El pasado viernes y con una
sencilla clausura presidida por la saliente consejera de
Cultura, Simi Chokrón, quedaron clausuradas las jornadas “El
Estado de Derecho frente al fenómeno yihadista”, celebradas
en Melilla entre el 20 y 24 del presente mes de julio.
Casualmente coincidentes con la detención, el pasado
miércoles, de un yihadista en el barrio de Las Palmeras y
que dos días más tarde es interrogado por el juez de la
Audiencia Nacional, Santiago Pedraz. ¿Mi valoración de las
mismas? Pues al igual que el curso organizado por el IEEE en
la UIMP de Santander, francamente excelente. Claro que
matices siempre los hay, faltaría más, pero el esfuerzo en
tiempo, distancia y economía familiar invertido para asistir
a las mismas, francamente ha merecido la pena. Lo que ya no
me fue posible fue “reenganchar” con “Ciberdefensa y tutela
de derechos en las redes”, que en el marco de los 24 Cursos
Internacionales de Verano se celebra desde el 27 al 31 en
Melilla. El año que viene será, así lo espero.
En una apretada jornada, el viernes intervinieron el
coordinador del curso, J.R. Benitez Yébenes, Magistrado de
la Audiencia Provincial de Málaga y Juez de Vigilancia
Penitenciaria de Melilla en régimen de compatibilidad quien,
buen conocedor del asunto, señaló como “la mala
administración de la multiculturalidad puede dar lugar a la
radicalización” advirtiendo, en la sin duda difícil “gestión
de la diferencia”, que “no todos los valores culturales
(derivados de la inmigración) pueden ser asumidos”, grave
problema del que no se suele consciente desde el diletante
discurso del “buenismo”, tanto desde la sociedad civil como
desde la misma clase política. Por su parte el Director del
Centro Penitenciario de Melilla, Francisco Rebollo, dio unas
interesantes pinceladas sobre “El perfil del yihadista en
prisión” y tras reseñar lo evidente, “El terrorista no nace,
se hace” y advertir que “no hay un perfil común”, destacó
que los yihadistas “no son psicópatas”, si bien suelen estar
imbuidos de unas características “narcisistas y mesiánicas,
con cierto sentido de la superioridad”, pudiendo
esquematizarse tres perfiles: “los idealistas, los
respondientes y las almas perdidas”. Esther Montero,
psicóloga y Subdirectora de Tratamiento del Centro
Penitenciario de Huelva, advirtió datos en mano del caldo de
cultivo que supone la cárcel, a priori, para los yihadistas,
“cerca de un 17% de los casos, es decir 1 de cada 6
yihadistas se ha radicalizado en prisión” destacando, además
de la “amenaza real y emergente del yihadismo”, como “los
yihadistas son cada vez más jóvenes y solteros” mientras
destacaba, citando fuentes de un instituto de investigación,
la gran preocupación social que supone el hecho de que
“entre 300 y 500 millones de musulmanes (Nota: sobre una
población total de 1500 millones) prestan algún tipo de
apoyo o simpatizan con la yihad”. Un dato éste, por cierto,
que pone los pelos como escarpias. También aportó un dato a
mi juicio relevante y a considerar: “La gran incidencia del
fenómeno de las conversiones en prisión, en su mayoría al
Islam”. La última ponencia estuvo a cargo del jurista
Mariano López Benítez, Catedrático de Derecho Administrativo
de la Universidad de Córdoba, quien no se anduvo por las
ramas al enjuiciar las luces y las sombras de la legislación
específica tras los, ¿cómo definirlos?, bien, dejémoslo en
los macroatentados del 11-S en Nueva York: desde la polémica
USA Patriot ACT a la nueva ley francesa específicamente
antiterrorista aprobada todavía el pasado 9 de julio así
como el desarrollo de la normativa española al respecto, sin
olvidarnos de la Resolución 2178 del Consejo de Seguridad de
la ONU, del 24 de septiembre de 2014. En una brillante
exposición, como ha sido por lo demás la tónica general del
curso, López Benítez (especialista en Derecho Penal)
advirtió de los límites, la “línea roja” que nunca debemos
traspasar en nuestro arsenal jurídico ad hoc si queremos
seguir siendo un Estado de Derecho: frente al histerismo
social y la interesada manipulación política, “Debemos
proteger nuestra condición de ciudadanos, un legado de
libertad y seguridad jurídica”. A eso yo le llamo poner el
dedo en la llaga: el yihaterrorismo o yihadismo a secas, en
definitiva el terrorismo de matriz islamista, supone una
doble amenaza: primero la terrorista en sí, con su coste en
vidas humanas y bienes; segundo, en el recorte de nuestras
libertades con la disculpa de la lucha antiterrorista.
Porque, entre una cosa y otra, el insidioso y temible “Gran
Hermano” de Orwell descrito en “1984” ya está aquí. Y ha
venido para quedarse.
“Viajar y leer”, créanme, son dos excelentes formas de
aprender. Siempre salgo, en montaña o ciudad, en cursos o de
vacaciones, con algún buen y fiel “amigo” en forma de libro.
Entre mi ligero bagaje incluí esta vez tres libros: de
Albert Camús (El hombre rebelde) y Martín Buber (Caminos de
Utopía), que otro día les gloso así como uno de mis
filósofos preferidos y referentes, Bertrand Russell, que
viene al pelo: “Autoridad e Individuo”, edición del FCE en
su colección Breviarios y al que ya le había metido mano y
lápiz allá a finales de la década de los setenta. Editado
por vez primera en Londres y México en 1949 (mi reedición
mexicana es de 1973), a lo largo de seis capítulos el
filósofo inglés comienza preguntándose “¿Cómo podemos
combinar el grado de iniciativa individual necesario para el
progreso, con el grado de cohesión social indispensable para
sobrevivir?”, para comentar que “El problema consiste más
bien en combinar el grado de seguridad, que es esencial para
las especies, con las formas de aventura, de peligro, que
sean compatibles con la vida civilizada”, mientras advierte
de lo obvio: “Desde el siglo XV hasta la época presente, el
poder del Estado frente al individuo ha aumentado
considerablemente (...)”, estando cada vez más “la
iniciativa individual limitada por el Estado o por poderosas
corporaciones”, rematando con “... la intervención
gubernamental” (...) “Es éste, en mi opinión, un mal contra
el cual es fundamental estar prevenidos. Por este motivo, el
subrayar el valor del individuo es aún más necesario hoy que
en cualquier pasado”. En definitiva y a juicio de este ya
maduro escribano del limes la, sin duda necesaria, lucha
contra el terrorismo yihadista supone una excelente coartada
del llamemos “Sistema” para, manipulando el Estado, embridar
a la sociedad entera menoscabando nuestro sistema de
libertades. Y el que quiera entender, que entienda.
Haya salud.
Visto.
|