Europa de los pueblos y los
ciudadanos o Europa de los mercados financieros...? ¿Una
Europa cohesionada, fuerte y saneada, con proyección
estratégica (es decir, con autonomía para defender si fuera
preciso, política y militarmente, sus propios intereses
fuera del Viejo Continente) o una Europa vasalla y plegada a
los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos...?
La realidad es que actualmente,
como advierte el profesor Julio Gil Pecharromán en su libro
sobre la “Historia de la Integración Europea”, junto a las
tensiones sociales y políticas generadas en algunos países
por la drástica disminución del gasto público en coberturas
sociales y pensiones (Grecia sería el paradigma) a cambio de
recibir de Bruselas un Fondo de Rescate, nos encontraríamos
ante “otros signos de agotamiento del vigente modelo de
integración”.
Y hoy precisamente, 12 de junio,
se cumple el treinta aniversario del Tratado de Adhesión de
España en 1985 a la entonces Comunidad Económica Europea
(ahora Unión Europea) de mano del Gobierno presidido por el
socialista Felipe González, firmada digamos de aquella
manera y con aquellas condiciones que llevaron al
desmantelamiento de buena parte de la infraestuctura
industrial del país, abocándolo a un papel auxiliar y de
servicios, con escasa relevancia en el núcleo fuerte del
poder europeo. De aquellos polvos vienen buena parte de
estos lodos y ahí, en nuestra peculiar adhesión, radicaría
buena parte de nuestra crisis económica estructural y la
forzada condena de miles y miles de nuestros jóvenes
titulados a la emigración.
En los últimos tiempos y en la
“Nueva Europa” formada por los últimos países incorporados
de la antigua Europa del Este, así como en la ingerencia
derivada de las presiones allende el Atlántico para forzar
su alineamiento con Ucrania y formar un peculiar cordón
político y militar en torno a la Federación Rusa, alienta un
peligroso foco de tensión que empuja a Moscú hacia la
inquietante China.
No se trata de renunciar al
tradicional aliado norteamericano, pero sí rebajar la
dependencia retomando por ejemplo la política seguida al
respecto en su momento por el general De Gaulle. Es un craso
error una política europea plegada a Washington ya desde la
guerra alegal contra Belgrado hasta el desastroso bombardeo
de Libia o el actual conflicto larvado de Ucrania, máxime
cuando sin la participación directa de Rusia no es posible
hoy día construir una Europa sólida, viable y con futuro.
Y en Ceuta, siempre ciudad
querida, de muestra tenemos un botón. ¿Saben ustedes de la
presencia de algún buque de guerra norteamericano, siquiera
en visita de cortesía, que haya atracado en nuestro
puerto...? Sin embargo la Armada rusa si que fondea
regularmente en las aguas de Ceuta, dejando sus buenos
rublos tanto en las arcas del Estado como en las del tejido
comercial de la ciudad, bien necesitado de liquidez.
Haya salud. Visto.
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