Pocas veces sucede, pero la Santa Iglesia Catedral de
Nuestra Señora de la Asunción se quedó ayer pequeña para que
Ceuta le diera su último adios al que durante los últimos
cuatro años fuera su delegado del Gobierno, Francisco
Antonio González Pérez.
Su viuda, Adela, acompañada de sus hijos así como de varios
miembros más de la familia no podía terminar de ocultar su
dolor y sufrimiento tras sus oscuras gafas.
Las máximas autoridades civiles, militares y religiosas,
entre las que se encontraba el delegado del Gobierno en
Melilla, Abdelmalik El Barkani, así como cientos de ceutíes,
no quisieron dejar pasar la ocasión de acercarse hasta la
Seo Septense para mostrar sus condolencias a la familia y
dar su último adios a González Pérez, cuyas cenizas
estuvieron presentes durante toda la ceremonia, la cual fue
concelebrada por el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta,
monseñor Rafael Zornoza Boy, junto a gran parte de los
sacerdotes de la ciudad.
A las 20.00 horas, las campanas anunciaban duelo y el
comienzo de este emotivo acto religioso, donde el coro del
Santuario de Nuestra Señora de África fue el encargado de
entonar las pertinentes canciones litúrgicas.
Tras las lecturas, monseñor Zornoza emplazó a todos los
presentes a dejarse llevar por la sabiduría del Señor, en un
momento tan difícil y doloroso como la pérdida de un ser
querido y en el que la mirada se vuelve opaca.
Zornoza Boy insistió en la suerte de poder confiar en Dios y
su Palabra, “que nos alcanza en lo más profundo de nuestra
vida y nos da razón de nuestra existencia”, e hizo
referencia a un libro que recientemente ha caido en sus
manos y que bajo el título ‘Nacemos para no morir nunca’
cuenta la historia de una mujer joven casada, y que padeció
un cáncer que le costó la vida pero que rehusó a medicarse
al encontrarse embarazada y no querer que su tratamiento
pudiera afectar al hijo que finalmente nació, antes de que
ella falleciera.
A través de esta historia y del título de la misma, Zornoza
Boy resaltaba a los presentes que “Dios nos ha dado la vida
para siempre”.
A medidas que el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta
avanzaba en su sermón, las lágrimas hacían acto de
presencia, ya no sólo en los rostros de los familiares del
desaparecido delegado del Gobierno, sino también en muchos
de los presentes en la Seo Septense, amigos y allegados que
acompañaban a la viuda de González Pérez y sus hijos en el
dolor con el objetivo de hacer más llevadera tan trágica
pérdida.
Por espacio de una hora, aproximadamente, se celebró esta
misa con la que Ceuta quiso despedir a su delegado del
Gobierno, pero antes de finalizar, un miembro de la familia
de González Pérez subió hasta el altar mayor, para desde
allí leer una carta que decía:
En nombre de mi familia: La amistad
¿Qué es un amigo? Es una personas con la que te atreves a
ser tu mismo, alguien que te conoce como eres, entiende
donde has estado, acepta en lo que te has convertido, puedes
desnudar tu alma delante de él y te pide que no te pongas
nada encima, sólo que seas como eres, ni mejor ni peor.
Cuando estás con él no necesitas mantener la guardia, puedes
decir lo que piensas y opinas con tal que seas genuínamente.
Él entiende las contradicciones de tu naturaleza que llevan
a otros a juzgarte. Con él respira alegremente y a pesar de
todo te invita suavemente a crecer. Ha sido un verdadero
placer ser amigo tuyo. Estarás siempre con nosotros. Gracias
Paco, descansa en paz.
Finalmente, y tras concluir la celebración religiosa, el
obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, se despedía de las
autoridades presentes y se acercaba a la viuda de González
Pérez para mostrar sus condolencias.
Posteriormente, uno tras otro, siendo el primero el delegado
del Gobierno de Melilla, fueron ofreciendo su consuelo y
palabras ánimo a la familia de Francisco Antonio González
Pérez, cuyas cenizas descansarán en el columbario existente
en el Santuario de Nuestra Señora de África.
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