La presidenta del colectivo de asociaciones de apoyo a
discapacitados (Cermi), María Luis Villadén, no ahorró ayer
críticas al nuevo consejero de Fomento, Néstor García.
Dos motivos la movieron a ello: por un lado, el hecho de que
se exija ahora un cumplimiento estricto de la reglamentación
para instalar expositores informativos o de recogida de
firmas en la calle Real, y de otro el incumplimiento
“sistemático” del reglamento para la accesibildad de las
personas a todos los lugares.
Villadén dijo que por ejemplo para poner un expositor
extensible para recoger firmas o informar se les exige ahora
un plano del emplazamiento, con medidas exactas de pasos
libres y ubicaciones de entrada; un reportaje fotográfico
del estado del pavimento y mobiliario urbano; la fabricación
del expositor así como el sistema de instalación; el sonido
que se vaya a utilizar y una póliza de seguros en la que se
garantice la cobertura de responsabilidad civil, y que
normalmente oscila entre 300 y 400 euros. “Me parece
excesivo exigir ésto al colectivo de discapacitados”, señaló
María Luisa Villadén.
Por contra se explayó en los incumplimientos por parte de la
Ciudad en materia de accesibilidad. Así, enumeró varios: “el
parque de Santa Catalina tiene dos bancos a la entrada que
impiden la entrada de sillas de ruedas o de carritos y
carece de protección en los bordes, con lo que la gente
puede caerse; el nuevo mobiliario urbano de la Marina, con
asientos que te resbalas y con farolas en zig-zag; en el
puente de acceso al Parque Marítimo, si se coloca una silla
de ruedas arriba, a ver dónde va a parar”. También, con
signos de indignación, explicó que el Paseo del Revellín
ningún comercio tiene rampa: “se ha fomentado la apertura
express de comercio, que me parece muy bien, pero sin
rampas”.
También dijo que no se cumple el número de taxis para
discapacitados y que los autobuses urbanos no bajan las
rampas en todas las paradas, como es reglamentario.
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