Así definía un portavoz de la
AUGC, la asociación de la Guardia Civil con más afiliados,
un tema tabú y sinónimo de polémica dentro de la Benemérita:
los suicidios en la institución más valorada por los
españoles. Si bien la evolución es descendente, ya que en
los últimos 15 años hubo un suicidio cada 25 días, en los
últimos diez años un suicidio cada 28 días; y en los últimos
cinco años un suicidio al mes, los informes elaborados al
respecto concluyen con cifras alarmantes que evidencian que
algo falla.
Es cierto que el acceso a armas de
fuego es una de las causas de que en la Guardia Civil haya
tantos suicidios. También influye el carácter militar de la
Benemérita y las condiciones laborales. Se supone que los
trastornos mentales y los problemas personales deberían
influir menos, porque se presupone que un agente está más
preparado, pero no es así. En este sentido, la diferencia
con la población general es el acceso rápido y letal para
ejecutar el deseo de morir, una pistola. De hecho, más del
95% de los agentes que se quitan la vida lo hacen con un
arma de fuego.
Por ello, y a pesar de que
no hay que olvidar que el guardia civil es un ser humano, y
el suicidio es un fenómeno multicultural y multicausal, ya
que nunca hay una única causa, lo que está claro es que hay
que afrontar el problema.
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