PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - SÁBADO, 27 DE JUNIO DE 2015

 

OPINIÓN / SNIPER

La franquicia del terrorismo yihadista
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

No es la primera vez que escojo este titular o al menos parecido y desde luego con las mismas intenciones. Y me remito a este medio en su contraportada de hace ya unos cuantos años, en la que me interrogaba abiertamente sobre ese “terrorismo islamista del que tan poco sabemos, no nos engañemos”.

Hoy, con los cuerpos aun calientes de las víctimas del yihaterrorismo en las playas de Túnez, Francia y Kuwait, además de la matanza de Kobani, mis dudas cartesianas siguen vigentes: si por un lado y objetivamente el terrorismo de matriz islamita (yihadista le llaman con cierto pudor) es un hecho empírico también, como oportuno comodín, este modelo de terrorismo (también llamado “global”) es fácil y oportunamente manipulable. Sometidos desde todos los ángulos a una formidable ceremonia de la confusión, adobada con hábiles maniobras de intoxicación enroscadas en una sarta de mentiras goebbelianas que se repiten como un mantra, la lucha antiterrorista contra el nuevo enemigo nace tras la masacre de los atentados del 11-S en Nueva York (septiembre de 2001). Tras los mismos, la “lucha contra el terror” (sic) se convierte en axioma, es decir partiendo de unas proposiciones que se consideran “evidentes” y se aceptan sin requerir exhaustivas y concluyentes demostraciones previas.

Tengo más detalles en mis cuadernos de campo: por ejemplo, los atentados de Casablanca (16 de mayo de 2003) generaron condiciones sine qua non para los atentados de Atocha (11 de marzo de 2004). Es decir, los confusos atentados en la capital económica de Marruecos ofrecieron la cobertura discursiva necesaria para los no menos atentados confusos en la capital de España, posiblemente aliñados (al menos por pasiva) con salsa de perejil.

Y si del pasado saltamos al presente, la génesis, evolución e implantación del autoproclamado Califato del Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, amén de obedecer a razones estrictamente endógenas del caótico mundo árabe responde, en su explicación geoestratégica, a una moderna versión del “Gran Juego” (The Great Game), que podemos rastrear en la región desde la guerra ruso-persa de 1813, pasando por la colonia británica de la India y la Guerra Fría, con los conflictos de Afganistán en sus diferentes fases (soviética primero, occidental después). Enlazando con los últimos atentados, la reciente infiltración del jueves 25 de las bandas terroristas takfiris del EI en el enclave kurdo sirio de Kobani, masacrando a más de 150 personas, solo pudo ser posible si no con la colaboración si con la vista gorda de la Turquía del islamista Erdogán, como han reconocido fuentes de la propia oposición turca. De hecho, el gobierno de Ankara ha sido clave en el pasado para facilitar apoyo logístíco a los milicianos terroristas del Estado Islámico (EI). Todavía el pasado 18 de junio, medios turcos citando fuentes de la fiscalía de la provincia de Adana (Turquía) advertían que la Inteligencia turca (MIT) estaba implicada en el sistemático envío de armas y municiones, a veces ocultas entre cajas de medicamentos y ayuda humanitaria, a la llamada “oposición siria” a sabiendas de que acababa en manos de las bandas de EI, como ya denunció con imágenes y entre otros medios el periódico turco “Cumhuriyet” (República).

El yihaterrorismo o terrorismo islamista no tiene, por sí solo, fuerza ni capacidad suficiente para desestabilizar, primero Oriente Medio y desde luego Occidente. Estado Islámico (EI) y la hidra yihaterrorista no son, militarmente, enemigos preocupantes. Por lo demás, diferentes grupos y grupúsculos actúan, cada vez más, como meras franquicias.

Dos observaciones sobre la marcha: primera, detrás de los movimientos yihaterroristas, sin duda coordinados, desde el Sahel a Siria e Irak, se esconde una oscura y fría mentalidad estratégica. Segundo: si el Estado Islámico (EI) sigue militarmente operativo, es porque interesa. ¿A quién o quiénes...? Ese sería otro asunto de particular enjundia.

Retomando nuestro inestable flanco sur, nos encontramos en el área magrebí con una nueva y preocupante situación acentuada desde la imprudente (¿o calculada?) y decisiva participación de Occidente en el derrocamiento de Gadafi (parecido guión en Siria con Assad, pero ésta vez no funcionó por la implicación rusa). Con Argelia cerrada sobre sí misma, Túnez acosada y Marruecos echado en brazos de los países del Golfo y sus intereses regionales, la Unión del Magreb (lo de “Árabe” es un espejismo) hace aguas por los cuatro costados. A primera vista parece que solo Marruecos estaría resistiendo el envite del terrorismo yihadista, a cambio desde luego de cerrar los ojos ante la progresiva e implacable islamización radical del país que, en cierto modo y solo por el momento, funcionaría como un peculiar “cortafuegos”. ¿Pero por cuánto tiempo....?

En sus recientes declaraciones a Jeune Afrique (nº 2841, de 21 de junio), semanario internacional presuntamente independiente (habría que ver su financiación y no les digo más), el ministro marroquí de Interior, Mohamed Assad, asegura en una amplia entrevista concedida a Francois Soudan como “nosotros hemos vencido al terrorismo”. Sin duda los éxitos son notorios, ¿pero no estará el ministro Hassad vendiendo la piel del oso antes de cazarla...? Porque sobre el terreno esa es mi impresión. Por lo demás los datos que aporta Hassad están a la baja y él lo sabe. Después de reconocer lo obvio y es que, no solo Marruecos, sufre “un contexto marcado por la proliferación del radicalismo” (pág. 48), Hassad tiene el coraje de denunciar algo a mi juicio gravísimo no solo para los intereses generales del Magreb sino también de Europa: “Estamos a nivel cero en cooperación securitaria con Argelia”. En cuanto a Marruecos, el ministro de Interior del gobierno Benkirán (PJD) reconoce que “Desde 2013 hemos desmantelado 27 células yihadistas, 14 en 2014 y 8 entre enero y mayo de este año”, asumiendo que al menos 286 marroquíes habrían muerto combatiendo en las filas del Estado Islámico (EI).

Haya Salud. Visto.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto