Ha llegado el momento de valorar,
en su justo límite, lo que es Ciudadanos y cual es su forma
de hacer una política seria, tratando siempre de unir y no
dando pie a las destrucciones, a los alborotos y,
especialmente, al desorden o al caos.
Ciudadanos viene demostrando esto, desde el momento mismo en
el que ha habido necesidad de pactar y de colocarse a un
lado o al otro para que se pudieran formar gobiernos
estables y, sobre todo, gobiernos que no ocasionen traumas a
la sociedad, en la que vivimos.
Con sus pactos de las últimas semanas, Ciudadanos ha logrado
una mayoría de edad sensata y ha demostrado que sabe donde
vive, conoce su terreno, tiene unas intuiciones claras y que
no han salido a la escena, en plan de espontáneos, sino a
hacer política, como es debido.
Y es más, la posición sensata de Ciudadanos choca
frontalmente con la política, a la hora de los pactos, del
PSOE de Pedro Sánchez, por cuanto la trayectoria que está
marcando el PSOE, con su nuevo secretario general, es una
política radicalizada a la izquierda, revanchista y, al paso
que va, buscando todo aquello que rompa con la estabilidad.
Si alguien no le pone freno al tal Pedro Sánchez, en pocos
meses, ese gran PSOE que hemos visto con Felipe González y
que ha ido perdiendo terreno desde el inepto Zapatero,
podría pasar a ser una sucursal de los aventureros esos que
han aparecido en escena en el último año y medio.
La sensatez y seriedad de Ciudadanos tiene que reflejarse en
las próximas elecciones generales, cuando los que vayan a
votar se den cuenta de que a Ciudadanos no le han impedido
marcar muy seriamente los terrenos al PP, en Madrid, o al
propio PSOE en Andalucía, pero siempre con el tacto y la
elegancia de lo que es saber por donde se va.
Dicho esto, y dejando otro tipo de actuaciones de
Ciudadanos, en Castilla-León o Murcia, por ejemplo, el
partido de Alberto Ribera empieza a correr un peligro y más
cara a las elecciones generales, y ese peligro puede ser el
no cerrar las puertas a algunas corrientes oportunistas que
intenten colarse ahí, de rondón, y con dos actuaciones raras
cargarse el espíritu y la realidad de este partido.
Donde más peligro veo en que a Ciudadanos lleguen los
oportunistas de turno es en caso de que UPyD salte hecho
añicos y las cabezas pensantes de ese grupo coqueteen con
Ciudadanos, le hagan la corte y se cuelen, aunque sea por
una rendija en él.
Y esto lo he venido viendo, desde hace más de dos meses, en
Ceuta, donde alguien de UPyD, de una forma no muy clara se
empezó a acercar a Ciudadanos y tras una reunión, a la que
yo asistí, porque se me había invitado, quedó muy claro el
“pastel” de lo que se pretendía, reflejado en cierto medio
de una forma críptica, pero buscando beneficios propios y no
beneficios para Ciudadanos.
Las elecciones generales están cerca, los cuadros, en
Ciudadanos, todavía no están saturados, la labia de los
oportunistas no tiene límites y todo el trabajo de varios
años no se puede despedazar, por el mero hecho de que dos o
cinco aprovechados se quieran valer de una marca atractiva
para medrar ellos.
Al mirar ahora mismo el futuro de Ciudadanos únicamente
podemos ponerle en alerta de esto, y es que este puede ser
el único problema que esté acechando al Ciudadanos de hoy,
un partido al que nadie hace ascos. Es una marca con
fiabilidad.
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