana y las
disposiciones de la Iglesia”.
En un comunicado recogido por
Europa Press, el Obispado relata que, ante la petición de
A.S. de ser padrino de bautismo, el párroco mantuvo una
“cordial conversación” con él indicándole que debía cumplir
con los requisitos que expresa el Código de Derecho
Canónico, que exige a quien haya de ser padrino o madrina de
bautismo que “sea católico, esté confirmado, haya recibido
ya el santísimo sacramento de la eucaristía y lleve, al
mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión
que va a asumir”.
Asegura que en esta “amplia charla
y acogiendo el sentir del solicitante, el párroco le animó a
vivir congruentemente su fe” y que, a pesar de no ser el
padrino de bautismo, participara de algún modo como “padrino
espiritual”, pudiendo animar y ayudar en la vida de fe al
bautizando.
El comunicado continúa asegurando
que durante todo el tiempo, tanto la actitud del párroco
como la del solicitante fue “amable y comprensiva”, de modo
que al finalizar dicho encuentro, A.S. “dio la impresión de
estar conforme con las indicaciones tratadas con el párroco
que le manifestó su total disponibilidad para ayudarle en
cuanto deseara y le transmitió que la Iglesia, como madre,
tiene la misión de acoger, escuchar y ayudar a vivir un
camino espiritual donde el mensaje de Cristo se manifiesta
en su Iglesia y donde el cristiano halla su felicidad y
dignidad”.
El Obispado añade que, según
el Código de Derecho Canónico, es el párroco o ministro del
sacramento quien debe velar con responsabilidad para que se
cumplan los requisitos del canon 874, e incluso “disuadir a
quienes a su parecer no los cumplen por diferentes razones,
por el propio bien del bautizado, pues el padrino ha de
velar por el crecimiento en la fe del bautizado y
acompañarle para que aprenda de su mano los fundamentos
doctrinales y morales de la fe cristiana”.
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