Es lo que llevamos viendo las
últimas tres semanas, en los diversos puntos de la geografía
española. Nuevas caras, algunas de las cuales no se sabe de
donde las han podido sacar y, de la noche a la mañana, se
han instalado en puntos muy estratégicos como pueden ser los
ayuntamientos de Madrid, Barcelona o Valencia, por ejemplo,
además de la Comunidad de Baleares, intencionadamente he
utilizado términos en español puro.
Raros son, yo diría que
estrambóticos, los “matrimonios” de hecho en los tres
ayuntamientos más importantes de nuestro país, con una
participación directa del PSOE en Madrid y con su
empujoncito en Valencia. El “refrito” de Barcelona es otro
cantar, ya veremos en qué queda, pero visto lo visto, en
estos pocos días, los carteles de esa gran Barcelona, en su
Ayuntamiento, pueden ser de cualquier tipo, de malandrines
en adelante, miedo me da.
Y hablando de miedo, es lo que
parece que ha empezado a dar a más de un hotelero en las
Islas Baleares, con ese impuesto especial que quieren montar
para el turismo.
Naturalmente, al menos de momento,
esa es una parcela de la que, por ahora, se pueden sacar muy
buenos dividendos, al ser las Islas Baleares una de las
comunidades de España con más turistas, pero si miramos con
frialdad podemos estar viendo el final de tantas llegadas a
esas atractivas islas, porque el precio en los hoteles, en
los restaurantes o en los vuelos subirá y muchos de los que
programaban gustosos, atraídos por el precio y los encantos
de las islas, cambiarán de destino, hacia otras partes que
les resulten más baratas, con lo que la base hotelera puede
empezar a resentirse mucho, en cualquier instante,
posiblemente este mismo verano.
Todo esto, todos estos cambios y
la llegada a puestos de responsabilidad de la mayor parte de
estos “aventureros” ha sido forjado por la “hartura” que los
ciudadanos tenemos y hemos tenido de los gobiernos del PP y
del PSOE.
Ante esta situación, el PP, aunque
yo no me lo creo mucho, trata de regenerarse un poco, el
PSOE con ese secretario general del partido, Pedro Sánchez,
no se sabe a donde va, se quiere acercar a los popularismos
y todo popularismo al que no se controle termina en algo
contra la ley, contra el sistema establecido y lleva a
regímenes totalitarios, me da igual por la izquierda que por
la derecha.
No sé si con la aparición de
Ciudadanos en escena y negociando como hasta ahora, de forma
sensata, se va a frenar la riada esa que iba desbordada
hacia esos populismos, sin norte, aunque también debe tener
mucho cuidado Ciudadanos de no admitir indiscriminadamente,
en su seno, a muchos de esos pandilleros que, siendo unos
oportunistas, ven este como el lugar idóneo para colocarse
ahora, en un sitio seguro.
Ceuta no es la excepción, porque
Ceuta, solapadamente, tiene parte de esos populismos en las
inmediaciones de los “arósteguis” de turno. Aquí, en Ceuta,
es cierto que el PP, aunque fuera a duras penas, se ha
mantenido y Ciudadanos no supo aprovechar el tirón, de
verdad, aunque ahora sigue siendo la marca más atractiva,
especialmente para las elecciones generales y muy en
concreto para el Senado donde además de las siglas se vota
directamente un nombre propio aislado.
Y por detrás de Ciudadanos,
tratando de vender una moto sin ruedas, andan ciertos
personajes, muy cercanos al mundo de la Sanidad, a alguno de
los cuales no le desagradaría cambiar de aires hacia estas
siglas de Alberto Ribera. Claro que la única dificultad que
puede tener alguno de esos es su historia política reciente,
en otras siglas en las que no han logrado nada.
Quedan pocos meses por
medio, pero muchas intrigas palaciegas, en toda la geografía
española.
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