Ceuta ha superado con creces la
capacidad de carga de su territorio al soportar la enorme
densidad de población de 4.350 personas por km2 en un
espacio de 19,5 km2. La huella ecológica que los 85.000
habitantes de la ciudad dejan sobre el territorio ceutí está
pasándole factura a Ceuta desde todos los puntos de vista.
Tanto la enorme densidad de población como la huella
ecológica pueden causar graves tensiones sociales y
políticas. Gracias a que recientemente han sido dadas de
baja alrededor de 6.000 personas del Padrón Municipal, no
hemos alcanzado, peligrosamente, en estos momentos, los
90.000 habitantes. Pero vaya usted a hablarle al ciudadano
de a pie de la capacidad de carga del territorio y de la
huella ecológica. Explíquele, en román paladino, que todo
ello significa que Ceuta no puede soportar más población. No
poder soportar más población quiere decir racionalizar los
asentamientos, así como, los nacimientos, es decir,
controlar el aumento vegetativo de la población, controlar,
en definitiva, la demografía. Ceuta está en cabeza de todas
las estadísticas negativas: escasez de puestos de trabajo,
paro, pobreza, construcciones ilegales, ocupaciones ilegales
de parcelas, fracaso escolar, déficit de casas y de puestos
escolares, desproporcionado crecimiento vegetativo de la
población, brutal densidad de población. Parece que el
aumento de cualquiera de esos vectores citados arrastra a
los demás. Todo ello empieza a crear tensiones sociales en
la ciudadanía. Tensiones que saltan a las páginas de los
periódicos. Las tensiones políticas vendrán después sin que
se hagan esperar demasiado.
El desalojo de la familia que
ocupaba ilegalmente un edificio militar en Cría Caballar
podría ser paradigma de las tensiones a las que hemos
aludido. Desde primeras horas de la mañana del primero de
julio, amigos, familiares y otras personas que están en la
misma situación que Samia y su familia, es decir, son
ocupantes ilegales de viviendas o de instalaciones, se
concentraron en el lugar en el que se iba a producir el
desalojo. También andaban por allí, con la caña presta, los
socialistas Manuel Hernández y el ubicuo Pablo Núñez. Como
es natural, los socialistas siempre pretenden pescar en
aguas turbulentas. No deseaban saber las causas por las que
esas personas que iban a ser desahuciadas habían llegado a
esa situación, no, nada de eso, de lo que se trataba era de
echar la caña en aquellas aguas que bajaban turbulentas y
procelosas y dejar la impronta, el recuerdo, de que
estuvieron allí, los socialistas, para que la ciudadanía
tuviera memoria en el futuro cercano. Tan cercano como
cuatro meses.
Samia y su familia han sido
ubicadas provisionalmente en un hostal, allí estarán al
menos quince días, ese es el plazo en el que esperan
encontrar una vivienda cuyo alquiler, cómo de costumbre,
Servicios Sociales se ha comprometido a pagar. Todos
aquellos que se suben por las paredes echando sapos y
culebras por la boca contra el gobierno ceutí cuando se
desahucia a alguna familia y sacan a pasear
descalificaciones a diestro y siniestro no deberían olvidar
que Asuntos Sociales ayuda a unas 500 familias a pagar parte
del alquiler, gasto que, como ya se sabe, se eleva a 150.000
euros/mes: y que el programa alternativo absorbe 1,47
millones de euros del presupuesto. Todo ello sale del
bolsillo del contribuyente. No se vaya a creer que el dinero
público, como dijo aquella socialista, no es de nadie. Es
del ciudadano, y el ciudadano quiere saber en qué, en cómo y
en quiénes se gasta el dinero que se le saca de su bolsillo.
Si el avisado lector tuvo la
precaución de echarle un vistazo a las fotografías que
publicó este diario del desalojo de Cría Caballar, seguro
que reparó en la cara del padre de la familia desalojada, de
Yamal, ese es su nombre. Su rostro reflejaba violencia y
tensión. “Mis hijos no son animales para echarlos a la
calle”, “el pobre siempre acaba en la calle”, se le oyó
decir. Pero ¿alguien se ha interesado en saber dónde estaba
esta familia antes de meterse hace seis años en Cría
Caballar? ¿Nadie se ha sorprendido de que entraron en las
instalaciones militares con dos hijos y salen con cuatro,
sabiendo que estaban en precario? ¿A nadie se le ocurrió
preguntarle en qué trabaja, cuál es su profesión? ¿Cómo se
ha ganado la vida desde que se casó con la ceutí Samia? En
fin, ¿nadie ha arrugado siquiera el entrecejo al saber que
el tal Yamal es marroquí y que presumiblemente casarse con
una ceutí era como si se le abriesen las puertas del
paraíso? ¿Nadie se ha preguntado que ya pasa de castaño
oscuro que la mayoría de los marroquíes que se casan con
ceutíes no vienen a crear riqueza sino a que le paguemos la
fiesta? Dinero que sale, insisto, de nuestros esquilmados
bolsillos. ¿Nadie le dijo al tal Yamal que aquí en España no
tratamos a los niños como animales y no los echamos a la
calle, y que para muestra los MENAS marroquíes? ¿Resulta
extraño que nadie –los socialistas ‘de la caña’, por
ejemplo– le recordase a Yamal que en su país, Marruecos, si
dices lo que estaba diciendo a voz en cuello le habrían
llamado, por lo menos, al orden? ¿Nadie de esos que aparecen
en la foto que publicó este periódico le dijo a Yamal que
quien no se cuida a sí mismo difícilmente va a ser cuidado
por otro? Pues no, parece que no, que a nadie se le ocurrió
preguntar nada de lo reseñado más arriba.
El corolario de todo esto es muy
simple: Ceuta va camino de ser una ciudad de ciudadanos
subvencionados, la mayoría sin oficio ni beneficio ni
cualificación; el asentamiento de marroquíes, por matrimonio
con ceutíes, o de marroquíes ilegalmente establecidos aquí,
va camino de convertir Ceuta en una bomba de relojería de
espoleta retardada, que, sin dudarlo, puede hacer peligrar,
en el futuro, la pertenencia de Ceuta al Estado español; la
creciente e imparable islamización y arabización de la
ciudad empieza a ser bien visible e insoportable; y, en fin,
la capacidad de carga, de la que hablábamos al comienzo,
producto de una brutal densidad de población y su huella
ecológica sobre el territorio producirán tales desórdenes en
cualesquiera de los ecosistemas que las citadas tensiones
sociales aflorarán más pronto que tarde.
(PD/ Recuerde: faltan 7
semanas para celebrar el 6º Centenario de la conquista de
Ceuta por los portugueses: el 21 de agosto de 2015)
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