Desde hace meses, me ronda la idea
dedicarle una tribuna de opinión al unísono, al Bar “Kiosco
de Curro” y a la Churrería Alfonso, al ser establecimientos
complementarios el uno del otro, sitos en la Avenida Antonio
Machado, de la aromática Villa de Los Barrios (Cádiz).
Localidad enclavada en el epicentro de la Comarca del Campo
de Gibraltar, con un censo poblacional de unos 20.000
habitantes aproximadamente. Siendo, la Villa, un leal y
noble estandarte de las raíces más profundas andaluzas por
sus excelencias humanas y cívicas... Ocupando un lugar muy
destacado también en el Parque Natural de los Alcornocales,
al ser el 70% de su extensión zona natural protegida.
Desarrollando, al mismo tiempo, otro importante papel, al
formar parte de los pueblos blancos gaditanos de la “Ruta
del Toro”, en la que están asentadas emblemáticas ganaderías
de reses bravas... Disponiendo, además, Los Barrios, de
diferentes polígonos industriales, uno de ellos cerca de la
desembocadura del Río Palmones en la Bahía de Algeciras...
Escribir sobre de Los Barrios, es hacerlo de una villa con
empaque, talante y señorío. Todo concordia, paz, amabilidad
y armonía transmitidas de padres a hijos de ese dignísimo
enclave de civilizaciones y cosmopolitismos. Brotándoles a
sus criollos la bondad innata de la gente de bien,
contagiando a los foráneos. Por ello, al ser buena gente,
los vecinos de Los Barrios. A la menor oportunidad que
tengo, me desplazo hasta allí desde Algeciras, junto a ‘la
flor de mi canela’, que es la que alumbra mis caminos.
Haciendo el trayecto, de la aproximada docena de kilómetros
de distancia desde Algeciras, a escasa velocidad con mi
utilitario, por la carretera vieja, para gozar escuchando el
canto de los pájaros… mientras observamos el estado de los
nidos de las cigüeñas, situados en los postes eléctricos o
telefónicos, etc.
Y como un animal sediento, que acude periódica y
metódicamente a los manantiales para saciar su sed. Me
presento allí, especialmente a las claras del día, para
embriagarme del almíbar que desprende su rocío. Y respiro
profundamente su arco iris de olores tan propios e
inconfundibles, como el que desprende la hierba mojada.
Sintiéndome, más que dichoso, por el gran regalo recibido de
su ecosistema cuidado o salvaje, desde que totalmente hueco
piso, desnudo y descalzo, el umbral de sus lindes.
¡Madre del amor hermoso!, de las olas de las estribaciones y
ramificaciones de mis prosa literaria, versos o poemas
cercanos o más allá del Estrecho. Porque al escribir lo que
usted lee, estimado lector, me siento pleno con el medio
ambiente que me circunda. Por ello, tras unas bocanadas de
aire fresco, estaciono el coche frente al mercado de
abastos, como de costumbre. Y, desde allí, nos encaminamos,
sin prisa alguna, al ser menos de las 08,00 horas, hacia el
Bar “Kiosco de Curro” y la Churrería Alfonso. Siendo otra de
las causas, para que nos atraiga tanto Los Barrios. Porque,
ambos establecimientos en sus especialidades, pocos les
igualan. Siendo las ruedas de churros de las mejores que se
hacen en el resto de churrerías recorridas, por mí, en la
comarca y provincia.
Y es así, porque están muy bien condimentadas y elaboradas.
No repitiéndome nunca ni me provocan pesadez de estómago
cada vez que las degusto. Pero, sin embargo, en otros sitios
sí. Debiendo destacar también, de la Churrería Alfonso, que
la maquinaria y los utensilios empleados diariamente, están
más limpios y relucientes que las patenas. Siendo la
profesionalidad y el trato que se le dispensa a la clientela
totalmente exquisito.
Pero mientras ‘el azahar de mi jardín’, aguarda hasta que le
llegue el turno para ser atendida, una vez que comienza la
churrería su jornada. La espero sentado en el colindante Bar
“Kiosco de Curro”. Y mientras, al serme necesario fuentes
inspiradoras, para crear mis obras literarias, pictóricas o
periodísticas… Me empapo de la idiosincrasia de las
sapiencias que me envuelve de la universidad de la vida. Y
en esta ocasión, especialmente, de la sabiduría de las
personas mayores, con esa fonación tan barreña, con sus
señas de identidad propias procedentes de la Aljamía, que es
nuestra originaria lengua romance procedente del latín...
Decir que, el Kiosco de Curro, es especialista en tapas
variadas. Siendo allí, a cualquier hora del día en horario
abierto al público, una fuente de ilustradas y sabias
tertulias y conversaciones enriquecedoras, con temas
diversos procedentes de los oficios y aficiones lugareñas…
mientras se degusta chocolate, café de puchero o de máquina…
con churros o con pan macho barreño untado con manteca
blanca o ‘colorá’, chicharrones o lomo, etc. Por todo ello,
y mucho más, recomiendo visitar el Bar “Kiosco de Curro” y
la Churrería Alfonso de Los Barrios.
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