Cada día entiende uno menos el
sometimiento de los súbditos al partido en el que militan y
en el que cuatro jerifaltes se han hecho con el poder y
todos los demás tienen que ir “bailando” al son que marcan
las élites o las cabezas de esos partidos, si un día
quisieran aspirar a ocupar un cargo o un lugar preferente,
en una candidatura electoral.
Y da lo mismo que sean partidos de
izquierdas o que lo sean de derechas, son cuatro y sus
acompañantes los que mandan y todos los demás, dentro del
partido, no tienen más camino que el de la obediencia, si
aspiran a algo en ese partido.
Ahora mismo, es casi imposible
entender las actuaciones de los componentes del Gobierno
griego que sigue plantando cara y jugando con el porvenir y
la esperanza de su pueblo, en una situación de auténtica
demagogia, como no se ha visto, en muchos años en la
historia de los pueblos europeos.
El auténtico circo que ha montado
Tsipras, uno no sabe como terminará si “contando chistes los
leones” o si “los payasos subidos en los leopardos”. Es más
que dudoso que se llegue a una solución fácil y de hoy para
mañana.
Esto en un gobernante de un
partido de los de extrema izquierda que quiere burlarse de
la mismísima Europa.
Pero yo haría muy mal quedándome
en los conflictos helénicos y sus dirigentes, dejando de
lado otras actuaciones de partidos de derechas o de centro
derechas, como es el PP y el conflicto que tiene montado en
la presidencia de la Diputación Provincial de Ávila, algo
que estoy viviendo muy de cerca y que me hace temer que por
la derecha y por la izquierda, unos y otros, en la mayor
parte de las ocasiones, van a lo suyo.
Y es que los partidos son así:
disciplina férrea si quieres seguir aquí y si no no aspires
a nada en el partido o vete fuera para aspirar a algo en
otra parte. Podría ser lo razonable si todos contaran con
las mismas posibilidades, pero si ves que hay una serie de
apellidos que se han asentado en las esferas de los partidos
y de ahí no les echa ni “Dios”, entonces hay que decir:” Los
partidos son los causantes de las ruinas de las
democracias”.
Veo en ABC, edición de Madrid, en
su página 2, y en un pequeño recuadro sobre Castilla y León
que dice:”El PP suspende al rebelde que se hizo con la
Diputación de Ávila”.
Aquí estamos otra vez, “con la
burra a brincos”, todos o casi todos creían que el “sátrapa”
que había presidido ese organismo, él y sus correligionarios
habían dejado “atado y bien atado” todo para poner en la
presidencia a alguien de su cuerda.
Afortunadamente, un grupo de
alcaldes, sin algaradas, muy a la chita callando, decidieron
votar a otro y, de la noche a la mañana lo tenían todo
organizado, con lo que en la votación pública salió elegido,
un tal Jesús Manuel Sánchez Cabrera, que no era el elegido
oficialmente, ante el asombro de todos los jerifaltes
abulenses y de la crema y nata de Castilla-León, que si
tenían pocos problemas para poder seguir gobernando esta
Comunidad Autonómica, ahora les caía esta perla más.
Ir en contra de lo oficial no se
lleva nada bien en los partidos y ahora, en Ávila, casi
todos tienen la duda de a quien pertenece el bastón de mando
de la Diputación. Ah, aquí no estamos en la extrema
izquierda, ni con grupos separatistas, es en el mismo PP.
Porque esos otros, los
izquierdosos, a su manera, hacen cosas parecidas, además de
que la mentalidad de un gobernante de extrema izquierda es
capaz de sacrificar a su país con tal de lograr una victoria
populista y con el apoyo de todo el populacho.
Ávila no sabe quien es ahora
su presidente de la Diputación Provincial, Grecia, en estos
instantes, es lo que llaman la enorme mentira de Occidente,
en torno a una vida en la que nadie quiere asumir sus
responsabilidades.
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