Hará como un par de semanas se celebró el Día Mundial del
Medio Ambiente. Hoy en día todo tiene su día mundial, hasta
el punto de que uno se pregunta si quedarán fechas libres
para muchas más celebraciones. Dicho esto, la pregunta que
me hago: ¿sirve para algo recordar estos días? Tal vez...
Hace poco tiempo nos visitaba el expresidente de México, el
Sr. Felipe Calderón, el cual manifestó que grandes grupos
presionaban a los líderes políticos para que negaran el
cambio climático. Esta afirmación nos hace pensar
seriamente. El expresidente que participó en un acto, en
calidad de presidente de la Comisión Mundial de Economía y
Clima, en Roma, visitó al Papa Francisco en el Vaticano para
presentarle las conclusiones de la Comisión Global sobre la
Economía y Clima. El motivo de la visita nos hace pensar que
afortunadamente existen personas comprometidas con el medio
ambiente.
Un jefe indio americano decía, “La tierra no es la herencia
de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos”. En
estos días cobran más importancia frases como esta, que no
es que demuestren una especial sensibilidad de este gran
jefe; es que era su verdad absoluta. Hoy es cuando se tiene,
o no, sensibilidad, porque hemos perdido la conexión, pero
también hoy, afortunadamente, hay personas en las que habita
el espíritu de ese gran jefe, con conciencia de esa verdad
absoluta.
Hay otra frase que está entre mis favoritas es la que dice:
“Una sociedad crece bien cuando las personas plantan árboles
cuya sombra saben que nunca disfrutarán”. En esta frase se
dice con nitidez por dónde tiene que caminar una sociedad y
tiene un significado mucho más allá de lo medioambiental; es
como trazar la columna vertebral de un modelo de sociedad,
educada, sensible y desarrollada.
Esto nos lleva a pensar que debemos pedirles a nuestros
dirigentes políticos que siembren árboles. Sembrar árboles
significa también, trabajar por una economía sostenible,
priorizando sobre los yacimientos de empleo emergentes
compatibles con el medio ambiente, extendiendo este
procedimiento sobre todo el tejido productivo a desarrollar,
introduciendo en todos los elementos mejoras que repercutan
en la calidad medioambiental.
Pedir que nuestros dirigentes sean sensibles, con conciencia
y visión de futuro no es por nada, es por la salud de
nuestros hijos y los hijos de estos y porque, en esta onda,
están los mayores yacimientos de empleo, en este momento.
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