Ahora que estamos en plenas
vacaciones de verano y unas vacaciones que yo terminaré para
estar, de por vida, en el mundo de los jubilados, he
considerado oportuno marcar alguna pincelada sobre los
planes de nuestros estudios y, concretamente, la forma de
estudiar o comprender la Geografía.
La idea me ha surgido al oír, hace
una semana, a una de las tertulianas en un programa de la
noche, en la televisión, y al ver que esta señora con hijos
en plena formación de la ESO y llegando al Bachillerato se
extrañaba y no es para menos, de que su chiquillo, un día o
dos antes estudiaba el río Manzanares y sus tramos alto,
medio y ..., nada. Por supuesto, este alumno pertenece a la
Comunidad de Madrid y como todas aquellas comunidades que
tienen atribuciones para controlar la educación, orientan a
sus caprichos, no aquello que sirve o que va a ser útil al
estudiante, pues en Madrid, donde el Manzanares es poco más
de aquello del “agua va”, parece que es uno de los focos de
atención de la asignatura de Geografía, que cada comunidad
la interpreta a su altura y mientras ese chaval de Madrid se
hace y se deshace estudiando el Manzanares, que como río no
es nada, un chaval de Extremadura puede conocer el recorrido
del Ardila o los kilómetros cuadrados que tiene el Valle de
Jerte, sin saber, ni el de Madrid, ni el de Extremadura por
donde discurre el Segre, pongamos por caso.
Lo he dicho muchas veces, a lo
largo de los últimos 20 años, en el aula, y lo he dicho con
la autoridad que me proporcionaba y me seguirá
proporcionando mi larga estancia en la docencia, y es que el
mayor error que, desde hace años, han cometido los
gobernantes españoles ha sido no llegar a un pacto de Estado
para que la enseñanza fuera para todos los estudiantes
españoles igual, en vez de haberse dedicado a la
“gilipollez” de estudiar mal estudiado lo propio de cada
rinconcito, cada uno el suyo, sin atender al resto del país.
En Geografía es un desastre y no
encontramos cuatro alumnos en Murcia que sepan situar
correctamente donde está la Sierra de Gredos, así como no
hay media docena de alumnos de Bachillerato en La Coruña que
sepan colocar en un mapa La Vera o Las Villuercas y no
digamos si a otro alumno de Ávila, por ejemplo, le dices que
te marque el trazado del Turia o del Júcar, por poner unos
ejemplos accesibles, que les pueden servir para viajar,
simplemente para eso.
Y todo esto, por citar simples
ejemplos, a tono con los tramos del Manzanares, no se
corrige, tampoco, con la nueva Ley que tratan de instaurar,
creo que para poco más de cuatro telediarios, si es que el
PP no ganara las elecciones de finales de año, con lo que
los “sabios-ignorantes” que es lo que son la mayor parte de
los que se colocan en los escaños desde donde se debiera
legislar, a lo único que apuntan es a salir en algún
informativo, a apretar el botón que les marquen y, en muy
pocas ocasiones, a hacer lo que más convenga a la sociedad.
La Geografía es un punto, la
Historia es devaluada cada vez más y las normas de
convivencia están tan alteradas que hasta un alto cargo, a
dedo, de Barcelona, “la meona”, puede servir de indicador
para uno circular por cualquiera de las calles de una
ciudad, no de mi pueblo, donde, por supuesto, no podrá ser
aceptada y menos si no se va a comportar como es debido.
Barcelona que la tolere lo que quiera, nosotros aquí no.
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