El cambio climático es una
manifiesta realidad. Por lo que, las adversas climatologías
en sus diferentes extremos, galopan aterradoramente muy
progresivamente. Conllevando graves catástrofes tanto en
verano con sequías, incendios, etc. Como en invierno con
tormentas glaciales con bajadas extremas de las
temperaturas, lluvias torrenciales, cataclismos diversos,
etc., etc. Castigando a los sectores poblacionales y
naturales más vulnerables, por culpa de la ‘apatía’ de los
poderes, al no haber actuado desde hace décadas, con firmeza
contra los continuados atentados que se cometen contra el
ecosistema. Siendo dos claros ejemplos de ello, la
destrucción de la selva tropical y, el alarmante vertido de
CO2 a la atmósfera… Acarreando graves impactos naturales,
económicos y sociales a la población, como consecuencia de
ese abrupto cambio climático que provocan los constantes
ataques contra el medio ambiente.
Consecuentemente, en la cumbre
celebrada en Paris, el pasado martes 21 de julio,
constituida por medio centenar de alcaldes de las ciudades
más importantes del mundo con la presencia, además, del papa
Francisco, líder del Vaticano. Y en las posteriores cumbres
previstas en este año, deben los estados llegar a un total
consenso, para intensificar las acciones contra la creciente
destrucción del planeta. Debiendo la población huir de los
vanos e inútiles discursos políticos. Porque, como siempre,
con ellos ya es imposible sofocar las catástrofes ocurridas,
siendo tarde para atajar las que se avecinan, estando en
juego, la vida o la muerte más extrema de la humanidad. Por
lo que, muchos poderes pasados y actuales, principalmente
los de las grandes potencias mundiales, son los presuntos
responsables de casi todo el mal que sufre el planeta, al
anteponer mezquinos intereses económicos a la salud y el
bienestar medioambiental de la población...
El calentamiento atmosférico ha
provocado que, suba mucho el mercurio en los últimos meses,
hasta el punto que, el pasado mes de junio, según leí, fue
el más caluroso de su historia. Por lo tanto, hay que ser
muy cauteloso para no sufrir las consecuencias de las altas
temperaturas reinantes. Porque en lo que va de julio,
tampoco se han quedado atrás, alcanzándose temperaturas muy
por encima de los cuarenta grados centígrados, en bastantes
puntos de la geografía española, batiéndose récords.
Aconsejando la Agencia Estatal de Meteorología, activar las
alarmas en gran parte de las comunidades autonómicas.
Consiguientemente, cuando estoy en
los primeros renglones de la creación de esta tribuna de
opinión, a las 16,00 horas del miércoles, 22 de junio de
2015, con unos 43 grados a la sombra. Me encuentro
atrincherado en mi despacho estudio, alternando el teclado
del ordenador con el mando a distancia del aire
acondicionado. Transfigurándose mi cuerpo metamorfósicamente.
Desconociendo, si me convertiré en una larva con duende, por
el destemple que me produce pasar del frío al calor con
estornudos y chorreones de sudores por las ‘rebanadillas’ de
las trancas.
Las consecuencias del
calentamiento global, según los científicos, pueden ser por
efectos naturales o mayoritariamente por la mano negra del
hombre. Por, entre otros motivos, por culpa del dióxido de
carbono vertido a la atmósfera por los coches, industrias
eléctricas, desforestación, ganadería extensiva, etc., etc.
Provocando graves alteraciones en la Tierra, glaciares,
océanos...
Consecuentemente, son muy
concretas las recomendaciones del poder político a la
población, para apaliar en lo posible la contaminación
atmosférica. Aunque, no dejan de ser contradictorias algunas
de las mismas. Porque por una parte, los mercaderes nos
incitan, con mil y una treta, al consumismo puro y duro. Y,
por la otra, nos recomiendan para evitar la emanación de
gases con efecto invernadero… que reciclemos, que utilicemos
los transportes públicos, que reduzcamos el consumo
eléctrico, que utilicemos papel reciclado en vez de bolsas
de plástico. Así como, potenciar las energías alternativas
como la solar, eólica e hidráulica…
Es evidente que, los
gobiernos realizan puntuales campañas, como la realizada
hace unos años contra el uso de bolsas de plástico en las
grandes superficies. Conllevado dicha acción para el
consumidor que, de sernos gratis las tengamos que abonar
desde que entró en vigor esa normativa. No exigiéndoles
ciertos gobiernos a algunas multinacionales… que sus
productos sean embalados con material reciclado,
prosiguiéndolo haciendo presuntamente sin respetar las
normas impuestas de reciclaje… a la ciudadanía. Y, sobre la
energía solar, que le pregunten a los que el Gobierno
presuntamente dejó tirado cuando la transformaron…
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