Y de esto, hace ya 13 años. Ocurrió en ALGECIRAS, donde yo
impartía la ENSEÑANZA. Entrañable ENSEÑANZA…
Viviendo en la citada ciudad,
pasando 4 o 5 días (la semana pasada), he leído en el diario
“EUROPA SUR “ del “Campo de Gibraltar”, que en el I.E.S.
(Instituto de Secundaria) “Baelo Claudia”, un profesor ha
sido agredido. He leído también, que en el I.E.S. “José
Cadalso” de San Roque, otro profesor también ha sido
agredido, y al agresor, familiar de un alumno (como en el
caso anterior), se le han impuesto 8 meses de prisión.
Increíble, ¡cómo está la ENSEÑANZA!.
Yo, desde hace casi 9 años (¡cómo
pasa el tiempo!), estoy jubilada, ocurriendo esto, 8 años
antes de la edad reglamentaria (yo tenía 52 Años recién
cumplidos y muchas ganas de trabajar). Mi edad de jubilación
eran los 60. Hoy tengo 63 . A la edad citada, me vi privada
de lo que más me gustaba ( entre otras cosas); porque cuando
a uno le gusta su trabajo, la VIDA se hace más llevadera..
He disfrutado, y aún lo echo de menos, a pesar del tiempo
transcurrido. Fueron cuestiones de salud, las que me
apartaron de mi “vida profesional”, sin yo esperármelo; al
parecer, había llegado “mi momento”. Según mis compañeros,
por aquel entonces, “ya había trabajado lo suficiente” y que
me marchaba en un momento “bastante clave” y crucial para la
ENSEÑANZA, la EDUCACIÓN. Las cosas ya estaban poniéndose
fatal. Corría el año 2.004…Recuerdos…
En el año 2.002, y antes de la
llegada de la “Semana Santa” (yo trabajaba como ya he dicho,
en Algeciras), recibí un tremendo y duro “golpe emocional”:
un padre de alumno, de 11 años, ¡me agredió!. Eran las 3 de
la tarde, el jueves antes del viernes de Dolores. Ya no
quedaba nadie en el Colegio “San Bernardo”, por cierto), a
excepción del “jefe de estudios”, mi compañero Carlos Haro
también de Ceuta. Iba yo subiendo las escaleras que dan al
“parking”del centro escolar, cuando de pronto, ¡irrumpió en
este un coche a toda velocidad!. Del auto se bajó como un
auténtico energúmeno, un “señor” muy alto y fuerte, quien
sin mediar palabras se acercó a mí y me dio un empujón en el
pecho; tuve la precaución de mantener el equilibrio (me
podía haber caído hacia atrás y romperme la crisma, las
piernas…).”¡Hija de puta, hija de puta!” y un sinfín de
barbaridades más salía de la boca de aquel “monstruo”. Yo me
quedé estupefacta pues no entendía nada. Me dijo que su
mujer llegó a la casa llorando, después de recoger las notas
de su hijo Miguel, querido alumno para mí, lleno de
frustraciones y traumas por culpa de su “papaíto”, pero al
que yo tenía mucho cariño como a los demás. Miguel, había
llegado al centro escolar, muy hundido, pero tengo que
decirlo: “Saqué a flote su PERSONALIAD y levanté su
AUTOESTIMA”. A mí me quería muchísimo y en clase se lo
pasaba en grande.
Siguiendo con “este hombre” ( por
cierto,”policía nacional” venido de Ceuta), el motivo de su
puñetazo, fue porque su mujer le contó algo con respecto a
mí, que no correspondía con la realidad. Fue un malentendido
( el niño no tenía nada que ver en todo esto). Yo tengo
mucho sentido del humor, y al ir a entregarle las notas le
sonreí; no sé qué entendería la buena mujer que le hizo
comentar a su “maridito” que yo me había reído de ella, ( el
matrimonio realmente tenia sus problemas). Cuando el
“elemento” me agredió, yo mantuve la calma y le dije: “¿Qué
le pasa a usted conmigo?”, pero él seguía gritándome. Le
dije que fuéramos a hablar con el “Jefe de estudios”, que
aún permanecía en el Centro. “Yo no tengo nada que hablar
con ése”, me respondió, a lo que yo le dije que “ese tenía
un nombre”. Yo sollozaba. Entretanto, el citado compañero
pasó y dijo:” Hasta mañana”, sin sospechar nada. Él, “ el
policía”, en un momento determinado, se me echó a los brazos
pidiéndome “perdón” por lo ocurrido. Yo le perdoné, e
incluso lo cogí del brazo llevándole a su coche; iba
llorando. “ Perdona ,eh, perdona” me repetía una y otra vez
y se marchó.. Yo, lo único que pedía era “dormir” toda la
tarde (cosa que conseguí). No entendí nada de lo sucedido.
Después me enteré que la portera del Colegio, marido y
limpiadoras, se dieron cuenta de que “algo me había
ocurrido” ya que escucharon voces muy altas en el patio que
por supuesto, correspondía al “energúmeno”. Me comentaron
que me vieron y escucharon hablar con aquel “mequetrefe”,
sin sospechar lo sucedido. Cuando me preguntaron, después de
las vacaciones de Semana Santa, les conté.
Al día siguiente, fui al Colegio,
como si tal cosa. Fueron pocos niños, como en el resto de
las otras aulas (último día antes de las citadas
vacaciones). Yo no conté nada, ni nadie se dio cuenta. Tan
sólo un compañero “me encontró un poco triste”, pero yo le
dije que no me encontraba bien. Fue a la vuelta de las
vacaciones, cuando y subiendo las escaleras para entrar en
clase, le dije a otro compañero, ex director del Centro,
José Antonio Jiménez Aranda : “¡Me han pegado, me han
pegado!, y le conté lo ocurrido.”¡A denunciar!”, me
respondió. El “claustro de profesores- mejor MAESTROS-del
Colegio quedó informado, mostrando su indignación. Yo nunca
fui polémica en el Centro, a pesar de mi peculiar forma de
dar las clases (como en la película “Rebelión en las aulas”,
que mis alumnos pudieron ver, así como “El club de los
poetas muertos”). Mi “fuerte” siempre fueron mis ALUMNOS.
Mis compañeros se reunieron al completo una tarde, queriendo
que yo estuviera presente pero me negué; lo hicieron con
idea de denunciar el caso. Yo seguí impartiendo mis clases
como siempre, con la misma ILUSIÓN. Esperé a final de curso,
en Junio y en un “claustro” para comentar, que no quise
denunciar ya que algo en mi interior me decía “ que no lo
hiciera”. Fue cuando le dije a mis compañeros. “Ese hombre,
y como policía , tiene armas y me podía haber pegado un tiro
en cualquier esquina “ Algunos compañeros dijeron:” Tienes
razón”. El hombre estaba en tratamiento psiquiátrico desde
hacía mucho tiempo. Más adelante él mismo me comentó que el
día que me agredió tuvo que ir al médico y tomar más
pastillas. No mostró arrepentimiento.
Hoy, y después de leer las
noticias de las agresiones a compañeros que yo ni siquiera
conozco, muestro mi SOLIDARIDAD con ellos; fui MAESTRA pero
todo lo que le ocurre a un compañero, sea del lugar que sea,
me merece mi apoyo. Cuando mi agresión, yo no pedí “baja
médica”, pero por supuesto “quedé algo tocada”. Mi alumno,
el hijo del ”señor policía” nunca llegó a enterarse de lo
sucedido, pero si cabe, yo le tomé más cariño aún. El resto
de alumnos sí se enteraron, y no sé cómo ocurrió, así como
las madres , quienes entre ellas hablaron. Cuatro o cinco de
éstas, y en un día que yo estaba adornando la clase, se
ofrecieron a ayudarme y me dijeron:”Herminia, sabemos lo que
te ha pasado, y lo bueno que queremos para nuestros hijos,
lo queremos también para ti”. Nunca supe cómo consiguieron
enterarse. Como anécdota contaré que un día que Miguel, “el
hijo del policía” faltó a clase, le dije a mis alumnos:
“Chicos, quiero hablar con vosotros “. Ellos contestaron :
“Maestra, ya sabemos de qué se trata”. Lo único que les pedí
es que se comportaran con su compañero como siempre, ya que
él no tenía la culpa de nada y en la clase consiguió “ser
feliz”.
GRACIAS a mis COMPAÑEROS que
mostraron total SOLIDARIDAD conmigo. Lo tengo muy presente.
Hoy no sé si perdonaría a un “energúmeno” de tal talante.
¡Qué ejemplo para el “Cuerpo de Policía!. Yo me imagino que
no seguiría trabajando. ¡Ojalá a su hijo, mi querido alumno
MIGUEL, le haya ido bien!.
“PEACE and LOVE” para todo
el MAGISTERIO ESPAÑOL!.
* Maestra
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