La curiosa mezcla entre superstición y política ha seducido
a lo largo de la historia a estadistas. Winston Churchill
sentía devoción por los gatos negros hasta el punto de que
siempre viajaba con alguno, Indira Gandhi o Napoleón
Bonaparte consultaban sus decisiones con astrólogos o gurús,
mientras que el matrimonio Reagan prestaba atención casi
fanática a los horóscopos y los zares de Rusia confiaron la
vida de sus hijos y sus secretos de estado al monje más
famoso de la historia: Rasputín. Pero no solo grandes
protagonistas de enciclopedias y objetos de mil tesis
doctorales: también en la política local.
Cuenta en privado un destacado y
veterano militante socialista que la sede del PSOE es gafe.
Como si estuviese habitada por un fantasma. De hecho, esta
persona llegó a ostentar responsabilidades orgánicas durante
un momento y prefería no entrar más que para lo
imprescindible en el despacho del secretario general,
convencido de que el gafe está en las paredes. Y en ese
punto exacto y extraño en el que se mezclan meigas y
estadísticas, esta persona tiene toda la razón: ningún
secretario general del PSOE logra mantener su escaño en la
Asamblea más de una legislatura. Cuando parecía que el
partido del puño y la rosa empezaba a dejar atrás lo peor de
la travesía del desierto iniciada en 1991, que había un
partido estructurado y un líder con cierta prédica a nivel
local, estallaba la bomba informativa: José Antonio Carracao
abandonará próximamente la secretaría general de los
socialistas y no asume el escaño. Las razones esgrimidas por
el último cabeza de cartel socialista son de carácter
meramente íntimo y personal. Pero para amantes de la
superstición, ahí sigue la maldición de Daoiz. Carracao cede
su escaño a Manuel Hernández, número 5 de la lista que
además se estrenará como portavoz de un descabezado grupo
socialista en la Asamblea. Ahora llega el escenario en el
que históricamente se mueven los socialistas ceutíes: el de
las intrigas y alianzas para tomar el relevo del joven
político.
Todo ello en la semana en que se
constituye la nueva Asamblea y en la que Ceuta despide, en
una abarrotada Catedral, a Francisco Antonio González. No ha
sido la única renuncia sonada de la semana: en el mundo
empresarial, ha causado conmoción la dimisión de Rosa
Espinosa, histórica secretaria general de la Cámara de
Comercio, aduciendo “problemas de comunicación” con el
presidente del organismo cameral, Karim Bulaix.
La inmigración también deja
algunos titulares importantes. Se resuelve –en principio
felizmente- el caso del ‘niño de la maleta’. Adou es
recogido por su madre horas antes de que se haga efectiva la
libertad bajo fianza de su padre. Todo ello al inicio de una
semana en la que 52 personas son rescatadas a bordo de una
patera y una persona es detenida por tratar de introducir a
un inmigrante en el maletero de su coche.
La semana pasada acababa con
polémica educativa, ante la decisión del Ministerio de
Educación de eliminar algunas modalidades de Bachillerato. A
ella responden unos 500 concentrados en la Plaza de los
Reyes, y el MECD matiza sus pretensiones: aquellos
institutos que cuenten con más de 15 alumnos matriculados en
segundo de Bachillerato mantendrán esas enseñanzas en las
aulas.
Acabamos la semana, como
siempre, hablando en Ceuta con… algún personaje famoso. En
esta ocasión, se trata del portavoz de Greenpeace en España,
Julio Barea, que explica que no pocos conflictos bélicos en
la actualidad tienen como telón de fondo la falta de
recursos naturales. Y señala que aún estamos, todos, a
tiempo.
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