Continuando con la columna de ayer
rematemos la carta de Rachid Raha remitida a Don Juan Carlos
I y que, tras su abdicación en junio, recibió finalmente su
hijo el rey Felipe VI, quien siguiendo la normativa al
respecto trasladó la misiva al ministro de Exteriores,
García-Margallo.
“Majestad: si su padre tuvo el mérito de poner a España en
el camino de la democracia, esperamos que usted tenga el
mérito de ser el que la historia reconocerá como haber
asumido el proceso de reparación de la deuda histórica de
España con el Gran Rif, en particular contando con la
colaboración de la sociedad civil interesada por este
problema” (sic).
Esto en lo que respecta a la Monarquía española.
¿Soraya Sáenz de Santamaría...? En su papel entre otros de
ministra de la Presidencia del Gobierno de España por Real
Decreto plasmado en la ley 11/2002 de 6 de mayo, asume las
competencias reservadas hasta el momento a la Comisión
Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia,
convirtiéndose en la responsable política dentro del
Ejecutivo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI),
institución que hasta la fecha dependía orgánicamente del
Ministerio de Defensa. ¿Acierto o error en el cambio? Me
reservo la opinión, pero calificaría la decisión tomada
cuando menos de discutible. En su flamante cargo y dadas las
actuales y estrechas relaciones con el vecino país del sur,
bien haría Soraya en ponerse al día del estado de la
cuestión, es decir el asunto del bombardeo químico por el
Ejército español en el transcurso de la dura y larga campaña
de la Guerra del Rif. Es de suponer que nuestros servicios
podrán asesorarla convenientemente y, tras ello, la ministra
de la Presidencia y vicepresidenta del Gobierno podrá
reflexionar y preguntarse quién o quienes son los
responsables, hasta el momento, de la inacción española,
letal a mi juicio para nuestros legítimos intereses además
del fraude a la verdad histórica. ¿O seguimos dejando que
nos tilden de asesinos de centenares de mujeres y niños
rifeños?; ¿qué nos responsabilicen, sin ninguna prueba
científica, ninguna insisto, en ser los causantes de las
altas tasas de cáncer (eso es un hecho) en el Rif...? Un
paso al frente, Soraya Sáenz de Santamaría. Yo solo soy un
escribano del limes pero si te ningunearan la información,
verás querida (querida Vicepresidenta claro), a tu
disposición mis modestos archivos. Que salga el sol por la
serrana Antequera o por la bellísima bahía de Alhucemas, no
sé y que cada palo aguante su vela. Digo. Y también
ministra, que lo sepas, sé muy bien lo que España debería
hacer al respecto.
Mi opinión es que terreno que se abandona terreno que se
ocupa y, no solo en este caso, la acomplejada y alicorta
actitud española en su relaciones bilaterales con Rabat ha
dejado crecer desde mediados de 1999 una bola de nieve cuyo
tamaño y velocidad ya es considerable. Y por favor no me
hablen de cautela, sobre el terreno seré directo (“nicham”):
hay ocasiones con Marruecos ( y ésta es una) en que la
prudencia es la antesala de la estupidez.
¿Hay más datos al respecto en lo que va de año? Pues sí y
uno muy indicativo. El 23 de diciembre de 2013, el
parlamentario rifeño por la USFP (Unión Socialista de
Fuerzas Populares), Abdelhak Amghar, ponía contra las
cuerdas a la joven pero activa ministra delegada (es decir
la segunda en el cargo) de Asuntos Exteriores y Cooperación
del Gobierno Benkirán (PJD), Mbarka Bouaida (RNI,
Reagrupamiento Nacional de Independientes, tecnócratas), al
pedirle formalmente información sobre el estado actual de
las negociaciones con España sobre las presuntas
indemnizaciones a pagar por los “efectos” sobre los civiles
de los bombardeos químicos durante la Guerra del Rif.
Torera, la ministra delegada se salió por la tangente....
Oído, Soraya. Porque en febrero de 2014 y durante su primera
visita a España, la joven ministra marroquí se entrevistó
con el veterano responsable español de Exteriores, tu colega
José Manuel García-Margallo. Si cuando el río suena agua
lleva, oído otra vez querida Soraya (querida ministra
naturalmente), porque soto voce a mí me han contado en Rabat
(¿estarían intoxicándome?) que algo, algo hay pactado sobre
el particular. En Alhucemas más de lo mismo y en Nador, es
un rumor en la calle que ya habría sino terrenos si él
proyecto de un moderno hospital oncológico financiado por la
tontaina vaca lechera, nuestra España naturalmente,
ministra. Yo poco sé más, pero de ser tú Soraya Sáenz de
Santamaría y con el poder del que estás investida, me daría
un garbeo por la madrileña Cuesta de las Perdices a tomarme
un cafelito con el general Sanz Roldán a ver de qué va la
cosa, porque el asunto éste de los gases querida (querida
ministra obviamente) tiene mucha más enjundia de lo que
parece, te lo dice este ya maduro escribano del limes, más
de lo que puede parecerte. Y que no te mareen, la perdiz
naturalmente. ¿O serán las perdices? Porque Rabat apretará
cuando lo considere oportuno y nosotros estamos a culo
pajarero. Presumo que los chicos y chicas del general Sanz
Roldán lo tendrán todo en orden y con alternativas, no vaya
a ser (y no lo estimo) que emulen al galgo de Lucas, ya
sabes ministra: que cuando salía la liebre se ponía a mear.
En síntesis mi querida Soraya, querida ministra: el asunto
de los gases sobre el Rif hay que frenarlo en seco. Y hay
que pararlo ya. Por un mínimo de dignidad histórica. Cuando
menos.
¿Nuestros vecinos y amigos marroquíes? Que le pregunten a la
dulce Francia, a ver si sus pruebas atómicas en Argelia y la
lluvia radiactiva consiguiente, que alcanzó Córcega y el Sur
de España, tiene algo que ver con las altas tasas de cáncer
en el Rif; o la endogamia; o el napalm arrojado por las FAR
(Fuerzas Armadas Reales) en 1959... Por ejemplo.
Haya salud.
Visto.
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