En efecto, una bañera también se llena gota a gota y a nadie
se le ocurre decir que hay una inundación, pero al final
rebosa. Pues eso es lo que está sucediendo lentamente en
Ceuta: su población está aumentando peligrosamente –gota a
gota– sin que apenas estemos tomando conciencia de ello, así
como del peligro que ello representa no sólo para nuestro
presente, sino para el futuro de la ciudad. Quienes son los
llamados a parar este crecimiento anormal y brutal de la
demografía ceutí parece que no saben o no pueden, o, tal
vez, no quieren. Síntomas de ese crecimiento feroz de la
población ceutí son la escasez de viviendas, la escasez de
plazas en los colegios e institutos y, en fin, las
construcciones ilegales, que proliferan como setas en otoño.
Este aumento desproporcionado de
la población se debe no sólo al asentamiento, que también,
de elementos allende nuestras fronteras, la mayoría sin
oficio ni beneficio, que, o bien, se casan con ceutíes para
conseguir la residencia y, después, la nacionalidad, y, así,
hacerse acreedores a cuantos beneficios puedan sacar de los
escuálidos servicios sociales de la Ciudad, o bien, se
instalan aquí ilegalmente debido a la falta de control en
esa aduana tercermundista. Pero gran parte de este aumento
poblacional se debe a la falta de responsabilidad de
aquellos ceutíes que se lanzan alegremente a traer hijos a
este jodido mundo sin apenas poderlos mantener y sin poder
darles una educación pertinente, teniendo que recurrir a los
servicios sociales para salir del atolladero. Así se llegan
a formar familias de hasta seis o más hijos. En este
sentido, según la estadística del Movimiento Natural de la
Población e Indicadores Demográficos, la Ciudad Autónoma de
Ceuta es en donde se ha producido un mayor incremento de
nacimientos con 10,6%, alcanzando los 1.200 nacimientos en
el año 2014. Evidentemente, el vector de aumento poblacional
lleva consigo la escasez de viviendas y la escasez de plazas
en los centros educativos.
Así, estamos asistiendo estos días
a un debate sobre las 317 viviendas de Loma Colmenar. Es una
pugna por una vivienda, conseguir una vivienda como sea y
por encima de quien sea. Pero el caso es que cuando esas
viviendas sean asignadas quedarán centenares de familias que
también están necesitadas de una vivienda. Y detrás de esas
vendrán otras, y otras, y así hasta que en algún momento los
19,5 km2 de Ceuta no den para más y ya no se encuentre un
sitio en donde construir viviendas. Amén del deterioro del
medio ambiente, debido a la superación de carga del
territorio ceutí y a la huella ecológica sobre el
territorio.
El aumento de población quiere
decir, principalmente, aumento de la población escolar. Y
este aumento de la población escolar tiene su correlato con
la construcción de centros de primaria y de secundaria. Pero
hete aquí que en cuanto se estrena un centro escolar o la
ampliación de alguno de ellos para acoger a centenares de
alumnos, inmediatamente hay otros centenares de niños
esperando ser escolarizados. Ello es debido al escandaloso y
‘alegre’ aumento vegetativo de la población. Supongo que
alguien debería aleccionar al ciudadano para que sea
responsable y tenga los hijos que pueda mantener y educar en
condiciones óptimas sin tener que recurrir continuamente a
los esquilmados servicio sociales del ayuntamiento.
Así, la escasez de medios
económicos, la falta de un puesto de trabajo, la carencia de
una vivienda digna en donde alojar a la familia, un abusivo
número de hijos, la falta de interés y de estímulos en no
pocas familias por la educación y por el saber –‘saber’, no
se olvide, que ha significado casi todo en el desarrollo de
la civilización europea y en la formación del espíritu de la
ciudadanía–, la carencia de una biblioteca familiar, por
humilde que sea, etcétera, todo ello da lugar, como
corolario, al fracaso escolar. El fracaso escolar, y no sólo
él, le ha costado al director provincial de Educación,
Cecilio Gómez, su defenestración. Pareciera que antes de la
llegada del citado Cecilio Gómez –profesor titular del
Departamento de Derecho Financiero y Tributario de la UGR,
no se olvide, no un mindundi cualquiera–, la educación en
Ceuta estaba a la altura, por ejemplo, de Finlandia o de
Corea del Sur. Nada más lejos de la realidad. El fracaso
escolar en Ceuta será endémico mientras aquí no se coja el
rábano por las hojas y se meta la mano en el avispero de que
ese fracaso escolar no depende tan solo de las ratios, del
director provincial de turno, de la diversidad, de, en todo
caso, del profesorado, etcétera. La Junta de Personal no
Universitario, los sindicatos, la activa y locuaz secretaria
de Educación del PSOE y la FAMPA han hecho presa en la
figura del director provincial y le han achacado todos los
males de la educación en Ceuta. De “pesadilla” calificó el
presidente de la FAMPA, Mustafa Mohamed, los 3 años y 5
meses de ‘gobierno’ de Cecilio Gómez en la educación ceutí.
“Gómez ha representado en Ceuta lo peor del peor periodo de
la historia de la Educación en esta etapa democrática”,
lamentaron desde la Junta de Personal. Si así fuera, con su
marcha, podríamos decir ‘miel sobre hojuelas’. Ahora que han
botado al ‘culpable’, ya no hay dudas de que veremos cómo la
educación ceutí se pone a la altura de Finlandia, Japón o
Corea del Sur. ¡Menudo alivio!
Pero me temo que las carencias
citadas al principio del párrafo anterior trabajarán en
contra de que se palie el fracaso escolar ceutí. Además, el
alumno y sus padres han de asumir que el trabajo en casa, el
estudio, la dedicación, el sacrificio, la voluntariedad,
forman parte del éxito, no sólo en los estudios, sino en
cualquier otra actividad. Asimismo, es pertinente citar aquí
que la mayoría de esos alumnos que fracasan estrepitosamente
en sus estudios pertenecen a la comunidad islámica, lo cual
no les imprime, es obvio, carácter alguno para fracasar o
no, sino simplemente es un dato a no descuidar. Un dato a
tener en cuenta a la hora de hacer una reflexión respecto de
ese fracaso escolar. Un dato a tener en cuenta, siempre y
cuando no se tenga la tentación de caer en el manido y
acostumbrado ‘victimismo’. Es decir, descargar en el de
enfrente las propias frustraciones. Sucede muy a menudo.
(PD/ Recuerde: faltan 5
semanas para celebrar el 6º Centenario de la conquista de
Ceuta por los portugueses: el 21 de agosto de 2015)
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