Ha habido, hay y va a seguir
habiendo, en las dependencias de las Administraciones
Políticas, porque ya, ahora mismo, cuando alguien, “con
mano”, en una entidad, no “coloca” a su pariente, más o
menos lejano, empieza a ser tildado, por propios y extraños,
de auténtico memo.
Es nuestra mentalidad, es algo que podemos considerar
propio, el hacer que el allegado, si uno está en un cargo y
con posibilidades de enchufar, se quede con algo que otros
no van a poder tener. En el caso de que alguien no “coloque
de rondón” a ese pariente, ese que ha actuado correctamente
parece que deja de pertenecer a una familia.
Lo hemos venido diciendo y seguiremos denunciando casos así,
especialmente cuando advertimos, a las primeras de cambio
que, también, entre esos aventureros, que no son tontos, han
comenzado con los mismos métodos y eso que llevan, tan sólo,
un par de semanas en el cargo.
Ahí comienza el problema, de verdad, que van llegando otros
por lo permisivos que fueron el PP y el PSOE con corrupción,
con nepotismo, con mirar hacia los suyos, únicamente, con
considerar que el organismo público, en cuestión, era su
propio corralito, pero ahora, los otros van a hacer eso y
más, además de que, una vez instalados, en las
instituciones, de ahí no los van a echar ni con votos, ni
sin ellos, ni con aceite hirviendo.
Volvemos a la frase que en el último mes hemos usado muchas
veces:”demasiados cambios, para que todo siga igual” y para
que lo único que varíe, si acaso, sea el carné de identidad
del que ocupa el cargo, pero no los métodos para haber
llegado a él.
El mundo de la política está plagado de trampas. Te intentan
meter gato por liebre, en cuanto pueden, pero no sólo a los
de fuera, incluso entre ellos mismos, no pasan tres días sin
que se dé alguno de esos trucos, que le fastidian el
pasodoble a todo lo que llevaba atando y bien atando el
baranda de turno.
La última, hace cuatro días, en la elección de presidente a
la Diputación Provincial de Ávila, que cambiaba de
“sátrapa”. Lo tenían todo dispuesto para que fuera elegido
uno “de la cuerda”, naturalmente del PP y mira por donde,
desde dentro, a espaldas de las altas esferas, se ponen de
acuerdo 9 o 10 alcaldes y eligen a quien ellos consideraban
que era el mejor, no sé si para los intereses de la
provincia o de ese grupo, el elegido era, también, del PP,
eso que quede claro. Luego, en el propio partido se ve que
hay de todo. Tras la votación, el que dejaba de ser
presidente de esa Diputación Provincial, ya era hora, con
más de 20 años en el cargo, se quedó al borde del infarto y
lo único que le faltó al ya ex fue no haber entregado el
“bastón de mando” al recién elegido. Estos son los que
quieren dar ejemplo.
¿Es esto serio?.No lo puede ser jamás, esto es “la cueva de
Alí Baba” y así nos va al pelo, porque lo que se pretende es
que “determinadas familias” sean las que ocupen cargos, por
muchas elecciones que haya, y es que la conformación de las
listas electorales se hace a gusto de las cabezas de los
partidos, con lo que se ha votado a los de tal partido, pero
no a los mejores o a los más válidos de esos partidos.
Nepotismo puro y duro, con el padre, con el tío, el pariente
y así sucesivamente.
Esto no va a marchar bien, lo primero hasta que se limite a
un par de legislaturas en el cargo y luego ya que cada uno
vuelva a su trabajo, si es que lo tenía y si no a seguir
mirando. Hacer de la Política una profesión es el mayor de
los errores de hoy.
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