LUCÍA: “Hola a todos, me llamo Lucía, tengo 23 años y soy
una chica con Síndrome de Down. Me gustaría contar la
historia de cómo la hípica contribuyó a mejorar mi calidad
de vida, no sólo porque me ha mantenido cercana al mundo de
los deportes, sino también por el continuo contacto con la
naturaleza y los animales, la responsabilidad que supone su
cuidado y en especial la gran cantidad de amigos y amigas
que he tenido la oportunidad de conocer, tanto compañeros de
hípica, como a los monitores y trabajadores de la Escuela de
Equitación, que tanto cariño me han demostrado siempre, y yo
siento cuando una persona me muestra cariño de verdad. Me
encanta cuando me dicen: que bien lo has hecho Lucía, eres
una campeona! Practico la equitación desde que tenía 9 años
y aún hoy continuo haciéndolo con la misma ilusión que el
primer día.
Recuerdo la expectación de vestir
por primera vez mi equipo: el pantalón ajustado, el polo, la
sudadera, los guantes, las botas y, cómo no, el casquette
que tanto me costaba abrochar, aunque siempre nos ayudaban
las monitoras. La fusta no era mi preferida, pues no me
parecía bien azotar a los caballos. Pero todo formaba parte
del encanto y no me habría perdido por nada del mundo.”
PADRES DE LUCÍA: “Me llamo Isabela
y mi marido Miguel y somos los padres de Lucía. No voy a
hablaros de nosotros, sino de ella, de sus logros, de sus
triunfos y de su esfuerzo continuo en superar las metas que
ella misma se propone y las que desde pequeña, como es
lógico, le hemos ido proponiendo nosotros y cuantos
profesionales y educadores han tenido el privilegio de
trabajar con ella. Una de esas metas ha sido y sigue siendo
montar a caballo.
Todo comenzó el día en que el
Instituto Ceutí de Deportes nos ofreció a los padres que
formábamos parte de la Asociación de Down Ceuta la
posibilidad de que nuestros hijos, al igual que los chicos
de otros Centros y Colegios, practicaran algún deporte,
contando con la colaboración de la Ciudad Autónoma de Ceuta,
a través de este Instituto. Nos dieron a elegir y, tras
deliberarlo entre todos los padres, nos decidimos por la
natación (hidroterapia) y la equitación (hipoterapia), ya
que nos pareció que eran dos actividades muy beneficiosas
para nuestros hijos en todos los sentidos.
A partir de ahí, nos pusieron en
contacto con Javier Pérez, actual Director del Centro de
Equitación de la Ciudad Autónoma de Ceuta, procedente de la
Escuela de Equitación de Jerez, donde ya había tenido
sobrada experiencia en la hipoterapia, y desde la que venía
cargado de ilusión con la idea de poner en práctica este
proyecto, novedoso en nuestra Ciudad, porque, si bien para
él y para todo su equipo, es un orgullo formar a cualquier
joven en el arte de la equitación, me consta y así lo han
expresado siempre, que la joya de la hípica son los chicos
de la hipoterapia.
Por aquel entonces contábamos con
un grupo de niños y niñas bastante homogéneo, entre ocho y
diez años (Lucía tenía 9 años), además del grupo de los más
pequeños. De tal modo que comenzaron a iniciarse en esta
actividad tan desconocida como atractiva para todos nosotros
y, sorprendentemente, desde el principio pudimos percibir
los beneficios que aportaban a nuestros hijos.
Entre otros, puedo recordar la
ilusión de vestir el equipo de equitación; el acercamiento a
unos animales tan grandes para ellos que todavía eran unos
niños; la camaradería entre ellos, siendo aún tan pequeños,
dándose ánimos unos a otros; la mejora de su forma física al
intentar mantener el equilibrio a lomos de su pony; y sobre
todo recuerdo como nota más valiosa el especial cuidado y
cariño que les dedicaban tanto los monitores como el resto
del personal que formaban la escuela de equitación.
Este trato siempre ha estado
presente a lo largo de todos estos años, como si de una
norma se tratara y para los que somos padres de unos hijos
tan especiales como son los nuestros, es un valor que para
nosotros no tiene precio. Y esto los chicos lo perciben y
refuerza su confianza en sí mismos al sentirse apoyados y
queridos, no sólo porque les aplaudan y alaben cuando
consiguen las directrices que les van marcando, sino también
porque les corrigen en sus errores con toda la naturalidad y
el cariño del mundo, que, dicho sea de paso, es una de las
claves básicas para el aprendizaje y el desarrollo emocional
de cualquier niño.
Los comienzos en la entonces
Hípica de Viña Acevedo, estuvieron cargados de expectación
por parte de todos, padres, alumnos y personal de la escuela
de equitación y muy pronto llegamos a conectar con todo lo
que conlleva este deporte.
Con cada exhibición de fin de
curso hemos ido viendo crecer a nuestros hijos tanto en edad
como ir creciendo como personas. Algunos ya no continúan en
la Hípica porque se marcharon de Ceuta o bien por otros
motivos. Otras generaciones de chicos y chicas han ido
llegando, todos con la misma curiosidad e ilusión con la que
empezamos. Prueba de todo esto es la extensa colección de
instantáneas que hemos ido recopilando.”
LUCÍA: “Todos en la hípica me
dicen que he ido mejorando mucho como amazona, desde los
primeros ponys hasta los caballos que monto ahora y aunque
comencé en el grupo de hipoterapia, ahora estoy en otro
grupo de mayores haciendo nuevos amigos y amigas. He ganado
muchas medallas, copas y trofeos. Troto muy bien, pero me
gustaría que a mi madre no le diera tanto miedo que galope y
me permitiera algún día saltar.”
PADRES DE LUCÍA: “Lucía es una
chica que no sólo ha practicado y sigue practicando la
natación y la equitación, estuvo asistiendo durante cuatro
años a danza clásica en la Academia de Rosa Founaud,
practica el tenis de mesa, ha participado destacadamente en
los Juegos del Estrecho en natación, dentro de su modalidad,
pertenece al grupo local de teatro “Conmedia Farsa”, con el
que ha tenido la oportunidad de participar en varias obras
de teatro y una colaboración con otra academia de danza en
una obra de ballet argumentada. Y por supuesto, sigue
estudiando y aprendiendo cada día tanto en sus clases en
nuestra Asociación Down Ceuta, como en diversos centros de
estudios, habiendo realizado un PCPI de Jardinería en el
Colegio de Educación Especial San Antonio y un curso de
Auxiliar de Comercio homologado por el Ministerio de
Educación.
Con todo ello quiero
significar que tanto para ella o los chicos que son como
ella, como para cualquier joven que está empezando a
formarse, es muy importante que nosotros los padres les
procuremos cuantos estudios y cuantas actividades podamos
proporcionarles y que se adapten a sus aptitudes. Y en el
caso concreto de la hípica, cabe preguntarse, además,
cuántas ciudades tienen la suerte y el privilegio de
disponer de una escuela de equitación como la que contamos
en la nuestra, actualmente Centro de Equitación de la Ciudad
Autónoma de Ceuta?”
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