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OPINIÓN - JUEVES, 11 DE JUNIO DE 2015

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Comida de despedida
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

A todos nos va tocando poner fin a aquello que te habías acostumbrado, aunque sólo fuera por los muchos años que le has dedicado a tu profesión.

Y ahora, en una época en la que, especialmente, en ciertas actividades, también en la docencia, el día a día va quemando un poco más, yo siento que las leyes, las que tenemos, no nos dejen, a partir de una edad, poder seguir con tu actividad, si estás de buen grado en ella y, todavía, tus facultades físicas y mentales te permiten cumplir con tu sagrada obligación.

Con todo, las leyes están ahí para cumplirlas, aunque alguna no nos guste y con la comida que ayer nos ofrecieron mis compañeros, a mí y a otros colegas que, como yo, nos tenemos que marchar, estamos mirando hacia otra dirección muy distinta a la que hemos venido siguiendo.

Aceptarlo, de buen grado, a mí me cuesta trabajo aceptarlo y no me avergüenza decirlo públicamente, me avergonzaría lo contrario y si es que no lo acepto de buen grado es porque, desde que era un chiquillo, con 15 o 16 años ya sabía a donde quería ir, fui a esa profesión, creo que cumplí con dignidad, y tener que irte, cuando puedes seguir rindiendo no parece lo más potable.

Y no voy a criticar a quienes puedan pensar de otra manera, pero una cosa es que te cierres tú el paso, sin más, y otra, muy distinta, que estando en condiciones de rendir se te mande a pasear. A eso, al menos a mí, me están mandando las leyes de hoy.

Pero como dice un refrán muy de mi tierra, “al mal tiempo buena cara” y es lo que gustosamente yo quería ayer, como otros varios compañeros míos, por la atención que la mayor parte de compañeros han tenido para con nosotros, fuera del propio instituto, con lo que yo, al menos, se lo agradeceré toda mi vida.

Una agradable comida, en uno de los restaurantes buenos de verdad, de Ceuta, unas horas de auténtica amistad y el recuerdo de muchos años, de muchas horas de “tiza” que han ido quedando atrás, desde que allá, por los finales de la década de los 60, del pasado siglo, comenzamos una andadura que nunca nos resultó extraña, complicada o no llevadera. Una andadura muy agradable, incluso ahora, en una época como la actual, cuando tantas asociaciones y cargos muy especiales, son capaces de descubrir un nuevo sistema de Pitágoras, unas nuevas interpretaciones del Ácido Ribonucleico o una difícil adecuación del Ablativo Absoluto en los teléfonos móviles.

En todos estos años, muchos ya son los que hemos pasado en un aula, lo mejor que tuve siempre fue cada curso de alumnos que pasaron por mi cátedra, por haber elegido mi materia docente, Griego y Latín Clásicos, no estaban al alcance de cualquiera cosa que hizo que, por respeto a las materias, por inaccesibilidad en muchas ocasiones, nunca me encontré con grandes dificultades o series ininterrumpidas de protestas que tanto se llevan hoy, desde una serie de ángulos de la sociedad que estamos viviendo.

Los alumnos, todos ellos, dejaron algo que te ha podido servir para el futuro. Los casos raros, esos casos patológicos que, de vez en cuando aparecen, no tuvieron cabida en mis materias docentes, ni aquí, ni en Badajoz, ni tampoco en Palencia. En este terreno sí tuve suerte, como he tenido suerte de poder compartir distendidamente con una gran parte de compañeros en el IES “Siete Colinas”, a pesar de que, como no podía ser de otra forma, cada uno tengamos una forma diferente de pensar. Por todo esto, gracias de verdad a mis colegas de tantos años aquí y en los demás centros donde estuve y gracias muy especiales a tantos alumnos como tuve la suerte de poder formar en algo. La comida de ayer para mí es sinónimo de aquella frase latina “finis coronat opus”. Que así sea.
 

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