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OPINIÓN - SÁBADO, 13 DE JUNIO DE 2015

 

OPINIÓN / SNIPER

Yihaterrorismo: que Allah bendiga Marruecos


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

La hipótesis que les planteo es desagradable, pero sobre el terreno los hechos son tozudos. Y no se trata solo de que Marruecos, nuestro vecino país del sur, sea después de Arabia Saudí y Túnez el tercer exportador de yihaterroristas alistados en las filas del tenebroso Estado Islámico (EI o DAESH en su acrónimo árabe), 1.193 jóvenes marroquíes en noviembre del año pasado según fuentes de la DGED (Dirección General de Estudios y Documentación), a los que habría que sumar unos 800 salidos del seno de la numerosa migración marroquí. Solo del del triángulo norte formado por Tánger-Alcazarquivir y Tetuán-Martil-Rincón-Castillejos, habrían salido al menos 1/4 parte de los yihadistas del país. Pese al notable y meritorio esfuerzo desplegado por Rabat en la lucha contra el terrorismo islamista, con palpables resultados (según la DGSN entre 2011 y 2013 se habrían desarticulado 18 células terroristas), la realidad es que éste goza de sólidas implantaciones particularmente en ciertas zonas del país, siendo las detenciones continuas y constantes.

Y ahí radicaría mi hipótesis de trabajo, avanzada ya con datos de campo entre 2001 y 2002 en mi habitual columna (Dar Rifien) escrita en otro medio de ésta ciudad. Lamentablemente no me he equivocado. ¿A qué me refiero? Pues a los esfuerzos constantes por parte del terrorismo islamista, en sus diferentes mutaciones organizativas, por asentarse en un territorio agreste a modo de santuario, desde el que lanzar letales ataques y pasar a la fase 2, ya en ciernes: asalto a puestos aislados de la Gendarmería Real, Policía o Ejército, así como a polvorines militares consiguiendo, además de publicidad, armamento. Es de manual. Y éste, chuia chuia (poco a poco), se va cumpliendo. Ya lo intentó en su momento el “Emir francés”, el oscuro converso Abu Abderrahman (Richard Robert), detenido en Tánger el 3 de junio de 2003 poco después de los extraños atentados del 16 de mayo en Casablanca, condenado a cadena perpetua y extraditado a Francia el 15 de mayo de 2012. ¿La zona escogida antes y ahora?: el Rif central y oriental, con el Mediterráneo al norte, el corredor de Taza (Fes-Mekinés-Taza-Ujda) al sur, la frontera argelina con la sierra de Beni Snassen al este (Ras Afoughal tiene 1532 metros de altura) y la villa de Ouazzan al oeste. Una zona si la conocen difícil de patear, boscosa en ciertas partes, con aduares aislados, salvajemente agreste y con buenas posibilidades operativas.

Por si fuera poco, la infiltración terrorista en las filas del Ejército (las FAR), incluso la fiel Gendarmería Real y por supuesto las Fuerzas Auxiliares, militarizadas pero dependientes del ministerio del Interior, sigue su curso. Si hace doce años ya apuntaba sobre la “iranización” de las fuerzas de seguridad, ésta pese a todas las precauciones tomadas seguiría su camino, lo que explica varias de las medidas tomadas: desde la supresión en septiembre de 2006 del servicio militar obligatorio de 12 meses para los jóvenes mayores de 20 años, curiosamente al poco tiempo del desmantelamiento de una célula terrorista formada por 5 militares, a la reciente instrucción del pasado mayo de los generales Bouchaib Arrroub (Ejército) y Hosni Bensliman (Gendarmería Real) prohibiendo a los militares y gendarmes el uso de redes sociales, como Facebook y Twitter por ejemplo.

Retomemos solo dos de las últimas detenciones: a mediados de mayo eran arrestados por la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BJIJ) en Casablanca y otras dos localidades, 11 personas vinculadas a la cobertura y reclutamiento del Estado Islámico. Lo preocupante es que el “emir” de la misma, en coordinación al menos con otro responsable terrorista extranjero y que se encontraba en Marruecos, estaban en fase avanzada de organizar células durmientes con la misión de planificar a corto plazo y ejecutar después diferentes atentados, montando en primer lugar un refugio operativo en zonas agrestes de difícil acceso. Igual modus operandi que la célula recientemente desarticulada hace días en Berkane, formada por al menos 7 activistas que habrían seguido las indicaciones de alguna de las “fatwas” (fétuas en español) lanzadas por el Estado Islámico (EI). Sus objetivos, además de atentar contra objetivos turísticos (hoteles y balnearios) de la región de La Oriental (el megacomplejo de Saidía uno de ellos), era establecer una base de operaciones en la región que antes les describía. De hecho ésta célula, según un comunicado oficial, habría recibido “entrenamientos paramilitares intensivos en una de las regiones montañosas cerca de Berkane”.

La gran pregunta sería ¿qué está llevando a estos jóvenes de un país con un Islam moderado a matar y a morir por una versión absolutamente fanatizada de ésta religión? No es la primera vez que esto ocurre en el seno de esta peculiar religión totalizadora y con ribetes autoritarios que se encontraría inmersa, lo escribía el otro día, en una inmensa “fitna” (división), una descarnada guerra civil a tres bandas (sunnies v shiítas y radicales salafistas y moderados, ambos sunníes) de estricta casuística endógena (si bien existirían aceleradores exógenos) similar, de algún modo, a las crueles guerras de religión entre católicos y protestantes que asolaron Europa entre 1524 y finales del siglo XVII. Lo advertía claramente en otoño de 2014 el valeroso rey Abdullah II de Jordania: “El Islam está preso en una guerra civil entre moderados y extremistas”.

En Marruecos y al día de hoy, el rey Mohamed VI sostiene con mano firme las riendas de la nación, aplicando una estudiada política de palo y zanahoria logrando que buena parte del salafismo radical haya ido entrando, al menos sobre el papel, en vereda. Pero corren vientos de fronda y los huevos de la serpiente del islamismo extremista, en las que anida el huevo del yihaterrorismo, se incuban por doquier esperando solo la temperatura adecuada para eclosionar. Cuestión de tiempo. El panorama es complicado, fluido e inquietante.

Que Allah bendiga Marruecos.

Haya salud. Visto.
 

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