Una vez más, y en época nada
cómoda, el presidente de la Generalidad de Cataluña ha
querido estar “en los papeles”, con su visita a La Zarzuela,
donde fue recibido, pero a tenor de las fotos que nos han
llegado, no con demasiada alegría. Al menos eso es lo que
indicaba el gesto del Rey de España, Felipe VI.
Y la desfachatez mostrada, una vez
más, por el que quiere pasar a la historia como adalid de la
independencia de Cataluña, aparece, muy especialmente, en
ese gesto y esa expresión de visita:”en son de paz”.
Alegrías pocas, muy pocas, en el
Monarca Español, en Felipe VI que, a pesar de su juventud y
su poco tiempo en el trono, ha demostrado en cada una de sus
comparecencias o de sus recepciones que sabe el terreno que
pisa y que “con la unidad de España no se juega”.
La actitud del Rey de España,
también de Cataluña, en el espacio al que tuvo acceso la
prensa, aparece marcada por la seriedad, lo que puede
entenderse como una visita que había que recibir, de acuerdo
a un determinado protocolo, pero sólo eso.
En nada fue un recibimiento como
el que había habido, anteriormente, con otros presidentes de
comunidades autonómicas, ya fueran de Extremadura, Andalucía
o Madrid.
Era esta la primera reunión, al
menos oficialmente, entre Felipe VI y Artur Mas, en el
Palacio de la Zarzuela, aunque ya en actos públicos han
tenido ocasión de coincidir, en varias ocasiones, en las que
el Rey de España, también de Cataluña, no ha esquivado
visitar la propia Cataluña para seguir tan unido a ésta como
a otras sociedades del Estado español.
Esto es un hecho que no oculta que
ahora las cosas están muy poco claras, especialmente, porque
son momentos cruciales, marcados por la creación de esa
lista única independentista para tratar de ganar unas
elecciones, en el mes de septiembre.
Y Mas no puede olvidar que en su
propia comunidad autonómica, el Rey y Jefe del Estado, hace
menos de un mes, en la entrega de los premios Princesa de
Girona, marcó un terreno, con mucha claridad, este terreno
es el de la “unidad”, por encima de todo, sin atender, ni
entender nada sobre posibles resquebrajamientos y sin
renunciar a “los logros colectivos, alcanzados por todos”.
Este es el punto de partida y de
aquí no parece que se vaya a retirar Felipe VI, con
juventud, sí, pero con la firmeza que le dan su formación y
todos aquellos que le están asesorando, a la perfección.
Si Mas traía una ruta marcada, por
unos sectores catalanistas, tendentes a romper la única
realidad clara, como es la unidad de España, ha tenido que
volver hacia tierras catalanas con un más que dudoso talante
del deber cumplido, por cuanto en Madrid no fue atendido o
entendido en el terreno que él hubiera deseado.
El desconocimiento de la realidad,
a tono con las Constitución Española, de que la soberanía
está en todo el pueblo español, incluidos los habitantes de
Cataluña, es estar pisando en un terreno muy resbaladizo.
A pesar del calor de estos días en
Madrid, el ambiente fue gélido, en la visita del presidente
de Cataluña, y ni siquiera ese “mal chiste”, que a nadie
agradó, de que “vengo en son de paz” hizo cambiar el
semblante al Monarca de España, al oírlo.
Uno viéndolo a lo lejos,
pero a tan sólo una hora y media de donde me encuentro,
mientras estoy escribiendo, de La Zarzuela, piensa que esa
hora larga, casi hora y media que duró la entrevista, entre
el Jefe del Estado y Mas, la podría haber aprovechado el Rey
en otras cosas más importantes para todos que las que ahora
mismo, le puede plantar alguien que pretende la ruptura de
España. Con un NO había bastado la reunión.
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