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OPINIÓN - MARTES,16 DE JUNIO DE 2015

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Un 15 J inolvidable
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Naturalmente, me estoy refiriendo al de 1977, o lo que es lo mismo, al de hace 38 años, cuando tras muchos años de “silencio democrático” para las urnas, ese día se volvieron a abrir y, sin mayorías absolutas, ganó la UCD, con un abulense de Cebreros, Adolfo Suárez que, desde dentro, fue capaz de desmontar toda la maquinaria de lo que había sido el régimen, a lo largo de muchos años, para dar paso a las primeras elecciones democráticas de nuestra era.

Particularmente, no voy a comparar lo que se gestó aquel día, con lo que se acaba de dar, hace tres días, en el montaje de los nuevos ayuntamientos, pero lo que me ha quedado muy claro a mí que, hasta entonces no había podido votar, es que entonces había ilusión, había esperanza de algo nuevo y positivo, mientras que ahora hay decepción, apatía, resentimiento y, desde luego, muy poca confianza, en lo que venga, sea lo nuevo o sea lo ya conocido lleno de corrupción.

Ahora mismo, lo mires por donde lo mires, no se ve nada claro, entonces sí se percibían aires nuevos, veías un auténtico cambio y caras nuevas, muchas de ellas, que supieron negociar, supieron entenderse y fueron capaces de desterrar la idea de las dos Españas que algunos, 38 años después y por influencia de un ex presidente del Gobierno, el más nefasto que hemos tenido, tratan de sacar ahora, cuando los que vivíamos entonces la juventud no queríamos ni recordar.

El mes de junio, es curioso, en los últimos 40 años, ha sido el mes que ha traído más vaivenes, primero con el fallecimiento del ideólogo del régimen Herrero Tejedor, en un accidente de carretera en Adanero, en un maldito cruce que hoy ya no existe. Fue ese accidente el que llevó a Adolfo Suárez al Ministerio que movía toda la maquinaria del régimen.

A finales de junio, principios de julio, en 1976, el Rey Juan Carlos I tuvo la habilidad de “limpiar de la Presidencia del Gobierno” a Arias Navarro y colocar en ese puesto a un joven, poco sospechoso de nada y que, de la mano de personas sensatas, fue capaz de ir desmontando todo lo que sobraba, para llevarnos a una situación nueva y deseada, a una verdadera democracia.

No debemos olvidar de qué manera la primera visita de Adolfo Suárez a la Zarzuela, la hizo “él solito”, conduciendo su propio vehículo, un sencillo SEAT 127, que le costaría trabajo, más tarde, abandonar. ¡¡Lo mismo que ahora que cualquier mindundi para ir de compras lleva un cochazo oficial!!.

Y tampoco olvidaré que el primer discurso de Suárez, como presidente nombrado directamente por el Rey, prometió que, en menos de un año, convocaría al pueblo español a votar unas nuevas Cortes. Lo prometido lo cumplió y por eso, desde entonces aquella frase del “Puedo Prometer y Prometo” que le colocó, en sus discursos, un gran periodista de la época que era el que le enhebraba los discursos, se convirtió en una frase que era “dogma de fe” para muchos españoles.

Desde las elecciones de aquel 15 de junio de 1977, hasta las del 28 de octubre de 1982, que ganó el PSOE de Felipe González, con muy poco dinero, con sobresaltos por la cizaña de los que no se olvidaban de lo anterior y por el azote del terrorismo que, a cada instante nos daba un sobresalto, digo que, entre esas dos fechas, se redactó y se aprobó una Constitución que algún “memo” la considera obsoleta, se dieron los Pactos de la Moncloa, ejemplo de cordura y de saber negociar, los enfrentamientos políticos, aparentemente duros, llevaban a acuerdos duraderos y válidos. La ilusión no se perdía. Hoy 38 años y un día después de aquellas elecciones, no hay credibilidad y todo es temor a la corrupción o al arribismo. Hemos perdido terreno.
 

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