Ahí están los números y los
cálculos, para este año, de los visitantes que vamos a
tener, con lo que la actividad turística, que a nadie se le
olvide, es una de las fuentes, importante de verdad, para ir
dejando atrás, poco a poco, primero la crisis y,
simultáneamente, el paro.
Lo malo de esta actividad es que hay quien ha sabido
enfocarla, desde hace muchos años, caso Baleares, por
ejemplo, mientras en otras partes, como ha sido en Ceuta,
todavía, a día de hoy, se está en pañales, porque no se supo
vender la imagen de lo que es Ceuta, de lo que Ceuta
significa y de los atractivos que se pueden encontrar en
Ceuta.
A partir de ahora, ojalá que así sea, espero y deseo, que
con los nuevos responsables de esta actividad, se logren
unas cotas más altas de las conseguidas por la ineficacia y
desconocimiento en la materia de aquellos que fueron los
responsables de Turismo en nuestra Ciudad. Llamándolo por su
nombre, al frente del Turismo hubo unas personas que no
estaban preparados, ni de lejos para esta actividad.
Y he dicho preparados, porque la atracción turística
requiere muchas cosas que Ceuta no ha sabido vender, ni al
otro lado del estrecho, ni a la parte de allá de la
frontera, y eso de la llegada de cuatro, cinco o los barcos
rusos que sean, está bien, pero es muy insuficiente.
Repito algo que he dicho muchas veces, en esta parcela,
hasta ahora se ha colocado a personas que lo más que
hicieron para vender la imagen, fue colocar ese famoso
cartelón que nadie ha leído, desde ninguna parte y que lo
único que, si acaso, hizo fue “espantar a las pavanas”.
Ahora bien, el cartelón en cuestión costó, según se filtró
desde la propia Ciudad Autónoma, una auténtica barbaridad y
me voy a quedar, simplemente, en esto.
Digo que lamento no poder decir que los meses venideros el
turismo va a dar mucho a Ceuta, ya veremos. Sana envidia
siento, llegados a esto, desde mi pueblo, en estos momentos,
ver todo lo que se prevé para Baleares, cuando en estos días
de primeros de julio y eso que el día 1 no ha caído en fin
de semana, la llegada es tan masiva que se pueden dar unas
cifras de más de un millón y medio de visitantes, para antes
del día 10. Eso es atracción turística, o eso ha sido, si no
lo tiran por tierra los “bandarras” que acaban de aterrizar
en la principal institución de las islas, y ya piensan en un
impuesto de 1, 2 o de 3 euros por día, para cada turista que
llegue. Malo sería que las cadenas internacionales de
televisión abrieran cualquier telediario con ese “plus”
especial de Baleares.
Por otra parte, hace tres o cuatro años ya alguien intentó
colocar ese “impuesto ecológico” que no dio ningún tipo de
resultado y que sólo duró tres meses.
Naturalmente, volver a implantar esto sería insistir en el
error, buscar el terreno fácil, aparentemente, pero que, a
la larga, iba a rebajar el número de clientes y, de rebote,
eso repercutiría muy pronto en el paro.
Todo el que llega a un cargo, y mucho más si es de
responsabilidad, debe conocer donde está y como se encuentra
esa parcela. Las Islas Baleares, en los últimos cuatro años,
mes por mes, fueron creciendo en puestos de trabajo, en la
hostelería. Supo recoger lo que países del norte de África
en el Mediterráneo iban perdiendo, por la inseguridad
reinante allá. Ahora, cuando las cosas siguen como siguen en
esos países, Baleares es y tiene que seguir siendo el
reclamo de ese turismo que podría haberse ido a otra parte.
Lo malo es que por querer ordeñar tanto la vaca se queden
con las ganas de ver incrementada su afluencia a esas
agradables islas. Pues bien, con sumo gusto se recibirían,
en mi pueblo o en Ceuta a esos que vayan huyendo del
impuesto especial al turista, y estoy seguro de que aquí ese
impuesto, de momento, no existirá.
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