Tres palabras unidas para muchos,
aunque eso de las vacaciones no son todos los que las pueden
disfrutar, por no dar pie a que a su regreso les hayan
ocupado su puesto de trabajo, o porque, al no tener un
trabajo continuo, eso de las vacaciones es un auténtico
lujo.
Es lo que hay en estos años, ya bien entrados en el siglo
XXI, cuando mirando hacia atrás, dos décadas simplemente,
parecía que el mundo del bienestar que se había logrado, al
menos en nuestras tierras, parecía haber superado todo lo
desagradable de muchas décadas anteriores.
Con esta situación a la que se ha vuelto, y más vale que no
empeore, nos tenemos que dar cuenta de que ese aparente
dominio y sumisión, por parte de los humanos, sobre el mundo
que le rodea es una simple utopía, y que un rumbo variado en
cualquier dirección se lleva por delante todo ese camino
avanzado en dos generaciones. El mundo sigue su curso y eso
es lo que hace que, en estos días, finalizando junio y a las
puertas de julio, el calor se haga notar ahora igual que se
notaba hace dos décadas o hace medio siglo.
Es el verano y aquí lo anormal sería que en esta época del
año no hubieran hecho presencia esos calores que tanto
perjudican y perjudicaron, si no a las cosechas, sí a los
que tienen y tuvieron que hacer esas recolecciones.
Esto, afortunadamente, no lo pueden cambiar ni esos que
hacen de su vida una carrera dedicada a organizar las
instituciones, aunque lo que organizan, en la mayor parte de
los casos, es su propia economía, a costa de lo que parecen
administrar.
En esto, en el simple recorrido del tiempo, debieran
asentarse aquellos que se han colocado en el mundo de la
política, para no seguir más de la cuenta, en las
“poltronas” que les hacen ser “reyezuelos” de un organismo
determinado, durante años y años, cuando lo normal sería que
asemejándose a los cambios y devenir del tiempo, al invierno
le sustituye la primavera y a Manolito que le reemplace
Manuel, pongamos por caso.
Está claro que ahora les viene mucho lío por delante como
para dejar sentado de una vez y para siempre eso de un
máximo de dos legislaturas, ya veremos si queda un
huequecito para eso, o se dedican a ir preparando su
sucesor, a lo largo de los años para que lo que ellos han
iniciado no sufra cambios. Pero eso también puede tener sus
trucos y no el que parece el más tonto es siempre el que se
está chupando el dedo. Me da risa lo de mi tierra, Ávila, y
su cambio de presidente de la Diputación Provincial. Todos
los gerifaltes se quedaron boquiabiertos, casi sin saber a
quien había que entregar el bastón de mando.
El verano, en el que ya estamos, desde pronto ha empezado
con mucho calor y calentita va a ser la actividad política,
aunque además de calentita puede estar rodeada de ataques de
nervios, por cuanto no sé como le sentará a algún ministro
pasar a ser un ex, tan sólo eso, y en el caso de Montoro,
pongamos por caso, bien le podría llegar el relevo, ardo en
deseos de ver que ha dejado ese cargo. Otros pueden haber
cometido desatinos, pero éste ha conseguido que una parte
muy numerosa de la población, entre los que me encuentro, ha
sido perjudicada, muy perjudicada por él, con lo que, aunque
en otras parcelas, cosa que dudo, haya tenido aciertos, con
nosotros ha fracasado o ha actuado para perjudicarnos. Por
ahora es lo que pienso, cuando ya estamos en verano, con
calor y en época de vacaciones.
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