Lo de Grecia es inaudito. Un pueblo decide en referéndum por
más del 61% de los votos que no está de acuerdo con lo que
quieren los acreedores (bancos europeos, UE y FMI) y días
más tarde, los poderes financieros hacen doblarle las
rodillas y humillarlos con la amenaza de ser expulsados del
euro y de Europa.
Tsipras, tiene que tragarse sus
propias palabras y recular ante este ultimátum de fuerza y
acepta todo lo que unos días antes había rechazado junto con
la mayoría de su pueblo. Ha sido sobre todo Alemania , la
Sra. Merkel y su ministro de Economía quienes más han
asfixiado a Grecia con sus durísimas amenazas.
Y Tsipras ha tenido que aprobar en
el parlamento duras medidas que dejarán al pueblo griego
mucho más maltrecho de lo que ya está. Han obligado a vender
todos sus activos para pagar la deuda. Todo, con la
supervisión del FMI. La Troika, por encima de la opinión de
todo un pueblo.
Es curioso que sea Alemania quien
así actúe. Ella nunca pagó íntegramente sus deudas, cuando
salió maltrecha de las dos grandes guerras. Por el acuerdo
de Londres de 1.953 se le perdonó a Alemania más del 60% de
su deuda. Y gracias a éso, Alemania hoy está donde está.
Ahora no ha querido aplicar a Grecia la misma receta que a
ella le sirvió para salir adelante. Quiere machacarla hasta
hacerla desaparecer.
Después de ver este triste
espectáculo es lógico que muchos ciudadanos nos preguntemos:
¿para qué la política? ¿Sirve de algo? ¿De qué ha valido la
opinión de todo un pueblo?
Está claro que en el mundo no
mandan los estados, ni los ciudadanos, ni tiene sentido la
democracia. Mandan los poderes fácticos económicos europeos
y mundiales. Se demostró cuando Zapatero en 2.011, de
acuerdo con Rajoy, cambió en pocos días y sin contar con
nadie, el art. 135 de la constitución que daba prioridad
absoluta al pago de la deuda.
Ya sabemos también que están
preparando el TTIP y el TISA donde se dará más de lo mismo:
los estados no podrán mandar. Serán las grandes
multinacionales quienes mandarán a los estados y les podrán
reclamar en los tribunales si les perjudican en sus
inversiones.
Es lógico que ante la esperanza
que significa hoy Podemos en España nos preguntemos: ¿le
pasaría igual que a Grecia ante una situación similar? ¿Qué
sentido tendría todo el mensaje de su programa político? En
fin, esperemos que aquí no ocurra igual.
Pero, ya dice el refrán: “Cuando
veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a
remojar...”
Ante el caso griego, no he podido
dejar de acordarme de aquellas palabras de Salvochea,
republicano, decepcionado de la República y de la política:
“Ya nada se puede esperar de la política”.
Y es que lo de Grecia es
demasiado triste y nos dá que pensar....
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