No es la primera vez que “Zamane”
(El Tiempo), “Le Maroc d´hier y d´aujourd´hui”, prestigiosa
revista de historia marroquí dirigida por Yussef Chmirou se
ocupa, por cierto con desigual fortuna, de las apasionantes
pero complejas relaciones con España, así como de la cruenta
guerra de 1921-1927 en la que el insurgente Mohamed Ben
Abdelkrim El Jatabi se proclamó emir de la independentista
República del Rif.
Coincidiendo con el interesante proceso de Regionalización
Avanzada con el que el Estado marroquí pretendeactualmente
dar una salida política a sus Provincias del Sur (Sáhara
Occidental, unilateralmente anexionado en 1975), así como
ensayar un nuevo modelo territorial en el conjunto del país
creando en el norte una nueva región
(Tánger-Tetuán-Alhucemas) que rompe, de hecho y de derecho,
la histórica configuración del Gran Rif, la penúltima
edición de Zamane (nº 54 de mayo de 2015, pág. 7) da por
verdadero según se recoge en la sección “Les buzz de
l´Histoire” (Los zumbidos de la Historia), coordinada por
Sami Lakmahri, que “Le maréchal Lyautey a soutenu le projet
d´autonomie du Rif”, explayándose sobre el particular y
equivocándose por cierto con las fechas, no es la primera
vez, al respecto de la Guerra del Rif: 1921-1925 para Zamane.
En cuanto a lo que nos ocupa, el mariscal Lyautey habría
planteado a París en junio de 1925, en pleno paroxismo (sic)
de la guerra del Rif, “contradecir toda cooperación militar
con Madrid, en el momento mismo donde se proponía un
desembarco conjunto en Alhucemas”, a la vez que al parecer y
en un telegrama fechado el 5 de julio, el mariscal evocaría
la posibilidad de “reconocer la independencia del Rif salvo
en determinar ulteriormente las modalidades y en encontrar
una fórmula que salvaguarde la autoridad nominal del
sultán”. Tan solo cuatro días después y ante la lógica
inquietud del Sultán, Lyautey daría marcha atrás. Hasta aquí
Zamane.
¿Pero sucedieron los acontecimientos así...? Mantengo serias
dudas al respecto. Primero en cuanto a la injerencia directa
de Lyautey en los sucesos del Protectorado español y en
segundo lugar porque, efectivamente, hubo un proyecto de
darle la Autonomía al Rif (que no la Independencia como
parece que pretendía Lyautey) pero por parte de las
autoridades españolas, en este caso del Directorio presidio
por el general Primo de Rivera quien, a mediados de 1924,
establecía relaciones secretas con el Emir del Rif
proponiéndole un tratado de paz y una amplia Autonomía que
Abdelkrim rechazó, a la vez que postulaba un Tratado de Paz
con cinco condiciones que España no podía aceptar, tanto por
saltarse el marco jurídico del Protectorado como por
incumplir las obligaciones internacionales firmadas por
España y que, de asumirlas, darían nacimiento a un nuevo
país libre y soberano: la República del Rif.
Pero estos apasionantes enredos de nuestra intrahistoria
compartida parece que Zamane ni las huele ni le interesan,
una pena, porque los marroquíes (y particularmente los
rifeños) tienen pleno derecho y ya es hora, a que empiecen a
contarles la verdad, pero toda la verdad sin cortapisas, de
su historia.
Del documento propuesto por el general Primo de Rivera, “La
organización autónoma del Rif” (sic), se hicieron eco en
1930 los hermanos José Manuel y Luis De Armiñán en su libro
“Francia, el Dictador y el moro” (Ed. Morata, Madrid),
siendo reproducido por el profesor Jesús F. Salafranca en
“La República del Rif” (Ed. Algazara, Málaga 2004), texto
que por su innegable interés (¡de nada, Zamane!) les
transcribiré mañana.
Haya salud.
Visto.
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