Por fin el Gobierno de Vivas va
entrado en razón, dejando a un lado las prisas y la
precipitación con la que ha venido actuando desde que se
destapara el escándalo con la publicación del listado de
adjudicatario de 317 VPO de Loma Colmenar. Una precipitación
que le ha costado más de un traspiés y no pocas
contradicciones entre los argumentos esgrimidos por algunos
de sus miembros. Como dice el refrán, más vale tarde que
nunca.
El Ejecutivo ha vuelto a cambiar
sus planes para la adjudicación de las viviendas, pero a
diferencia de otras decisiones adoptadas en los últimos
días, la anunciada ayer por su portavoz, Jacob Hacuel, está
cargada de la coherencia y la lógica mínima que tenía que
haber imperado desde el primer minuto. Llegados a este
punto, ya sin retorno, y una vez decidido el proceso de
adjudicación a seguir, lo lógico era disponer de los datos
actualizados de todos aquellos que van a poder optar a una
vivienda de protección pública.
Sin embargo, esta decisión
debería ir acompañada de alguna asunción de
responsabilidades, porque aunque desde varios sectores se
pretende dar una sensación de normalidad, la relidad es que
no es para nada normal que, sabiendo que existía una
promoción de viviendas recepcionada desde el pasado mes de
enero y que su adjudicación era inmimente, tenga que ser
ahora cuando se proceda a la actualización de los datos de
los demandantes de viviendas. ¿Qué ha hecho Emvicesa y el
Gobierno durante todo este tiempo? Nada de lo que está
pasado es normal. En este sentido, los seres humanos, cuando
algo va mal, tenemos cierta tendencia a acusar a otros de
que son los culpables de la situación, sin pararnos a pensar
que nosotros también podemos tener una parte de la culpa de
lo que está sucediendo. El presidente Vivas y su Gobierno
aciertan frenando la alocada espiral en la que se habían
metido, pero harían bien en reflexionar sobre que han hecho
mal, reconocerlo y tomar las medidas oportunas para que no
vuelvan a produdirse hechos como este. Nunca es tarde si la
dicha es buena, aunque por el camino se ha dejado jirones de
credibilidad.
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